El paso por el Senado del proyecto de reajuste del salario mínimo se semejó a un diálogo de sordos y terminó de la manera más inhóspita para el Gobierno: se aprobó el aumento del guarismo, pero se rechazó la plurianualidad planteada por la autoridad.
Así, "a contar del 1 de agosto 2018 elévase a $286.000 el ingreso mínimo mensual para los trabajadores mayores de 18 años de edad y hasta de 65 años de edad. Y desde el 1 de marzo 2019, se eleva a $300.000".
Con esto, en marzo de 2020 correspondería la próxima negociación de este estipendio, y en definitiva el salario se estaría confirmando por 18 meses, plurianualidad igual, pero no la que quería el gobierno. Y ello se notó en la salida (por un costado, no por la puerta principal) de la sala del Senado, del ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Habló escuetamente con la prensa y se despidió raudo: "nosotros creemos que el acuerdo con la Cámara era un muy buen proyecto, así que vamos a intentar ver hasta donde podemos llegar".
Cabe recordar que con los diputados radicales, más algunos DC e independientes el ministro había acordado una fórmula de reajuste hasta marzo de 2021, que significaba que el 1 de marzo 2020, el monto subiría 2% más inflación pasada si las proyecciones de crecimiento fluctuaban entre 2 y 4%; o 1,5% si esas estimaciones estaban bajo 2%.
Los caminos posibles
Probablemente hoy la Cámara de Diputados deberá votar los cambios realizados por el Senado. Se entiende que el guarismo hasta marzo de 2020 fue ratificado por ambos estamentos, por ende no entraría en la discusión; y la votación sólo deberá referirse a la última parte que fue rechazada, es decir el reajuste desde marzo de 2020 con los parámetros establecidos.
Si los diputados rechazan las modificaciones -lo cual interesa al Gobierno- esa parte se iría a una Comisión Mixta que ya se constituiría en septiembre, por lo cual el reajuste del sueldo mínimo en $10.000 no procederá para este mes.
Si la Cámara aprueba los cambios el proyecto queda listo para ser ley. No obstante dependerá del Ejecutivo si lo promulga como tal y hay reajuste en agosto, o decide interceder con un veto -que es lo que han deslizado las autoridades- con el objeto de insistir en la negociación hasta 2021.
Elecciones fue el factor
Desde el lunes que los senadores de la oposición estuvieron en conversaciones con el ministro Larraín sin llegar a puerto. Estos le propusieron ampliar la negociación hasta junio de 2020, y el gobierno planteó que fuera hasta diciembre del mismo año.
Si bien pareciera ilógico no llegar a un pacto por unos meses más o menos, lo cierto es que entre medio, precisamente en octubre se debe realizar las elecciones municipales y de gobernadores (por primera vez).
Y así lo hizo ver el ministro de Trabajo, Nicolás Monckeberg, a la Comisión: "en período electoral siempre los reajustes tienden a ser más altos de lo razonable, y cuando eso ocurre no es indiferente, menos si viene precedido de otros altísimos. Creemos que es fundamental que la próxima negociación se produzca después de la elección porque queremos que sea lo menos influida a favor o en contra de ambas posiciones".