La agencia de calificación financiera Moody’s augura un entorno de dificultades para la banca europea a causa de la crisis por el covid-19, hasta el punto de que prevé que el BCE lanzará una banco malo ante la oleada de créditos impagados que puede dejar la actual crisis. En un informe publicado hoy señala que los últimos comentarios de Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, apuntan a que “el BCE se está preparando para un escenario en el que las recientes medidas para proteger el capital CET1 de los bancos, como la suspensión de dividendo o la facilidad para operar por debajo de ciertos niveles de capital y liquidez podrían no ser suficientes y requerir una acción más contundente como la creación de un banco malo”.
Moody’s menciona la carta enviada por Enria al diputado del Bundestag alemán Frank Schaffler, con fecha del pasado 25 de mayo, en la que reconoce que él personalmente ha respaldado en el pasado la creación de un ente europeo de gestión de activos y en la que añadía que “todavía considero que puede ser un instrumento útil en caso de un deterioro significativo y extendido de la calidad de los activos”.
Aun así, Enria también afirma que es prematuro avanzar conclusiones definitiva sobre los daños potenciales de loa actual crisis y se limita a apuntar que el Consejo de Supervisión del BCE está analizando la vulnerabilidad del sector bancario en diferentes escenario. En función de ese análisis, se plantearían las diferentes opciones que podría explorarse, si fuese necesario.
“La opción de un banco malo sería positiva para los bancos europeos ya que podría suponer algún grado de apoyo gubernamental si fuese necesario, lo que ayudaría a los bancos a proteger su solvencia y posiblemente a evitar las quiebras”, asegura Moody’s.
La agencia de calificación añade que las decisiones regulatorias adoptadas hasta el momento por el BCE, en la línea de recomendar la paralización de los dividendos y de flexibilizar los requisitos de capital y de contabilidad de la morosidad y suministrar el máximo de liquidez, es una estrategia “eficiente y efectiva” en un escenario en el que los bancos tengan que lidiar con una crisis de corta duración. Sin embargo, apunta a que un escenario más adverso, en el que un deterioro del capital pueda comprometer la capacidad de la banca de ayudar a la economía real, no es descartable, “ante lo que el BCE parece estar explorando todas las opciones”.
La banca europea llega en todo caso en una posición de capital y solvencia mucho más sólida para afrontar la actual crisis que en ante la crisis anterior. La Autoridad Bancaria Europea señaló la semana pasada que los bancos europeos podrían sufrir un deterioro de capital a consecuencia del aumento de los impagos por 315.000 millones de euros. Añadió aun así que podrían afrontar ese impacto gracias a los casi 300.000 millones de euros de exceso de capital y a los alrededor de 180.000 millones de reservas adicionales que han sido liberadas recientemente por el regulador.
Los cálculos de la EBA parten de los datos empleados para el test de estrés de 2018, amplificados con un deterioro adicional en los sectores del turismo y el transporte.