La carrera de Allan Guiloff como emprendedor comenzó… sin ser emprendedor. Mientras estudiaba Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, tomaba ramos de negocios digitales y ayudantías de finanzas para emprendedores. Incluso, logró hacer su práctica laboral en Fundación Chile (FCH) "para quedarme trabajando ahí", recuerda.

Dicho y hecho. Estuvo en la incubadora de negocios de FCH, en un programa donde recibían $2.100 millones de Corfo para asignarlos a startups. Le tocaba un portafolio de startups fintech y de marketing digital. "Esos dos años fueron como cinco de emprendedor, porque pude aprender sus buenas y malas prácticas y hacerlas propias", agrega Allan.

Un día recibió el llamado que marcaría la gestación de Shipit. Le pidieron ayuda para enviar un paquete por courier y ahí surgió la idea: ser un nexo entre las empresas de courier y las que venden por internet para que el producto llegue de forma eficiente y barata al cliente final.

Un facilitador del e-commerce. "Hicimos una prueba: un envío a Las Condes por $3.500. Fue nuestra primera venta y Shipit ni siquiera existía", dice el actual co-fundador y CEO de esta empresa.

Allan y su compañero de trabajo, el ingeniero José Tomás Novoa, masticaron la idea y se embarcaron en la aventura. Renunciaron a su trabajo a mediados del 2015 y consiguieron un espacio minúsculo por $100.000 en las oficinas de una empresa de e-commerce. "Algo que aprendí en la Fundación Chile es que los emprendedores no se ponen límites en su negocio.

Estiran el chicle lo que más pueden. Eso es un error. El tiempo es muy valioso y hay que saber cuándo tirar la cadena y pasar a otro negocio", afirma Allan. Siguiendo esa filosofía, en julio de 2015 se propusieron levantar capitales a un plazo de noviembre del mismo año. Si no lo lograban, volverían a repartir sus CVs. Antes de que terminara la cuenta final consiguieron $60 millones de tres inversionistas privados.

Con ese monto comenzaron a desarrollar una tecnología para optimizar el proceso de búsqueda y envío de productos vía courier, con un par de despachos a la semana. Hoy, ya entregan el servicio a más de 400 e-commerce en Santiago, realizando un promedio de 2.000 envíos diarios.

En 2016 vendieron US$500 mil, en 2017 US$1 millón, el 2018, US$2 millones y el 2019 esperan llegar a US$4 millones. Siguieron la metodología de "La Ruta del Emprendedor" creada en FCH. O sea, ir paso a paso cumpliendo hitos específicos. "Tener una startup es como estar en un submarino. Tienes que ir cerrando una escotilla (o etapa), para pasar al próximo compartimento", indica Guiloff.

Hasta ahora han tenido tres levantamientos de capital, que suman US$1 millón. La mayoría ha sido de inversión privada, de parte de la empresa de operación logística K Group. Pero también se ganaron un StartUp-Chile, un fondo con Magical Startup ($40 millones) y otro con Imagine Labs ($60 millones).

Al otro día

Los fundadores de Shipit prometen, primero, que cualquier e-commerce puede crear una cuenta en 5 minutos y comenzar a hacer el primer envío. La otra promesa es que ese mismo día el producto es retirado y llega al siguiente a su destinatario. Detrás de esto, hay una fórmula: Cuando el producto se retira desde el vendedor, se lleva a un centro de distribución.

A las 19:00 horas pasan las empresas de courier para realizar la entrega de "última milla". Todo se administra en una plataforma donde el e-commerce puede comparar y decidir por el despacho más barato.

"Somos un procesador que agrega la capa tecnológica", dice Allan, y refuerza: "Transaccionamos cerca de 40.000 piezas al mes con un equipo de 15 personas. Incluso, estamos libres de grandes activos, como automóviles.

-Pero cuando retiran la mercadería donde el vendedor, ¿no usan autos? -le pregunto. La respuesta es rápida e insólita: "Lo hacemos a través de héroes".

Allan se refiere a unas diez personas (que por lo general trabajan también en Uber o Cornershop) que retiran las encomiendas durante las tardes y "te salvan del dolor del shipping. Por eso son héroes del comercio electrónico", dice con una carcajada.

Tienen dos tipos de clientes. "El que nace siendo e-commerce y el que termina siendo e-commerce", comenta. El primero corresponde al nuevo tipo de emprendedor que, por ejemplo, trae productos de China y se pone a vender online. El otro es el retailer que tiene decenas de tiendas, pero que le cuesta subirse al e-commerce.

Entre grandes y chicos, salen nombres como Limonada, Patagonia, eBike, Fundación Julieta, C/Moran, Giani Da Firenze y Thermomix.

Junto con expandirse a regiones, este año planean abrir Colombia y Perú y quizá -mediante un partner- Bolivia y Paraguay. Para lograr estas metas, en marzo darán inicio a su cuarta ronda de inversión de capital para recaudar unos US$6 millones.