Fueron poco más de un año y medio los que Fernando Reitich Sloer, 55 años, argentino de nacimiento, ciudadano estadounidense por adopción y doctor en Matemáticas de la Universidad de Minessota; alcanzó a permanecer como presidente de Empresas CAP. En abril de 2017 asumió la presidencia de la compañía con un desafío complejo: reemplazar al histórico Roberto de Andraca, quien decidió retirarse tras 58 años en el grupo. Previo a ello ejerció la gerencia general, haciendo dupla con el propio de Andraca.
La emblemática empresa, que fuera creada en los años 40 por la Corfo, enfrentaba entonces un momento delicado, con el precio del hierro desplomándose en los mercados internacionales, lo que introducía más incertidumbre a una firma que ya debía enfrentar problemas en el mercado siderúrgico por la llegada masiva de acero de otros países como China y México, a precios más baratos que los que podía competir CAP.
Pero Reitich tenía un plan. El primer punto de este era aumentar la calidad de los productos de hierro que ofrece al mercado, pues estaba convencido de que esto podría hacer que los clientes no solo pagaran más, sino que afianzaran su relación comercial. "Lo que tenemos que hacer es aumentar la calidad, para lo que se necesitan nuevas tecnologías que ya existen. Eso nos pondría en un lugar en que tenemos menos competencia. Si pasamos de un promedio de 66-67% a un 69-70%, no nos compite nadie", dijo a La Tercera en mayo de este año el ahora expresidente del conglomerado industrial.
Al mismo tiempo, la estrategia de Reitich consideró reducir los costos sistemáticamente, pero no mediante recortes masivos sino principalmente con la introducción de mejoras en ingeniería y tecnología. Esto, aplicado principalmente al negocio minero, también fue un factor que ayudó a que CAP se mantuviera en azul durante los años duros.
Un tercer punto del plan era diversificar los negocios. Por ello, avanzó fuertemente en un plan para desarrollar otras áreas, como infraestructura portuaria, redes e incluso energías renovables, que permitieron que la firma tuviera otra área con buenos números, supliendo el aporte a Ebitda que ya desde hace unos cinco años ha dejado de hacer el área siderúrgica.
"Lo digo honestamente, el cielo es el límite. Y estamos trabajando para consolidar nuestros negocios, crecer, tanto en el negocio core como en negocios aledaños, y lo aledaño de lo aledaño de lo aledaño", dijo al respecto en abril de 2017.
Pero,¿cómo le fue al plan? CAP mantuvo buenos niveles de rentabilidad, sorteando la situación del mercado internacional. A septiembre, la firma logró utilidades por $63 mil millones, 6,3% más altas que en igual período de 2017.
Eso sí, hubo un "pero" que lo acompañó durante toda su gestión: el precio de la acción. Aunque el año pasado la firma se valorizó 71%, este año cae 20%. Además, no ha podido recuperar los altos niveles que tuvo en 2011 o 2012, años previos a que el acero chino arribara a Chile de forma masiva.
"A pesar de lo que querríamos los matemáticos y los economistas, el mercado no es eficiente (…). En mercados como el chileno, que es aún menos profundo que otros mercados, esa ineficiencia se acentúa. No voy a decir si el mercado entiende o no a CAP. Sí voy a decir que es sorprendente para mí la correlación que existe entre el precio de la acción de CAP y el precio spot de hoy del mineral de hierro. Hoy baja 1% el hierro, CAP baja 1%. A ver. El mercado es el mercado. Pero eso, no lo entiendo", dijo Reitich a La Tercera en mayo de este año.
Y aunque sus planes eran permanecer mucho tiempo en CAP – "Si llego a los 82 años, como lo hizo Roberto, encantado", respondió cuando asumía la presidencia- su plan se vio truncado esta mañana, cuando se oficializó su renuncia al directorio de la mesa. Y aunque en esta movida CAP logró el ingreso histórico del hijo del fallecido Juan Rassmuss al directorio de la minera, la gestión de Reitich, el disruptivo, el matemático, llegó a su fin.