El combate de los crímenes financieros, como el lavado de dinero, no es fácil. Nunca lo fue. A Eliot Ness le costó pesquisar el truco de Al Capone con las lavadoras automáticas en Chicago, la única forma que encontró para meterlo tras las rejas.
Con los años, este tipo de fraudes se fueron sofisticando en la medida que la economía fue encontrando nuevas formas para hacer circular el dinero, como los computadores o los celulares.
Ya no es necesario montar una red de personas como la que hace 20 años tuvo aquí Mario Silva Leiva, el famoso "Cabro Carrera", para cometer estos ilícitos. Como el componente informático se ha hecho crucial en los procesos, los grandes bancos están dando una ardua lucha para atajar y bloquear todo tipo de delitos financieros ahora en el campo virtual.
Para cambiar este escenario y mejorar los procesos, en Bain & Company recomendamos a las instituciones financieras tomar medidas estratégicas que permitan simplificar los procesos actuales.
En primer lugar, se deben desarrollar procesos simplificados de principio a fin, teniendo como objetivo maximizar la experiencia del cliente, minimizar los esfuerzos al interior de la empresa (procesos sencillos) y eliminar las interrupciones y la complejidad.
Para lograrlo, los bancos necesitan realizar un análisis de sus roles y actividades, definir cuál sería su estado ideal en compliance, qué les falta para alcanzar su objetivo (conocer el gap), y luego de ello, rediseñar sus procesos internos para movilizar a la organización completa hacia esta meta.
Otro de los factores necesarios para lograr un compliance efectivo, es contar con un "registro perfecto" como fuente única para todos los procesos. Este núcleo de registro consistirá en datos estructurados internamente que se someterán a una limpieza basada en reglas y que se integrarán a un fondo de datos que impulsará un modelo de cumplimiento proactivo.
Finalmente, para que la estrategia de compliance contra crímenes financieros sea fuerte y no requiera un gran costo a nivel interno para los bancos, es necesario contar con aliados: firmas tecnológicas especialistas en el ámbito regulatorio (regtech), que son capaces de suministrar información más precisa a los órganos supervisores, facilitando el control de riesgo sistemático.
Para maximizar los beneficios de esta alianza, por un lado, las regtech deberán ganar la confianza de los reguladores, probando que sus negocios y modelo de operaciones garantiza la confidencialidad de los clientes; mientras los bancos deberán modificar sus procesos para que sean más ágiles y con métricas claras en cada etapa de los procesos.
Fortalecer el compliance será para los bancos un proceso continuo de mejora: deberán trabajar constantemente por contar con modelos analíticos más potentes, incluir inteligencia artificial en sus procesos y apoyarse en las regtech.
Aquellos que lleguen a la curva correcta entre personas y máquinas, desarrollen un proceso de cumplimiento de principio a fin sin fisuras y adopten formas ágiles de trabajar para aprovechar al máximo la experiencia de las regtech, serán los que liderarán el mercado.