Hace 10 días, comenzaron los despidos. Fueron varios los trabajadores de Clínica Lo Curro que finalmente fueron desvinculados en medio de un proceso que terminó el lunes. Es que tras ocho años de intentar sacar la clínica a flote, el empresario Abraham Senerman junto a una serie de socios optaron por dar un paso al lado. El grupo se despidió del negocio de la salud. Y vendió finalmente el establecimiento ubicado en Avenida Santa María al Instituto de Seguridad del Trabajo (IST), en una operación valorada en cerca de US$16 millones.

La historia por intentar lograr números azules en la clínica de cirugía estética, fue extensa. Sus dueños -el fondo de inversión Senvida, donde participan Abraham Senerman, Gonzalo Rojas, Andrea Heller, Lucas Silva, los hermanos Pedro y José Vidal, los hermanos Traverso y un grupo de médicos- hicieron de todo para que la iniciativa fuera rentable, confirman ex trabajadores; una historia que se vio teñida, además, por diferencias entre el doctor Pedro Vidal y Senerman.

Así, desde 2011 a la fecha, nunca se generó el flujo necesario para costear los compromisos. Y fueron justamente los dueños los que debieron meterse la mano al bolsillo más de una vez. Inyectaron más de $ 6.500 millones, de ellos del orden de $6.000 millones vinieron solo del empresario y presidente del grupo inmobiliario Sencorp. Pero finalmente, nada dio resultado. Incluso a mediados del año pasado y con varias demandas de proveedores y trabajadores por el no pago de compromisos a cuestas, idearon un plan de rescate.

Según señala el portal Lexlatin, el 21 de diciembre, el Banco Internacional le otorgó un crédito a Sencorp a través de la sociedad de Inversiones Invermed por cerca de US$10 millones para comprar el inmueble, el cual estaba en manos de BancoEstado. La operación implicó la constitución de una hipoteca a favor del Banco Internacional. Con ello, la carga financiera disminuyó. Además, previamente se habían abierto a otras especialidades más allá de la plástica.

Pese a todo, la plata siguió escaseando. La clínica no se financiaba, y ya ningún accionista estaba dispuesto a seguir invirtiendo. Y hace tres meses la decisión fue clara: vender, y hacer la pérdida. Se estima que los socios -sobre todo Senerman- perdieron cerca de UF 200.000 (unos $5.600 millones).

Así, en los últimos meses-confirman varias fuentes-, se negoció con tres interesados. Al final del día, la operación se cerró con el IST en un monto similar al que habían comprado la extinta Clínica Las Nieves que operaba antiguamente en el lugar. Ya en 2013 se habló del posible ingreso de Banmédica y luego de LarrainVial, procesos que no prosperaron.

Fuentes al tanto destacan que los US$16 millones incluyen la venta tanto del inmueble -de propiedad de Senerman- como del inventario -cuyo dueño era el fondo de inversión-. Asimismo, confirman que los recursos obtenidos se destinarán a pagar la deuda bancaria con el Banco Internacional, a los proveedores y trabajadores, y del orden de 30% de la deuda de aquellos socios que prestaron capital; el resto no se recuperará.

En esa línea, confirman que la clínica continuará operando tal cual. De hecho, quien fuera la gerenta general de Lo Curro, Suylan Ley, seguirá liderando la operación, al igual que el director médico, Rodrigo Ramírez.

Con sede en Viña, el IST -fundado en 1957 por la Asociación de Industriales de Valparaíso y Aconcagua (Asiva)- tiene hoy cerca de 37 centros médicos a lo largo del país, según su Memoria 2018. Sólo en Santiago dispone del Hospital IST Santiago cerca del Metro Franklin, seis centros médicos, y el Policlínico IST en el Aeropuerto. Con La Clínica lo Curro llegarían por primera vez al sector oriente de la capital.

Al 31 de diciembre, el Instituto obtuvo un excedente por $799 millones, mientras que sus ingresos subieron 1%, hasta los $88.195 millones.