La tercera filtración de datos confidenciales de tarjetas de crédito de clientes bancarios y no bancarios concretó ayer el grupo de cibercriminales autodenominado ShadowBrokers.
Con este telón de fondo, ayer la Superintendencia de Bancos (SBIF) informó que tras analizar la información y contactarse con las entidades financieras, identificaron un total de 924 datos de tarjetas de crédito afectadas. De éstas, 210 plásticos estaban activos, los que fueron bloqueadas por los bancos. Además, del total de tarjetas, 825 corresponden a emisores chilenos y el resto a emisores extranjeros.
Los datos de 924 tarjetas que se filtraron, se compara con la base de datos de 14.000 tarjetas que se filtró el 24 de julio, y con la base de datos de 55.106 tarjetas del 28 de julio, de las cuales sólo 513 resultaron ser chilenas.
Así, el superintendente de Bancos, Mario Farren, comunicó que están requiriendo información a las instituciones para que "informen cuáles son las políticas que tienen para el manejo de fraude, para poder entender a qué están sujetos los usuarios y tenedores de tarjeta en cada caso". Lo anterior, "sin perjuicio de que en la actualidad se encuentra en tramitación una ley en el Congreso que limita las responsabilidades de los usuarios de tarjetas en casos de fraude".
Con todo, Farren señaló que "la filtración no se ha producido desde instituciones supervisadas por la SBIF...lo más probable, es que se haya producido en un comercio". Además, aclaró que hasta la tarde de ayer no se habían producido fraudes.
Por su parte, desde la Asociación de Bancos señalaron que "una vez más se trata de una filtración que no proviene de la banca. Lo anterior, pues ni los bancos ni las sociedades de apoyo al giro bancario que procesan transacciones almacenan el CVV, ubicado al dorso de la tarjeta".
En esa línea, la ABIF comunicó que los antecedentes de esta nueva filtración de información serán entregados a la Fiscalía, en el marco de la denuncia ya presentada el 30 de julio pasado contra quienes resulten responsables.