Shippter: la startup que despidió al “director de orquesta” de las importaciones

Shippter

Los primos Martín y Joaquín Díaz pasaron un año entendiendo el negocio de las importaciones. En reuniones con transportistas, esperando horas en una recepción y golpeando cientos de puertas. Aprendieron y solucionaron, con tecnología, uno de los grandes dolores de este sector. Proyectan facturar US$ 4 millones en 2021.


“Me encontré con una verdadera muralla”. De esa forma, Martín Díaz, fundador y CEO de Shippter, resume su primera experiencia importando algo desde China el 2015, cuando aún estaba en la universidad. “Se me ocurrió la idea de importar sillas Eames transparentes. Hoy están muy de moda, pero en ese entonces no había muchas. Me contacté con un fabricante por Alibaba y le compré 100. Inocentemente, pensé que era como Amazon o Aliexpress. Pero ahí apareció la muralla”.

Díaz no consideró una serie de elementos como el agente embarcador, el agente de aduanas, el flete internacional, seguros, temas de transporte o las exigencias del Servicio Nacional de Aduanas. “Había una gran cantidad de proveedores de servicios y tuve que ponerme a cotizar con varios. Obviamente, no recibí cotizaciones en tres días y, cuando llegaron, estaban en nomenclaturas y formularios diferentes ¡Y estamos hablando de uno de los tantos servicios que se necesitaba para traer las sillas! Lo mismo tenía que replicar con los otros”, comenta, y agrega: “En realidad nunca supe cuánto me iba a costar la importación de las sillas que compré en US$ 20 mil, ni a cómo iba a venderlas. Contraté los servicios a ciegas”.

Pero la serie no había terminado. Venía el capítulo del transporte. Estuvo literalmente “persiguiendo” la información por dos meses. Si había sido facturada o retirada, si había zarpado en el buque o si se había logrado la autorización de internación. “Al final me confirmaron que la carga había llegado a Chile, con la sorpresa que faltaba un documento. Las sillas estuvieron almacenadas una semana con una serie de cobros adicionales. Todo esto hizo que mi negocio perdiera el margen y no pude rentabilizar lo presupuestado”, concluye.

Esta “previa” a la creación de su startup no es contada por Martín Díaz con desazón. Todo lo contrario. Le sirvió para encontrar un problema claro y clientes potenciales. Luego de investigar un poco se dio cuenta que había más de 14 mil empresas importadoras en Chile que, a pesar de tener más experiencia, pasaban por lo mismo. Le contó de esta necesidad a su primo Joaquín Díaz y juntos crearon Shippter.

Hoy, Shippter es una plataforma de forwarding digital (servicio de gestión de diversos servicios de cargas que se exportan o importan) que integra y automatiza todos los procesos de la cadena de logística internacional, permitiendo a empresas contar con trazabilidad digital completa para sus operaciones. Posee cerca de 300 clientes en Chile y este año proyecta facturar US$ 4 millones.

La primera solución fue crear un cotizador automático online. Pero el problema de la cotización era solo la punta del iceberg. “Al importador no le agrega valor hacerse cargo de la gestión de la importación. Entonces creamos una plataforma similar a como se compra un pasaje de avión, donde el cliente puede cotizar todo, hacer el seguimiento del proceso y sin gestionarlo”, explica Joaquín Díaz. “Logramos que los importadores dejaran de ser el director de orquesta”, compara.

Como era una industria que desconocían absolutamente, se dedicaron durante un año a estudiarla. Se reunieron con agentes de aduana, forwarders, transportistas y con cualquier eslabón de la cadena. “Fue un trabajo muy a cuentagotas. Nos tocó recorrer calles, tocar puertas y esperar horas en una recepción para que alguien de buena voluntad nos explicara el tema. A veces volvíamos a la casa con el ánimo bajo porque durante varios días no avanzabas nada”, recuerda Martín.

Con el software que tenían, a principios del 2017 se ganaron un fondo semilla de Corfo por $ 25 millones para arrancar, mediante UDD Ventures como entidad intermediaria, lo que les permitió la validación del producto y la aparición de los primeros clientes. Paralelamente, dos inversionistas ángeles los apoyaron con $ 55 millones. Se trata de Jaime Silva, quien ha sido gerente general de varias empresas; y Nicolás Errázuriz, fundador de Econstruye, holding dueño de Toctoc.com. Pero a fines de 2019 empezaron a sufrir el “valle de la muerte”. Tenían clientes, pero los costos fijos eran mayores que las ganancias. “Trabajamos muchos fines de semana o hasta altas horas de la noche con Joaquín para ver cómo prorrogábamos cheques, pagábamos los sueldos y en general, cómo seguir”, dice Martín.

Pero en 2020 todo cambió. Se adjudicaron un segundo fondo de Corfo y empezaron el camino hacia el break even, que lo lograron el primer semestre del año pasado. Fue cuando le presentaron su startup al fondo de inversión Invexor. “En un principio nos dijeron que estábamos muy verdes. Fue otro golpe duro. Los contactamos de nuevo en septiembre y pudieron darse cuenta de lo que habíamos logrado hacer en pandemia”, explica Martín. En marzo de 2021 Invexor les puso US$ 1,5 millones, lo que les permitió el escalamiento que estaban esperando.

“El modelo de negocios es sencillo”, explica Joaquín. Y prosigue: “Es un servicio que trae los productos desde el origen a un destino en Chile. Pero en ese proceso hay una serie de subservicios de los cuales nosotros nos hacemos cargo, comprándolos a diferentes proveedores a cierto monto y le agregamos un margen, el cual se lo traspasamos al cliente. Para ellos es un solo servicio que pueden contratarlo y hacerle seguimiento en una plataforma online”.

El próximo mes, Shippter comenzará con el roadshow de una nueva ronda de inversión, donde esperan levantar entre US$ 6 millones y US$ 7 millones. Con eso no solo quieren seguir creciendo en Chile y ofrecer su servicio a grandes empresas, sino también abrir operaciones en Perú, Colombia y México, para así seguir dejando atrás los “directores orquesta” en el continente.

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