Durante esta jornada se conocería la primera de las bajas que el Ministerio de Hacienda adelantó para el precio de los combustibles.
Este alivio se da en medio del debate sobre posibles cambios al impuesto de las gasolinas (6 UTM/m3) y el diésel (1,5 UTM/m3) o la posible intervención del mecanismo que suaviza los precios (Mepco), que ha sido sazonado por un fuerte rechazo del gremio transportista, cuestionamientos técnicos de expertos y dudas de parlamentarios.
Y aunque fuentes del Ejecutivo enfatizan a PULSO "que se evaluarán todas las alternativas", ciertamente no da lo mismo cuál camino tomar, dada la recaudación que recibe el Fisco por este concepto, estimada en US$2.600 millones para 2019 y la estrechez de las arcas del Estado.
En ese contexto, un estudio de Scotia Economics de Scotiabank, elaborado por los economistas Jorge Selaive, Waldo Riveras y Benjamín Sierra, evalúa las opciones y las potenciales medidas, dados los costos.
Impuestos versus Mepco
La primera de las alternativas evaluada apunta a la opción más mencionada en los últimos días: la reducción del impuesto a las gasolinas, compensando la recaudación con un aumento del tributo al diésel.
Al respecto, el estudio señala que el gravamen de las gasolinas alcanza a cerca de $270 por litro (sin IVA). Si en 2017 recaudó efectivamente cerca de US$2.000 millones, de reducirse el impuesto en 1 UTM/m3 (cerca de $45 por litro), el costo fiscal sería de aproximadamente US$320 millones, sin considerar el efecto del IVA y con un impacto inflacionario en torno a 0,16 puntos porcentuales (pp).
Esto representaría entre 0,1 y 0,5 pp del PIB del ingreso fiscal total, con una reducción permanente de los ingresos fiscales, haciendo necesario compensar con un alza de similar magnitud del impuesto al diésel.
¿Cuál es la dificultad?
En primer lugar, sus efectos asimétricos, dado que el transporte de carga puede descontar hasta un 80% del impuesto específico, mientras que el transporte de pasajeros -que también usa diésel- no tiene acceso a ese beneficio.
Una opción adicional sería una rebaja transitoria del impuesto a las gasolinas, como ya se hizo en 2009. Sin embargo, cualquier cambio impositivo, sea transitorio o permanente, sólo puede hacerse vía legal lo que implica debate en el Congreso y sus respectivos tiempos de tramitación, por lo que sus efectos no son visibles en el corto plazo y tampoco reduce la volatilidad de los precios internos.
"El riesgo de que los cambios transitorios lleguen a ser permanentes en materia impositiva son altos, e igualmente llevaría a cierto escrutinio por parte de las clasificadoras de riesgo que han mostrado preocupación por el proceso de consolidación fiscal y déficit efectivo", advierte el estudio.
Una segunda alternativa apunta a, mediante el Mepco, adelantar las caídas proyectadas para las próximas semanas, con la ventaja -asegura el documento- que no modifica el nivel de precios esperado y es de fácil implementación.
¿Cómo?
Modificando los parámetros de manera que la banda se reduzca lo suficiente para que la gasolina de 95 octanos retroceda en cerca de $30 por litro la próxima semana (con un impacto inflacionario en octubre de 0,1pp) y de $10 adicionales la siguiente.
Pero tampoco es una medida gratis. Scotiabank advierte que, si bien no implica un desembolso fiscal, significa cobrar menos impuestos, con un impacto fiscal cercano a los US$20 millones.
Además, tiene el riesgo de que si el Mepco deja de ser un mecanismo neutral, la ley que lo creó estipula que si acumula un gasto de US$600 millones desde que inició su operación (agosto de 2014) "debe dejar de operar, dejando a los combustibles sin cobertura ante nuevos shock de precios", advierte el documento.
Una última opción es usar el Mepco, pero incluyendo subsidios adicionales, una medida más agresiva, pero con un efecto potencialmente más agresivo, ya que "el costo de largo plazo puede ser muy significativo en la medida que la autoridad se vea obligada a mantener un nivel de precios artificialmente bajo en el futuro, ante condiciones externas que se vuelvan aún más desafiantes", afirma el documento.
El informe detalla que una medida así podría hacer caer los precios de las gasolinas en cerca de $50 por litro (hasta $75 por litro para gasolina de 93 octanos), con un impacto inflacionario de 0,18pp en octubre, y de cerca de $25 adicionales en las semanas siguientes.
El impacto fiscal de esa medida, según el documento, sería cercano a US$50 millones, aunque sigue siendo una medida de carácter transitorio.
La conclusión del estudio señala que "consideramos que la mejor opción -y consecuentemente la más probable a ser utilizada por el gobierno- para cumplir el objetivo de reducir el precio de los combustibles es adelantar las bajar proyectadas para las próximas semanas". Esto, sostienen por "el acotado costo fiscal y su fácil implementación dentro del marco regulatorio actual".