En una semana muy activa en términos económicos, y justo antes de partir a Francia para participar de la Cumbre del G7, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, valoró la aprobación de la reforma tributaria en la Cámara de Diputados y dijo estar confiado en lograr el apoyo en el Senado.
En entrevista con PULSO Domingo enfocada en los temas económicos, el Mandatario insistió en que el crecimiento de la economía va a tener un repunte importante en el segundo semestre, manteniendo su aspiración de crecer 3%, si bien se abrió por primera vez a una cifra menor a esa.
Asimismo, refutó las críticas empresariales al proyecto de rebaja de horas con flexibilidad del gobierno y defendió los cambios a las reformas tributaria y previsional, como parte de las negociaciones para lograr su aprobación.
A nivel internacional, separó aguas con la situación del gobierno de Mauricio Macri en Argentina y dijo que en el G7 se enfocarán en los temas medioambientales, en especial por la crisis en el Amazonas, y en "recuperar un comercio internacional más libre".
Presidente, acaba de aprobarse la reforma tributaria en la Cámara de Diputados, incluida la reintegración del sistema impositivo. ¿Es el primer gran triunfo del gobierno en materia económica en el Congreso?
-Es un gran triunfo del país y por supuesto del gobierno. Pero especialmente de todos los chilenos, porque la aprobación de la modernización tributaria, que espero también se produzca pronto en el Senado, va a significar un importante impulso al crecimiento económico, a la creación de empleos, al mejoramiento de los salarios, a la innovación y al emprendimiento. Y, además, va a significar un apoyo muy fuerte para un millón de pymes, para las regiones que tendrán más recursos, para los adultos mayores, que les van a bajar sus contribuciones, y para la clase media, porque les va a facilitar el acceso a viviendas.
¿Quedó conforme con cómo salió de la Cámara de Diputados?¿No se desdibujó el proyecto?
-Sabemos que tenemos un programa de gobierno a cumplir, pero también estamos conscientes de que somos minoría en la Cámara y en el Senado. Por tanto, tenemos que conversar, dialogar y buscar acuerdos, pero la esencia, el alma, la columna vertebral de la reforma tributaria que aprobó la Cámara ayer, es la que propuso el gobierno.
¿Cómo ve el trámite en el Senado? ¿Confía de nuevo en el apoyo DC, pese a que varios de sus senadores se han manifestado en contra?
-Nada en la vida es fácil, así que no somos ingenuos y estamos conscientes de las declaraciones, de las dificultades, pero tengo plena confianza de que el Senado -donde esperamos demorarnos mucho menos- va a aprobar esta modernización tributaria. Todos los expertos, de ambos lados, y los informes externos del FMI, la Ocde y el Banco Mundial, coinciden en que esta modernización tributaria es urgente y fundamental para que Chile fortalezca su desarrollo económico.
Pero lo que yo quiero decir es que hoy día en Chile tenemos una economía sana, enfrentando tiempos difíciles. Y tiempos difíciles por factores internos y externos. En los externos, la economía mundial se ha debilitado enormemente, la guerra comercial entre EEUU y China, lejos de atenuarse, tiende a agravarse. El comercio internacional, que era el gran motor de la economía mundial y muy importante para Chile, está cayendo en vez de crecer, y hay economías como Alemania e Inglaterra, que declararon crecimiento negativo en el segundo trimestre. Además, América Latina está pasando por una situación muy compleja, prácticamente estancada.
¿Y los factores internos?
-Son varios. Llevamos ya una larga sequía que nos está afectando cada día más; los aluviones en el norte fueron un golpe muy duro a la producción minera, lo mismo que la huelga de Chuquicamata, y la demora y la contradicción en relación a la modernización tributaria ha creado incertidumbre y desconfianza. Pero en medio de estos tiempos difíciles tenemos una economía sana y sólida.
¿A qué se refiere con sana y sólida, cuando lo que se vio en el primer semestre fue una desaceleración?
-Les voy a dar solo algunos datos. En materia económica en la campaña asumimos el compromiso de duplicar la capacidad de crecimiento económico del gobierno anterior. Lo estamos cumpliendo y lo vamos a cumplir. El promedio de crecimiento de Chile en 2018-2019 va a ser 3,5% aproximadamente, que es el doble del promedio del gobierno anterior. Dijimos que íbamos a duplicar la capacidad de crear empleos y estamos creando empleos a un ritmo de 170 mil al año, el doble que en el gobierno anterior; dijimos que íbamos a mejorar los salarios y la productividad, lo que ha ocurrido; dijimos que íbamos a recuperar la inversión, que había caído durante los cuatro años del gobierno anterior, y la inversión se ha levantado y con fuerza, para crecer en torno a 4%-5%. Por lo tanto, los grandes compromisos económicos los estamos cumpliendo.
¿Y por qué, si eso es así, no se refleja en las expectativas de la población, de consumidores y empresarios, las que siguen alicaídas?
-Entender a los ciudadanos, a los consumidores y a los empresarios, es más un ejercicio de magia que de ciencia. Y es verdad, porque cuando me reúno con mis colegas presidentes no pueden creer la resiliencia, la fortaleza de la economía chilena. El otro día conversaba con algunos de ellos y decíamos: "En Chile estamos discutiendo si vamos a crecer al 2,5% o al 3%. En Argentina la discusión es si la actividad va a caer 2,5% o 3%". En Chile discutimos cómo promover más inversión, innovación y emprendimiento. En Argentina se discute cómo evitar que la recesión se profundice. En Chile tenemos niveles de pobreza cercanos al 8%, en Argentina 32%.
¿Pero es un buen benchmark compararnos con Argentina?
-No, no, estoy solo diciendo que si quieren nos comparamos con cualquier nación de América Latina. En ella, hay tres países -de los más grandes- que van a crecer: Colombia, Perú y Chile. Y la pregunta es quién va a liderar ese crecimiento.
Ahora, yo comprendo muy bien que los ciudadanos, con mucha razón y con mucha justicia, quieren más, necesitan más y merecen más, pero créanme que para lograrlo no basta con sentarse cómodamente a escribir una columna o a hacer un comentario. Nosotros trabajamos desde que se levanta el sol hasta que se pone, para lograr que Chile supere esta difícil situación de la economía mundial en muy buena forma. Y estoy convencido de que en el segundo semestre vamos a tener una fuerte reactivación y fortalecimiento de la economía chilena.
¿En qué se basa para ello? ¿No es generar de nuevo expectativas que no se van a poder cumplir?
-Cuando uno fija las metas tiene dos caminos: unos dicen fija metas bajas, que sepas que puedas cumplir. Y otros te dicen, fija metas ambiciosas, pero factibles, que haya que transpirar y esforzarse para cumplirlas. En el primer caso, cuando uno fija metas muy bajas, que se cumplen en forma automática, todo se relaja, se pierde el sentido de urgencia, de intensidad, de ambición. No es esa mi forma de enfrentar la vida. Yo siempre enfrento la vida fijando metas ambiciosas, pero factibles. Soy economista y estoy permanentemente analizando las cifras, hablando con gente, leyendo documentos. Y mi opinión es que en el segundo semestre la economía chilena va a experimentar una recuperación. Para eso estamos trabajando. Ahora, yo sé que hay algunos que no resisten las buenas noticias, que les encantan las malas noticias, el mal resultado.
¿Y con esa reaceleración todavía apuesta a un crecimiento de 3% en el año, pese a que el mercado ya se acerca a 2,5% según el último Consensus Forecasts?
-Miren, estamos trabajando y haciendo todos los esfuerzos para acercarnos a ese 3%.
¿Pero reconoce que puede ser menos que eso?
-Pero por supuesto, por supuesto.
Y si es así, ¿no es mejor sincerar el escenario y no seguir detrás de la ola?
-No es así. El año pasado crecimos 4% y con el Presupuesto para 2019 ya dimos una señal, porque lo hicimos sobre la base de un crecimiento del PIB de 3,8%. Ya había indicios de tiempos difíciles. Luego redujimos ese pronóstico a 3,5% y ahora hemos dicho que estamos trabajando para acercarnos al 3%. ¿Hemos sido realistas? Por supuesto que sí, pero lo que un gobierno nunca debe hacer es sumarse al coro de los pesimistas y ser el más pesimista de todos, porque tiene una responsabilidad. También el gobierno da señales que tienen que ser de estabilidad y confianza.
Pese a ello, el sector privado ha cuestionado el actuar de su administración. De hecho, el domingo pasado el empresario José Yuraszeck dijo que el "gobierno no tiene timón ni quilla". ¿Qué responde?
-Estimo que esa crítica es muy pequeña. Está muy mal informada, o es muy mal intencionada, y no merece comentario alguno.
Otros actores del empresariado también han criticado lo que califican como falta de convicción del gobierno y que actúa mirando las encuestas.
-Esa crítica la he leído y creo que es una majadería. Les pido a estos gurús y sabios que, antes de dar opiniones, analicen y estudien mejor la situación. Nosotros tenemos un programa de gobierno que lo dimos a conocer a todo Chile durante la campaña presidencial y lo discutimos en los foros de televisión. Este programa de gobierno es nuestro norte y nuestra quilla, y nos hemos apegado estrictamente a él. Sin perjuicio de eso, no tenemos mayoría ni en la Cámara ni en el Senado. Por ello debemos estar abiertos a recibir ideas, a mejorar nuestros proyectos para lograr que se aprueben y es lo que ha pasado con la reforma tributaria, que fue aprobada en la Cámara, y la reforma previsional, que fue aprobada en la Comisión de Trabajo de la Cámara, con diálogo, con acuerdos.
Dice que se ha apegado al programa de gobierno, pero antes de enviar la reforma tributaria renunció a bajar el impuesto corporativo, lo que estaba incluido en él…
-Cuando llegamos al gobierno nos encontramos con que la situación fiscal era mucho peor de lo anticipado por las anteriores autoridades y, con tanta necesidad -mejorar las pensiones, la salud, la seguridad ciudadana, la educación, etc.-, me pareció que era más importante lograr la reintegración plena del sistema tributario y elegí ese camino. Cuando las circunstancias lo permitan, vamos a revivir el compromiso de que ese impuesto siga la tendencia Ocde.
¿No siente que desde ahí quedó dañada la relación con el empresariado?
-Tengo mucho aprecio y respeto por los empresarios, por los emprendedores, pero yo no soy el Presidente de los empresarios, soy el Presidente de todos los chilenos y tengo que velar por el interés de ellos.
Al respecto, entro en un tema que ha sido polémico: el de la jornada laboral. Lo que le da sentido ético y moral al desarrollo y al crecimiento económico es mejorar la calidad de vida de las personas. Y ahí hay tres cosas fundamentales: el trabajo, la familia y el tiempo libre. El ser humano no vive para trabajar, trabaja para vivir y, por tanto, hay actividades muy importantes, como los amigos, la familia, la cultura, el deporte, la recreación, la reflexión. Nuestro proyecto de jornada laboral apunta a compatibilizar mejor estos tres elementos y, por eso, hemos planteado una reducción de la jornada laboral -que estaba en nuestro programa de gobierno y lo mencioné en el discurso del 1 de junio- que se haga con flexibilidad, para que permita aumentos de productividad y no dañe ni los empleos ni los salarios, y que se haga con gradualidad, para que las empresas y las personas puedan adaptarse a ese cambio. Quiero dejar bien claro que como Presidente estoy preocupado de la productividad, del crecimiento económico y de la inversión, pero también de la calidad de vida de mis compatriotas, de que puedan tener tiempo. A eso apuntó nuestro proyecto de reforma de la jornada, con flexibilidad y con gradualidad.
Presidente, pero su proyecto original no rebajaba la jornada de manera obligatoria y lo adaptaron una vez que entró en carrera la iniciativa de Camila Vallejo. ¿Metió un gol de media cancha la diputada PC con el tema?
-Nuestro proyecto original siempre contempló una reducción de la jornada, con flexibilidad y con gradualidad. Hablábamos de reducir la jornada de 195 a 180 horas mensuales, que es equivalente a reducir la jornada de 45 a 41 a la semana, y siempre dijimos que íbamos a hacerlo con flexibilidad, para que el aumento de la productividad permita que la menor jornada no perjudique ni los empleos ni los salarios, y con gradualidad, para permitir que todo el mundo se adapte. Eso es lo que diferencia a nuestro proyecto que reduce la jornada sin afectar los empleos ni los salarios. Tal como se presentó, el proyecto del PC significaría una pérdida de entre 250 mil a 300 mil empleos.
Sin embargo, lo que quedó en la opinión pública es que, en este caso, la música la puso el PC y la diputada Vallejo…
-A mí lo que me importa no es quién pone o no la música, sino que Chile avance en la dirección correcta. La música la pusieron los votantes en 2017 al escoger el gobierno y la partitura está en el programa. El proyecto del PC es malo porque no corrige un problema gravísimo en nuestra legislación, que es su extrema rigidez, y porque no permite ninguna capacidad de gradualidad de adaptación. Ese proyecto, que espero que no se apruebe, destruiría entre 200 mil y 350 mil empleos.
Pero varios técnicos transversales han advertido también respecto del suyo, señalando que su costo, más el que implica la reforma previsional por la cotización extra, puede ser una carga excesiva para el mundo empresarial. ¿No es un riesgo eso?
-Por eso que hemos planteado, porque somos serios y responsables, que este ajuste se produzca gradualmente en un plazo de ocho años. La sociedad puede absorber un punto y medio de mayor costo laboral por año durante ese plazo, pero para ello es clave que la economía chilena crezca. Si lo hace al 4%, es muy viable que la adaptación se haga sin costo. En el gobierno anterior el país se adecuó a un crecimiento promedio de 1,8% y Chile necesita, puede y va a crecer mucho más que eso. Por ello, uno de los compromisos es duplicar la capacidad de crecimiento de nuestro país.
Esto último parece amenazado hoy…
-Si crecemos 3% este año, como el año pasado lo hicimos a 4%, el promedio de los primeros dos años va a ser 3,5%. Si crecemos 2,8%, va a ser 3,4%, y eso es el doble del gobierno anterior.
¿No teme que si esta apuesta económica no funciona, guardando las proporciones, le pueda pasar la cuenta como le está ocurriendo al Presidente Macri en Argentina?
-Son dos situaciones total y absolutamente distintas.
¿No le va a suceder lo de Macri?
-No soy adivino, pero le puedo decir que la situación de la economía chilena y de la economía argentina son diametralmente opuestas. Sin perjuicio de que soy amigo de Mauricio Macri, nos toca vivir situaciones muy distintas. Así que a todos estos profetas del Apocalipsis que andan pensando que Chile va a seguir el camino de Argentina yo les digo: eso no va a ocurrir.
Ente público en pensiones: "Obviamente que no es mi primera opción"
¿Qué opinión tiene del ente público que incluyeron en el proyecto de pensiones para administrar el 4% adicional?
-Cuando conversamos esto con la Democracia Cristiana nos dijo: 'Mire, bajo ningún punto de vista vamos a aceptar que los nuevos recursos vayan a las AFP'. Nuestra posición, y la dije en el discurso del 1 de junio, es que el ahorro previsional les pertenece a los trabajadores y nadie tiene derecho a meterle mano. Vamos a cumplir ese compromiso y, además, sobre el ahorro previsional los trabajadores tienen derecho preferente a elegir quién lo administra. ¿Por qué preferente? Porque estábamos conscientes de que íbamos a tener que dividir el sistema. El sistema actual para el 10% y un sistema nuevo para el 4% adicional, porque eso fue lo que nos planteó la Democracia Cristiana como condición sine qua non para un acuerdo.
¿Pero a usted le gusta el ente público?
-Obviamente que no es mi primera opción, pero sí reconozco que nosotros aceptamos esa condición que puso la Democracia Cristiana, porque era la condición para lograr un acuerdo.
Es decir, fue una concesión política...
-Así es. De lo contrario, si no hubiéramos aceptado eso, la consecuencia habría sido que 2,6 millones de chilenos -de los tres millones de jubilados- se habrían quedado sin una mejora en sus pensiones. Y cuando yo analicé esas dos cosas me pareció que era mejor para Chile hacer este acuerdo con la DC y permitir mejorar las pensiones a 2,6 millones de pensionados, que rechazar el acuerdo y dejar sin reajuste de pensiones a los adultos mayores de nuestro país.
¿Y se resguarda el derecho a elegir de las personas? Porque si alguien quiere que su AFP le siga administrando esa plata, no puede…
-Efectivamente, no puede, porque eso fue lo que planteó la DC. Por eso yo hablé en el discurso del 1 de junio de derechos preferentes. Los trabajadores van a poder elegir, dentro del sistema antiguo entre las AFP, y dentro del sistema nuevo entre las distintas empresas que van a participar en la gestión de estos fondos que va a licitar el Consejo. Y que no se le diga más ente, no es un ente, es un Consejo, integrado por un expresidente o exconsejero del Banco Central, un expresidente o exconsejero de la Comisión de Mercado de Capitales, es decir, gente con mucha experiencia, y un representante de los usuarios, de los pensionados. Es un Consejo, a mi juicio, de alta calidad técnica, que va a tener como responsabilidad velar por la buena administración, inversión y gestión de los recursos que van a financiar las pensiones de los chilenos en el futuro.
¿A qué proyecto le darán prioridad en el Congreso: el de pensiones o el de las 41 horas?
-Como Presidente y lo que nuestro gobierno quiere es que las pensiones reajustadas y mejoradas para 2,6 millones de pensionados se empiecen a pagar a partir del 1 de enero del próximo año. Esa es nuestra intención, nuestra voluntad.
¿Esa es la prioridad?
-Por supuesto que sí y, para que eso se logre, necesitamos que el proyecto de reforma a las pensiones esté aprobado en octubre de este año.