Hoy llegará a Chile para participar en el seminario anual de Moneda Asset que se realizará el martes 23 de agosto y en que se analizará el escenario actual y el devenir de la economía chilena tras el plebiscito del 4 de septiembre. Sebastián Edwards, economista y académico de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), va por el Rechazo, plantea una fórmula para realizar una nueva Constitución y señala que lo peor para la economía es que la opción Apruebo gane por un voto.
Antes que estuviera listo el texto definitivo planteó que votaría Rechazo, ¿por qué se adelantó a esa decisión?
Me parecía que por más que armonizaran el texto, iba a mantener ciertas características que efectivamente mantuvo y que me parecen que generaban un mal resultado, porque no convocaría a una mayoría. Era evidente que una vez que estuvo el primer borrador, el texto final no iba a concitar una inmensa mayoría que es fundamental para lograr este pacto social.
Cuando comenzó este proceso se mostró a favor, ¿qué lo hizo cambiar en el camino?
Yo escribí a favor del Apruebo, hice campaña por Patricio Fernández, que es uno de los articuladores del Apruebo, pero no voté porque no estaba en Chile. Pero sí estuve por el Apruebo. Ahora, ¿qué fue lo que pasó en el camino? La Constituyente, por la manera en que fue elegida, estuvo dominada por una serie de activistas de nicho que tenían objetivos muy específicos y parciales que fueron haciendo una transacción. Por ejemplo, yo te apoyo en medioambiente, y tú me apoyas en temas de la matriz productiva y otro en el sistema político. Es decir, mucha relación de activistas de nicho que, al combinarse, produce una Constitución maximalista. La derecha, en su habitual actitud suicida, se encargó para no conseguir un tercio de la Convención. Mi metáfora es que se fueron a Zapallar en vez de ir a las urnas. Esta no es la primera vez y lo más probable es que no sea la última.
¿Dónde ve los mayores problemas del texto propuesto?
Eso se ha repetido mucho y es un poco majadero decirlo de nuevo. No hay mayor novedad en lo que pueda decir. Para mí, la razón principal que debiera tener la gente para rechazar es que si nos esforzamos un poco podemos hacer una de verdad buena, una que concite el apoyo del 70% de la ciudadanía. La idea es lograr un nuevo pacto social, donde una gran mayoría se pone detrás de una idea y principio. En el mejor de los casos es que el Apruebo logre obtener, improbable, pero no imposible, el 50 +1 de los votos, es decir vamos a terminar profundamente divididos. Entonces, lo que digo es que, si nos esforzamos, hacemos la pega, y somos serios, podemos sacar una que de verdad sea mayoritaria y reúna una mayoría del 70%. La segunda razón es que desde el punto de vista del sistema político hay una vulneración del principio democrático esencial que es una persona un voto. Eso se termina con los escaños reservados. Creo que la democracia tiene que manifestarse en que todos somos iguales en su base y esa base es el derecho a voto. La Constitución tiene que ser una minimalista, muy corta y que entregue certezas; no como la que se votará, que da mucha incerteza y tendrá una transición muy larga.
¿Pero el hacer otro proceso igual no mantendría abiertas las incertezas?
Tenemos que ver cómo lo hicieron otros países que tenían que escribir una nueva Constitución y que la vigente ya estaba muerta en su legitimidad. Lo que hicieron fue que implementaron una interina, que duraba sólo durante ese proceso y que sería la definitiva si es que no se lograba acuerdo en una nueva. ¿Y qué Constitución interina podemos tener nosotros? La de la Presidenta Bachelet. Está escrita y en el Congreso. Yo la he leído, no estoy de acuerdo en un 100% con ella, pero sí en un 90%. Si no nos ponemos de acuerdo, nos quedamos con esa, que tiene un origen bien democrático, porque hubo mucho cabildo y participación ciudadana.
El Presidente Gabriel Boric dijo que en caso de ganar el Rechazo convocaría un nuevo proceso tal como el actual, ¿esa es la mejor fórmula?
Una Convención Constituyente tiene que ser elegida por la ciudadanía. Eso me parece que es inevitable. Pero me gustaría que eso fuera complementado por otro grupo de personas del mismo tamaño, que fueran elegidos por medio de una tómbola. Por ejemplo, 155 personas electas de manera directa y otras 155 a través de la tómbola. De esta manera, tendríamos una combinación entre personas elegidas por la ciudadanía y otro nominado a través de una tómbola. Este elemento nos asegura que al menos la mitad será un reflejo de la sociedad. Esta Convención no era el reflejo de la sociedad. Me gustaría que la señora juanita esté representada, porque tiene sentido común. Además, en mi propuesta habría un grupo de abogados contratados para redactar el nuevo texto. Esto no es una invención mía, lo han hecho países como Irlanda e Islandia. El objetivo es que sea respaldada por el 70% de la población. Si elegimos una nueva constituyente y se hace con un grupo de ciudadanos que reflejen mejor a la sociedad, vamos a hacer una Constitución mucho mejor. Ahora, si lo que hacemos es igual de mala de la que se votará, bueno, nos merecemos lo que tenemos.
¿Cuánto es lo que se podría demorar un proceso como este?
Entre año medio y dos años se podría generar un nuevo texto.
En su columna de la semana pasada critica duramente el acuerdo alcanzado por los partidos oficialistas. ¿No les cree?
No les creo. Primero, son políticos, y segundo, ya han manifestado cambios de opinión, y no pequeños, sino que grandes. ¿Bajo cuál escenario la izquierda y el gobierno tendrían más incentivos para continuar con el proceso? Supongamos que se aprueba, ¿cuál será el incentivo de la izquierda para continuar con el proceso, si a ellos les gusta como quedó esta Constitución? No tienen el incentivo más que mantener su palabra. Pero se lo han pasado todo el rato cambiando lo que dijeron. El incentivo que tiene el gobierno y la izquierda para seguir el proceso si gana el Apruebo es muy bajo. En cambio, si gana el Rechazo, es enorme. El incentivo de don Gabriel para seguir el proceso no es el mismo si gana el Apruebo o gana el Rechazo.
Pero esa misma duda estará si es que gana el Rechazo. ¿Qué incentivo tendrá la derecha para impulsar los cambios que dicen que van a hacer?
Excepto los Republicanos, todos han dicho rechazar para reformar. Lo que pasa es que muchos quieren reformar bajo el sistema antiguo, que es a través del Congreso, entonces ahí lo que se debe hacer es un nuevo plebiscito de entrada para saber el mecanismo.
Algunos expertos han planteado que sería peor para la economía mantener el debate abierto…
Si uno hace una lista de todas las opciones, la peor para la economía es que se apruebe por un voto, porque el proceso de implementación será muy largo y complicado. Lo que hizo el acuerdo de los 10 partidos del oficialismo fue echarle más pelos a la sopa. Una de las cosas que se acordaron es que se clarificará que los chilenos podrán tener libre tránsito por los territorios autónomos. Al incluirlo quiere decir que hay una interpretación que era lo suficientemente plausible en la cual no se podía transitar libremente. Por eso digo que el peor del escenario es que se apruebe por un voto. Ahora, si eso sucede, ¿nos vamos a transformar instantáneamente en Venezuela?: no, pero habrá un periodo muy largo de incertidumbre.
Antes de todo este proceso, había señalado que Chile podría transitar a ser un país entre Ecuador y Costa Rica; ahora si gana el Apruebo, ¿ese tránsito se puede acelerar?
En una generación de 25 años, Chile probablemente iba a terminar entre Ecuador y Costa Rica. Ahora, si gana el Apruebo y se implementan la mayoría de las cosas que tiene esta Constituyente, la probabilidad que eso suceda aumenta y la rapidez con la cual vamos a volver a nuestros orígenes también. Vamos a volver a estar entre Ecuador y Costa Rica, pero ojo, ambos países clasificados para el mundial. Tampoco es tan grave. Hay chilenos, chilenas y chilenes que dirían que, con tal de ir al Mundial, estamos dispuestos. Pero la diferencia es que, si somos como Ecuador, mañana todos los chilenos tendrán un ingreso que es la mitad de lo que tienen hoy. Eso es Ecuador: tiene la mitad del ingreso que tiene Chile, siendo que en 1989 tenían el mismo ingreso. Es decir, el que gana $ 2 millones ganará $ 1 millón; el que gana $ 1 millón recibirá $ 500 mil. Ahora, si somos Costa Rica, sería un tercio menos del ingreso actual.
¿Al interior de la Convención ve que no hubo una mayor importancia por los efectos económicos que los cambios propuestos podrían generar?
Se actuó como si las acciones no tuvieran consecuencias económicas. Durante la semana se publicó que seis o siete de las multinacionales mineras dijeron que sólo con el proyecto del royalty, sin considerar la Constitución, iban a disminuir las inversiones. La Constitución fue escrita como si no tuviera ningún efecto en lo económico, como si las elasticidades fueran todas cero. Esa es materia para sacar mal a un alumno de primer año.
¿Por qué cree que pasó eso en el trabajo de la Convención?
Había un economista, 59 abogados y activistas convencidos con la teoría del cuento de que lo económico es una gran conspiración del gran capital para apropiarse de todas las rentas de todos los chilenos. Es una actitud ideológica y doctrinaria, ignorando el conocimiento técnico. Uno puede argumentar que los economistas se las buscaron, después de 40 años de arrogancia y de creerse los reyes del mundo, tampoco es tan sorprendente que la gente diga que nos cabreamos de ustedes.
La semana pasada se conoció una carta de más de 40 académicos extranjeros que valoran la propuesta constitucional, entre ellos, Thomas Piketty, Mariana Mazzucato y Ha-joon Chang. ¿Cómo lo analiza?
Si uno mira la lista de los más de 40 economistas, hay cuatro que son conocidos, el resto son perfectos desconocidos, lo que no significa mucho más que eso. La reacción que yo tuve fue que le mandé a mis amigos del mundo entero la lista y les hice la siguiente pregunta: en el departamento de economía donde ustedes trabajan, ¿a cuánta de estas personas ustedes contratarían? La respuesta fue que a dos.
Cuando Moody’s dijo que era mejor para la certidumbre la opción Apruebo, usted afirmó que “ellos no viven en Chile”. ¿En este caso es algo parecido?
Es gente que no vive en Chile. Lo más probable es que no leyeron la Constitución y lo único que están diciendo es que entre el progresismo y el no progresismo, estamos por el progresismo. Es una opinión válida, pero la de ellos no es una opinión informada. Hasta donde sé, la nueva Constitución no está traducida. Y si le haces una traducción por Google, queda peor de lo que era antes de la Armonización. Me demoraría 17 minutos en conseguir una lista de 44 economistas del mundo que digan lo opuesto, incluyendo a varios premios nobeles, que en esta lista no había ninguno, pero no lo hago porque me daría vergüenza.
“Ojalá Marcel se mantenga, no se aburra y se vaya. Imagínate quedar a cargo de puros adolescentes”
¿Cómo analiza los seis meses de Boric?
Lo que decidieron hacer, de un compás de espera hasta que saliera la Constitución, fue un error. Entrar en un compás de espera en una situación de crisis como la que tiene Chile es muy negativo. No hemos visto avances en temas como la migración, la violencia, se ha postergado la propuesta de pensiones. No hemos visto avances en la educación, en innovación.
Sobre el rol que ha jugado el ministro Mario Marcel, ¿lo ve firme aún?
Sigue siendo el único adulto en la sala de clases. De todo el gabinete, Marcel es el adulto en este gabinete de adolescentes. Lo ha hecho muy bien hasta ahora, pero es un poco optimista en la recaudación de la reforma tributaria. A lo más logra 2 a 2,5 puntos del PIB de los 4 puntos, pero lo ha hecho bien. Ojalá se mantenga, no se aburra y se vaya. Imagínate quedar a cargo de puros adolescentes o preadolescentes.
Si la reforma tributaria no recauda lo que se espera, ¿cómo queda la implementación del programa de gobierno?
No es tan así porque hay un as bajo la manga, que son los impuestos fantasmas. Hay dos: uno es el 6% de contribución por las pensiones que sería gradual, pero es un impuesto. El otro es el impuesto del 7% de las isapres.
Está instalado que luego del plebiscito habrá cambio de gabinete. ¿Se demoró el Presidente en hacer ajustes?
La política chilena tiene muchas cosas curiosas, incluyendo la reticencia a no hacer cambios de gabinete cuando es obviamente malo, pensando que es un signo de debilidad. En un equipo de fútbol, lo habitual es hacer modificaciones en el entretiempo o en el segundo tiempo, pero si un jugador lo está haciendo mal y ha marcado 18 autogoles, lo cambias de una vez. Eso no es una señal de debilidad para el entrenador.
¿Cómo ha visto el rol de los ministros Jackson y Siches?
El relacionador público que tiene que relacionarse bien con el otro poder del Estado, que es el Congreso, no ha logrado más que armar líos y conflictos. Cambiaría a Izkia Siches y Giorgio Jackson. En su lugar pondría a Carolina Tohá de ministra del Interior, y a Patricio Fernández en la Segpres. ¿Al ministro Grau? Soy amigo de Nicolás y me parece que algunas declaraciones han sido muy desafortunadas e innecesarias. Sé que está trabajando firme, le daría una chance más.