Hoy en día se habla de la presencia o ausencia de las mujeres en los seminarios, en el mundo laboral, en los directorios, sin embargo hay un ámbito que nunca se menciona y que las mujeres dominan preferentemente: lo doméstico.
¿Por qué no se menciona? Posiblemente porque no existe un precio asociado a esta actividad, y por ello Comunidad Mujer abordó este punto en el estudio "¿Cuánto aportamos al PIB? Primer Estudio Nacional de Valoración Económica del Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado en Chile".
La conclusión es sorprendente. Al otorgar un precio, el Valor Económico al Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado (VTDCNR) alcanzó los $44.492 mil millones en 2015, que si se suman a los $159.553 mil millones que alcanzó el PIB (Producto Interno Bruto) ese año, daría un PIB ampliado de $204.045 mil millones, es decir un 28% más que el corriente. Y en términos de proporción del PIB ampliado, el VTDCNR aportaría con el 21,8% del total, mucho más que cualquier otro rubro económico, seguido por servicios financieros y empresariales con un 11,8%.
"Estimar la magnitud del trabajo doméstico, su importancia y valor económico, es el primer paso para dimensionar y localizar la llamada "pobreza de tiempo". Para las mujeres, que son las que más tiempo dedican al TDCNR, es fundamental esta visibilización y reconocimiento, porque de otro modo, pasa desapercibido el tremendo aporte que realizan al desarrollo de los países" explica Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de ComunidadMujer.
Hace varios años que los países desarrollados realizan esta medición, cuyo principal insumo es la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, que Chile realizó en 2016 siendo uno de los más rezagados en la región. Lo curioso, comentan en la fundación, es que en otras latitudes los ministerios de la Mujer se apresuran en aplicarla para valorar el trabajo doméstico y en nuestro país no sucedió igual. "Inexplicablemente, hacia fines de 2018 nadie se había hecho cargo de este ejercicio, por lo que, con apoyo de Juntas en Acción, plataforma de organizaciones sociales apoyada por la Unión Europea, decidimos hacerlo nosotras", recuerda Sepúlveda.
Revisaron las metodologías existentes y se decidieron por el costo de reemplazo especializado, que consiste en trasladar el valor de mercado que tienen las distintas actividades como lavar, planchar, jardinear, por las horas que se dedican al hogar sin remuneración. "Escogimos esta metodología porque es la más usada ampliamente en el mundo y la que concita más acuerdos", consigna Paula Poblete, directora de Estudios de ComunidadMujer.
Dentro del VTDCNR la mayor proporción, es decir un 67%, corresponde al trabajo doméstico en el propio hogar que las mujeres ejecutan en mayor proporción: el 75% del cuidado de niños menores a 4 años; el 59,3% del abastecimiento del hogar y el 73,8% de la preparación y servicio de comida.
"Este trabajo no está asociado a ningún prestigio, no tiene reconocimiento y no cuenta con ningún dispositivo de seguridad social. Prácticamente ni se agradece, pues se ha naturalizado como un deber y parte de la identidad de las mujeres. Sin embargo, es fundamental. ¿Cómo podría sostenerse el sistema social si no hubiera quienes cuidaran de los niños que van naciendo?¿Cómo podría seguir funcionando el sistema económico si no hubiera mano de obra descansada, alimentada y vestida, dispuesta a trabajar cada día? El día no comienza ni finaliza con la jornada laboral. Si fueran los hombres quienes realizaran estas labores, seguramente ya se habría creado una categoría premio Nobel para reconocerlo", reflexiona la directora de estudios.
Visibilizar este trabajo no es trivial, explican, porque al otorgarle un valor monetario no sólo se le otorga importancia a esta actividad silenciosa, sino que también permite situar esta categoría en el ámbito de las políticas públicas, especialmente hoy, cuando la discusión gira en torno a las pensiones y a una nueva Constitución.