Las alarmas saltaron el pasado 25 de abril, cuando el peso argentino se desplomó por la fuerte subida de tasas en Estados Unidos y la consecuente fuga de capitales hacia ese país, lo que trastocó fuertemente al sector político, económico y social argentino y obligó al Gobierno a comenzar a negociar créditos con el FMI y otros organismos multilaterales para paliar las consecuencias.
Tres semanas más tarde y tras una sucesión de varios mínimos históricos en el Gobierno de Mauricio Macri, este lunes el dólar cerró a 25,30 pesos para la venta en la Bolsa de Buenos Aires.
Asimismo, desde que llegó al poder en diciembre de 2015, el presidente ha insistido en la necesidad de actualizar las tarifas de la electricidad o el gas tras años de estancamiento por estar fuertemente subsidiadas durante el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), lo que según el Ejecutivo actual provocó una fuerte desinversión en el sector energético.
En rechazo a estas medidas, varios sindicatos, que consideran que se han realizado sin tener en cuenta a la ciudadanía, han marchado en diferentes lugares de la capital argentina y del país pero no han logrado una unión entre todos las asociaciones.
Por ello, Juan Carlos Schmid, uno de los tres dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), llamó esta mañana en la capital al consenso entre los diferentes sectores de la sociedad para poder convocar un paro nacional, una "medida de mayor dureza" con la que frenar las exigentes medidas del Ejecutivo.
"Tenemos que organizar a nuestros compañeros y además tenemos que poner detrás de nosotros a la ciudadanía. Por eso, compañeros, estamos haciendo esto, por eso estamos en la calle, para que el resto de la ciudadanía acompañe esta medida. Nada se gana sin organización", aseveró Schmid durante una protesta a la que acudieron cientos de personas.
Para calentar más el panorama del país, la agencia Moody's advirtió este lunes de que la "turbulencia" de las tasas de interés y el tipo de cambio han puesto en evidencia las "debilidades estructurales" de Argentina y señaló que aunque las medidas del Gobierno buscan salvar la economía "real", probablemente tendrán "presión negativa" en el crecimiento.
Pese a las críticas, el presidente de Argentina recibió en la Casa Rosada, sede del Gobierno en Buenos Aires, a autoridades de algunos de los bloques políticos que tienen representación en el Senado para dialogar sobre la situación acaecida por el desplome del peso y las conversaciones con el FMI.
Precisamente, el Senado tratará esta semana un proyecto de la oposición para frenar las subidas de tarifas de los servicios públicos y que consiguió el visto bueno en Diputados el miércoles pasado.
Este encuentro no es el único realizado por el Ejecutivo, ya que llega tras diversas reuniones con representantes empresariales y políticos -entre ellos gobernadores provinciales oficialistas y opositores, con fuerte influencia en la Cámara Alta- para recabar apoyos para su plan económico.
A modo de refuerzo, los ministros de Producción, Francisco Cabrera, y de Finanzas, Luis Caputo, se reunieron hoy con varios empresarios para transmitirle al sector privado tranquilidad por estas medidas.
Aunque no se han confirmado cifras, se estima que la cuantía económica solicitada al FMI ronda los 30.000 millones de dólares, una vía de financiación con la que han querido obtener el apoyo de la comunidad internacional.
En esa línea, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se comunicó telefónicamente con el mandatario argentino y le "ratificó su apoyo" a las conversaciones que el país suramericano tiene con el FMI para obtener un crédito y paliar la caída del peso.