Una trayectoria económica más brillante que la generada por otras recesiones es lo que proyecta Schroders, gestora de activos británica con presencia en más de 30 países del mundo, para la recuperación de las economías del mundo que hoy están fuertemente afectadas por los impactos de la crisis sanitaria generada por el Covid-19.

Para los expertos, la pandemia por coronavirus no dejará una huella tan profunda en el mundo como sí ha ocurrido con crisis anteriores, como la Gran Depresión o la gran crisis financiera del 2008. “Aunque todavía existen considerables incertidumbres sobre la trayectoria de la pandemia y el despliegue mundial de vacunas, estos factores apuntan más hacia una trayectoria más brillante para la economía mundial que la experimentada después de recesiones anteriores”, señala Keith Wade, economista jefe y responsable de estrategia de Schroders en un reciente documento donde se pregunta si el Covid 19 dejará una cicatriz en la economía mundial.

La británica parte su análisis desde la premisa que se espera que la economía mundial se fortalezca significativamente a finales de este año a medida que se levanten los bloqueos y las restricciones. “Es probable que el distanciamiento social y el uso de máscaras persistan, pero la reapertura del sector de servicios debería traer el crecimiento más rápido del PIB en una generación”, indica el documento.

Pero ellos van más allá y se preguntan “¿cuál será el efecto a largo plazo de la pandemia en la actividad económica? ¿Dejará una huella duradera en la economía que afectará nuestra tasa de crecimiento en los próximos años? ¿O se ignorarán rápidamente los efectos de la pandemia, lo que permitirá una tasa de crecimiento más rápida y sostenible? ¿Una versión del siglo XXI de los locos años veinte?”.

Para Schroders la recesión actual es en gran medida un impacto exógeno, ya que la pandemia de Covid-19 detuvo la economía mundial. “En este sentido, es similar a una guerra, donde la actividad económica diaria se detiene y toda la atención se centra en la batalla más apremiante por la supervivencia de la amenaza externa. Una vez que termine la “guerra”, la economía debería normalizarse rápidamente a medida que se levante la amenaza”, señala.

Por el contrario, indica que la recesión de 2008 y 2009, llamada Crisis Financiera Global (GFC), fue endógena, pues se originó en el sistema financiero como consecuencia de un sector bancario sobreapalancado. “La recuperación de estas recesiones lleva más tiempo, ya que el sistema económico debe recuperarse antes de poder reanudar el crecimiento. La recuperación fue débil después de la GFC, porque los bancos y los hogares tuvieron que fortalecer sus balances a raíz del colapso de los mercados hipotecarios y de vivienda de alto riesgo”, dice.

Añade que el gasto privado se vio limitado por el desapalancamiento, dado que estos sectores redujeron sus niveles de apalancamiento. Los gobiernos también optaron por reparar sus finanzas a través de una serie de programas de austeridad para reducir el endeudamiento, dice. “El resultado fue una recuperación lenta y frágil con la actividad económica que no regresó a los niveles anteriores a la recesión del cuarto trimestre de 2007 hasta 2011 en los EE.UU. Y la eurozona, y 2012 en el Reino Unido. Dentro de la eurozona, Italia nunca ha vuelto a su nivel de actividad anterior a la GFC”, señala el documento.

Por eso, estiman que, desde esta perspectiva, las probabilidades apuntan a una mejor recuperación que hace una década. “En nuestras previsiones actuales, vemos que la actividad volverá a niveles prepandémicos en el segundo trimestre de este año en EE.UU. Y el cuarto trimestre del próximo año en el Reino Unido; períodos de 1 y 2 años respectivamente”, proyecta. Agrega que la recesión más corta debería significar menos efectos a largo plazo en los que los trabajadores pierden habilidades y quedan permanentemente desempleados, “lo que los economistas conocen como “histéresis”, indica.

A modo de conclusión, explica las lecciones aprendidas de la GFC significan que “no estamos experimentando una crisis de liquidez o crédito sistémica y las autoridades reconocen la necesidad de mantener el apoyo de la política fiscal y monetaria. Como resultado, la recuperación debería ser más rápida, limitando el impacto final en el crecimiento de la tendencia”.