Antes del 20 de agosto. Esa es la meta que se ha impuesto Scotiabank para obtener la aprobación de la Superintendencia de Bancos (SBIF) para fusionarse con BBVA, pues sólo en caso de que consiga tener el visto bueno del regulador antes de dicha fecha, la entidad podrá concretar la fusión en el plazo que se autoimpuso, es decir, apenas inicie septiembre.
La razón es simple: El banco necesita tiempo para poder distribuir los dividendos acordados en la última junta de accionistas de Scotiabank y BBVA, instancia que también entregará dividendos a la familia Said, los cuales serán usados para lograr la participación de 24,2% que definieron alcanzarían en el banco fusionado.
Según el acuerdo de fusión aprobado por ambas entidades accionistas, dichos recursos, con cargo a utilidades retenidas, deben ser pagados antes de la fecha efectiva de la fusión. Por ello, recién después de que se distribuyan, podrán realizar la fusión legal y comenzar a funcionar con un solo RUT, lo que se llama el Legal Day One.
Sumando y restando, el plazo máximo para tener la autorización sería en la primera veintena de este mes, ya que quedarían un par de semanas para que puedan concretar este proceso. Ello considerando, además, que dos bancos no pueden fusionarse en cualquier fecha, sino más bien, el primer día que inicia un mes. Así, septiembre se posiciona como el mes idóneo, ya que tiene varios días feriados gracias a las fiestas patrias, según comentó en marzo de este año el mismo gerente general de Scotiabank, Francisco Sardón.
Con este telón de fondo, la semana pasada el banco de capitales canadienses se reunió con la SBIF y solicitó la última autorización que necesita para poder llegar al Legal Day One.
Los plazos que se ha puesto Scotiabank para concretar la fusión son ambiciosos. De hecho, fuentes cercanas a la entidad señalan que el timonel de Scotiabank Chile planteó que una de sus metas es hacer la fusión más rápida que se ha visto en la industria local: en caso de concretarse en septiembre, serían nueve meses.
Pero esa no es la única meta que Sardón ha comunicado al banco, también hay otros dos objetivos a cumplir: no tener attrition, es decir, cero pérdida de clientes, y no perder talentos, aunque tienen claro que tendrán que dejar ir a algunos ejecutivos donde existen cargos duplicados.
Pese a que el mandato es no perder clientes, el evaluador independiente de Scotiabank, Tribeca Advisors, proyectó en un informe que la fusión generará una pérdida inicial de clientes equivalente a 5,2% del portafolio total agrupado. Este riesgo de fuga de clientes existe, dice Tribeca, aunque destaca que "se están preparando una serie de iniciativas para fortalecer la gestión comercial, retener y potenciar el portafolio de clientes, en línea con el mandato corporativo (de Scotiabank) de cero pérdida de clientes".
Por otro lado, según el timing que maneja el banco, en septiembre de 2019 ya tendría la integración definitiva de los sistemas operativos de ambas instituciones.