Probablemente , el Santiago del 2050 no incluirá autos voladores y viajes intergalácticos, pero sí considerará cambios sustanciales respecto a cómo hoy se entiende esta ciudad y la manera en la que las personas se relacionan con el espacio público. Entonces, ¿cómo será esta urbe en la mitad del siglo XXI?
La modificación de la composición de la población, aumento de la infraestructura urbana y una marcada disminución de las zonas rurales, además del avance de la tasa de desertificación y sus consecuencias en las áreas verdes, son algunos de los principales fenómenos que se evidenciarán al 2050.
De acuerdo con los resultados del Censo 2002, la tasa de crecimiento poblacional del país -que en ese entonces alcanzaba los 15 millones- se encontraba en 1,2% anual, pero en la actualidad esta tendencia ha cambiado.
El indicador retrocedió en la medición de 2017 a 1,06%, lo que equivale a unos 17,5 millones de habitantes. Es decir, el actual escenario es conservador.
A pesar de este fenómeno, se espera que la población del país aumente dentro de las próximas tres décadas. Según un reporte de la ONU, en 2050 Chile tendrá alrededor de 21 millones de habitantes. Entre estos, el 93% vivirá en zonas urbanas y sólo el 7% lo hará en áreas rurales.
"Santiago se va a convertir en una megametrópolis, la que estará integrada con Valparaíso y Rancagua. Eso se traducirá en desafíos en materia de movilidad y planificación", explica Dante Contreras, director del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y académico de la Universidad de Chile.
Este no es el único fenómeno que se está desarrollando en la población y que podría impactar en el futuro de la ciudad, pues también se está produciendo un envejecimiento acelerado.
Por ejemplo, si a principios de los 90 los menores de 14 años representaban a cerca del 30% del total de los habitantes del país, hoy estos equivalen a sólo el 20,1%. En tanto, los mayores pasaron de 6,6% hace casi dos décadas a 11,4% en 2017.
De continuar esta tendencia, proyecciones de la encuesta Casen indican que en 2050 la población de 60 años o más será superior a aquella que se encuentra en el rango de entre 0 y 14 años.
Hoy, en Chile hay poco más de dos millones de adultos mayores, de los cuales alrededor de 1,5 millones son mujeres y 1,2 millones corresponde al género masculino. Pero eso no es todo, pues la inmigración también avanzará significativamente.
Según una investigación de la Universidad de Chile, para el 2040 estos representarán el 12% de los habitantes del país, el doble del porcentaje actual.
"Esto generará un gran número de nuevas demandas al sector público. Por ejemplo, en términos de infraestructura y servicios pensados para los adultos mayores.
Probablemente, también tendremos una esperanza de vida mucho más alta, por lo que también los veremos realizando actividades laborales en edades más avanzadas", asegura Contreras.
La desertificación acelerada de la que está siendo objeto la Región Metropolitana y otras zonas del país, es otro de los desafíos que deberá enfrentar la ciudad.
De acuerdo con datos recopilados por la Unidad de Diagnóstico Parlamentario, tal fenómeno estaría afectando una superficie cercana a 47,3 millones de hectáreas, lo que equivale al 62,3% del territorio del país.
Para hacerse una idea, de acuerdo con un informe de la Cepal y la Unión Europea, Tiltil, Colina, San José de Maipo y San Pedro, son las comunas de la Región Metropolitana con la mayor superficie erosionada, indicador que varía entre el 50% y 75% de sus respectivas áreas.
Del mismo modo, un estudio de Conaf proyectó que Santiago tendrá un clima similar al de La Serena en 2050. Es importante destacar que esta urbe poseía una flora y fauna semejante a la de la Región Metropolitana hace poco más de un siglo, con lluvias de 170 mm al año.