Un seguro obligatorio y público que otorgue un piso de seguridad a la pensión contributiva de cada afiliado. Ese fue el mecanismo que ideó el investigador de Clapes UC, Salvador Valdés, el cual busca enfrentar dos riesgos: una caída severa en la rentabilidad acumulada de los fondos de pensiones entre los 50 y 65 años de edad, y un aumento severo en el precio de conversión del saldo en una renta vitalicia, en igual lapso.

La propuesta plantea que cuando una persona cumple 65 años, se evalúe cuál fue el "daño" que sufrió su pensión en los últimos quince años. ¿Cómo se calcula? Desde que un afiliado cumple 50 años, y hasta los 65, se proyecta año a año cuál sería la pensión que obtendría la persona según las condiciones financieras de ese momento.

Al cumplir 65, el seguro propuesto recalcularía las 15 proyecciones y sacaría un promedio. Si la pensión sufre un daño mayor que el deducible, se considera como severa y este seguro inicia el pago mensual de un complemento a la pensión contributiva. "Si bien la cuantía del deducible debe ser estudiada con más detalle, diría que sería un 8% a 12% del promedio de las proyecciones", detalla Valdés.

Esta propuesta no es para el 4% de cotización adicional que propone la reforma previsional, ni para el 10% vigente, sino que para el saldo total. ¿Hay que pagar comisión, o hacer una mayor cotización? No. La idea que propone Valdés es que, al cumplir 50 años, un cierto porcentaje de las cuotas que tiene cada afiliado en la cuenta obligatoria se transforme en derechos individuales en este seguro.

Un afiliado que no sufre daño severo en su fondo, pero que tampoco obtiene grandes ganancias, logra la devolución de estas cuotas al pensionarse, cuyo precio incluirá la rentabilidad ganada. Si los eventos financieros entregan una gran mejora no proyectada, el afiliado sólo recibe parte de las cuotas que aportó para tener derecho al seguro.

Por ahora, la propuesta es conceptual porque no tiene cuantificaciones de la probabilidad de choques de distinta intensidad.