El secretario general de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Juan Pablo Matte, apunta que el uso de la tecnología en el rubro es algo que ya toma fuerza en Chile y que adopta un alto estándar. De hecho, destaca que ellos mismos trabajan como gremio junto al Estado -por medio de Corfo- a través del centro de innovación Conectagro. “Chile no tiene nada que envidiarles a otros países respecto al uso de tecnologías y su disponibilidad. Contamos con herramientas digitales del más alto nivel -ya sea importada o desarrollada en el país- y eso ha favorecido que la agricultura nacional se convierta en un actor relevante a nivel mundial en cuanto a producción de alimentos”, comenta Matte.
Incluso, hace énfasis que, justamente al ser un país pequeño y alejado de los principales centros de consumo, ha permitido desarrollar la competitividad, “llegando a prácticamente todos los mercados internacionales”, señala.
¿Pero qué falta aún?
-Debemos superar la brecha tecnológica que hay entre la agricultura grande y la pequeña. Por ejemplo, muchos productores ni siquiera tienen acceso a internet, herramienta que en la actualidad es básica.
¿Cómo impulsan el uso de la tecnología?
-Este es un desafío país, donde todos tenemos responsabilidad: el Estado, los privados y los gremios. Por eso, desde hace muchos años en la SNA gestionamos y administramos el Grupos de Transferencia Tecnológica (GTT), para hacer llegar la tecnología disponible en Chile a la mayor cantidad de personas de nuestro sector. Asimismo, creamos nuestro centro de innovación Conectagro, que pretende vincular las necesidades más reales y urgentes de los agricultores con ideas innovadoras que les brinden soluciones.
¿Cuál es el grado de avance de la industria local en términos de innovación?
-El agricultor chileno lleva años avanzando en esto, mejorando -por ejemplo- en genética vegetal y animal, en sistemas de regadío inteligentes y en buenas prácticas agrícolas. Debemos seguir por esa senda con el objetivo de producir más con menos agua, menos tierras y menos personal; ser capaces de aumentar los rendimientos, la cantidad y la calidad de los productos para seguir abasteciendo la creciente demanda de alimentos a nivel mundial, generando el menor impacto posible en el medioambiente. La tecnología es clave para la sustentabilidad del sector.
¿Cómo se fomenta este tema?
-En el desarrollo e implementación de tecnologías e innovación en la agricultura tanto las empresas como el Estado cumplen un rol fundamental y complementario, captando, financiando, implementando y masificando iniciativas. Se trata de un círculo virtuoso del cual podemos poner como ejemplo a Conectagro.
¿Cómo afecta al empleo?
-Todas las nuevas tecnologías que existen requieren de nuevas habilidades y conocimientos de parte de las personas, por lo que es importante formar técnicos y profesionales adecuados. En esto, tenemos una experiencia exitosa en carreras técnicas a través de SNA Educa, donde hemos ido incorporando a nuestros alumnos al mundo, por ejemplo, de los drones, de la telemetría y de la robótica con el objetivo de aplicarlos a la agricultura.
Es importante prepararse en materia de tecnología, porque la posibilidad de que algunos empleos actuales desaparezcan es una realidad. Sin embargo, hay una enorme oportunidad laboral en nuevas especialidades ligadas a la innovación.
¿Cuáles son los beneficios de esta incorporación de la tecnología para el consumidor final?
-Hoy, el consumidor está más informado y pendiente de aspectos como la trazabilidad de los alimentos. Está atento a cómo se producen, cuál es su huella hídrica, cuál es su huella de carbono, etc. Por ello, en la medida en que los agricultores hemos ido haciendo más eficiente nuestro sector, a través de mejoras tecnológicas y procesos más conscientes, hemos ido satisfaciendo de mejor manera a quienes reciben los alimentos que producimos.