Singapur: el “milagro económico” que seduce a varios economistas chilenos
Los economistas José Luis Daza y Ricardo Caballero han destacado el modelo asiático, que pasó de ser una isla pobre en los años 60, a una de las economás más ricas del planeta en la actualidad. Los economistas valoran su apertura comercial, el avance educacional y su marco regulatorio y de innovación. Sin embargo, algunos tienen reparos al sistema político autoritario que ha tenido la isla en los últimos 60 años y abogan por mirar otros ejemplos exitosos en el mundo, como Nueva Zelandia, Australia y Corea del Sur.
Hace 60 años era una isla pobre, llena de pantanos y algo despreciada por sus vecinos. Hoy, Singapur, una pequeña ciudad-estado de 6 millones de habitantes y de una superficie similar a la de Nueva York, es uno de los países más ricos del mundo y es denominada “la perla de Asia” por su desarrollo económico y social.
La llamada “ciudad de los leones”, que fue parte del imperio británico, inició una serie de transformaciones económicas a partir de su independencia en 1965, e intensificadas en la década de los 90, que apuntaron a abrirse con fuerza al comercio internacional, a masificar los tratados de libre comercio, a implementar exitosas políticas educacionales y a promover la inversión extranjera. Al llamado “milagro económico” de Singapur también colaboró su privilegiada ubicación estratégica, justo en la zona más poblada y de mayor crecimiento del mundo.
Si a mediados de los años 60 su Producto Interno Bruto (PIB) por habitante bordeaba los US$500, casi seis décadas después le medición per cápita supera los US$80 mil y se disputa con Luxemburgo e Irlanda el liderazgo como la nación más rica del mundo.
La exuberante evidencia del avance económico y social de Singapur en las últimas décadas ha centrado la mirada de numerosos economistas chilenos. En una reciente visita a Chile a propósito de un seminario de Moneda Patria Investments, el economista José Luis Daza destacó a Singapur, y no países de Europa, como un modelo económico a seguir.
“Este mundo se está alineando alrededor de tres modelos. Uno de ellos es el modelo de EE.UU. que está basado en la descentralización. Miles de individuos tomando decisiones descentralizadas. Otro modelo es el europeo. ¿A cuál nos queremos parecer? Los europeos dijeron: ‘queremos pasarlo bien, no queremos trabajar mucho, queremos jubilarnos jóvenes’. Y Europa está totalmente estancada. El punto es que Europa no es el modelo, está estancada. Creo que tienen serios problemas”, sostuvo Daza, quien reside en Estados Unidos.
“En 1960 Singapur tenía un ingreso per cápita que era menos de la mitad de Argentina. Miren lo que pasó con Singapur y Argentina. Hoy tiene un ingreso que es un octavo del de Singapur. Son abiertos al comercio, a la inversión, gobiernos pequeños, impuestos bajos. Cuando vemos los modelos a quiénes nos queremos parecer, yo les digo: ‘Miren a Singapur, no miremos a Francia, no miremos a Europa’”, concluyó el economista que asesoró al republicano José Antonio Kast durante la campaña presidencial de 2021.
Sin embargo, en el mismo seminario el economista de la UCLA, Sebastián Edwards, expuso que el modelo a seguir por Chile era más bien Nueva Zelandia, dada sus características geográficas y sociales. “Nueva Zelandia es lo que me parece a mí más realista y Singapur es más un ideal ‘cool’”, señaló.
Otro economista que ha centrado su mirada en el modelo de Singapur es el académico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Ricardo Caballero. “Hace años que vengo destacando las virtudes de Singapur. Creo que ese debe ser nuestro norte, no la Ocde. Obviamente, ningún sistema se puede importar sin adaptarlo a la idiosincrasia local, pero los grandes principios sí se pueden adoptar rápido. Mirando desde gran altura, creo que el principio más importante de Singapur es que son ultracuidadosos con los incentivos que generan sus políticas públicas. No solo se preocupan de los malos incentivos que estas puedan generar, sino que, además, las diseñan para incentivar a la gente a tomar decisiones correctas. Tienen una mezcla muy especial de una economía extremadamente competitiva y eficiente, acompañada de un alto grado de paternalismo”, afirmó el economista chileno en una reciente entrevista con Pulso.
Las luces y sombras del modelo
Este año Singapur -una población políglota de chinos, malayos e indios- encabezó el ranking de competitividad mundial, seguido de Suiza y Dinamarca, dado su liderazgo en infraestructura tecnológica y mercado laboral, entre otros índices, según la edición de 2024 del IMD.
Sin embargo, el también llamado “Disneylandia con pena de muerte” ha sido cuestionado por organismos internacionales por su estricto control de la vida privada y las fuertes restricciones a las libertades personales. El país asiático tiene unas de las leyes antidrogas más severas del mundo, la que considera necesarias para proteger a la sociedad. La ley impone la pena de muerte a cualquier persona que sea sorprendido traficando con más de 500 gramos de marihuana o con más de 15 gramos de heroína o más de 30 gramos de cocaína.
Para otros economistas, no existe un solo modelo económico que sirva a Chile como guía al desarrollo, aunque destacan los incuestionables avances que ha tenido el país asiático. “En general, no se debe elegir un solo país para seguir, pero sí comparto la idea de mirar y aprender de países que tienen un desempeño destacado en distintos ámbitos y ver en qué medida sus políticas son aplicables a Chile. Singapur es un país que cuenta con políticas económicas prudentes, abierto al mundo y es un país interesante en diversas dimensiones que pueden ser tomadas como referencia para Chile”, sostiene el coordinador macroeconómico de Clapes UC,Hermann González.
Entre sus ventajas, enumera, está la baja carga impositiva, los incentivos a la inversión, la infraestructura logística y digital de “clase mundial”, y el énfasis en la educación y capacitación de su fuerza de trabajo, además de una economía basada en el conocimiento y un Estado eficiente que provee servicios públicos de alta calidad.
“Sin embargo, Singapur tiene diferencias con nuestro país, como, por ejemplo, no es abundante en materias primas como Chile, es un país que tiene una ubicación estratégica en la cadena global de suministros que nuestro país no tiene. Y también se debe tener en cuenta el punto de partida. Chile tiene un PIB per cápita que es menos de un cuarto del de Singapur y, en consecuencia, una serie de brechas por cerrar, por lo que sería un error tratar de aplicar directamente el marco político e institucional vigente hoy en ese país al nuestro. Es decir, está bien tener a Singapur como ejemplo en las dimensiones señaladas, pero teniendo en cuenta las diferencias existentes entre ambos países”, repara el experto.
En la misma línea, el economista Patricio Rojas coincide en que no existe un solo modelo a seguir para Chile y destaca que la evidencia de países exitosos demuestra que hay políticas comunes a seguir, como la alta inversión en educación, un marco regulatorio estable que mejore el clima de negocios e incentive la innovación, la diversificación económica y la sostenibilidad de los recursos naturales, y las políticas que permitan lograr la estabilidad de precios y la sanidad fiscal, entre otros.
“Me parece correcto tener a Singapur como el modelo a seguir, aunque debe ser considerado y adaptado al contexto en que vive Chile en la actualidad, particularmente al grado de desarrollo y al nivel de educación de los habitantes. Singapur se destaca por ser una economía ultracompetitiva, basada en la exportación, con una mano de obra muy calificada y educada (...) Uno de los principales atributos que distingue a Singapur de otras economías, y que ha ayudado a acelerar este proceso, es el rol que juegan los incentivos en sus políticas públicas”, dice el economista de Rojas y Asociados, quien cree también que Singapur ha mostrado un alto nivel de gestión pública con un manejo fiscal prudente y una baja carga tributaria.
Sin embargo, Rojas repara en las desventajas que tiene un país autoritario de las características de Singapur. “Es evidente que un gobierno autoritario puede implementar políticas económicas sin muchas demoras en burocracia u oposición política, lo cual podría ayudar a crear un ambiente de negocios más predecible y deseable para algunos inversionistas; sin embargo, este régimen autoritario tiene sus desventajas y costos en términos de libertades civiles, por tanto, el modelo de Singapur debe ser analizado con sus costos y beneficios, destacando lo positivo y factible de adaptar a la economía chilena”, precisa.
El actual sistema de gobierno en Singapur, que emula al parlamentarismo inglés, se asemeja más al autoritarismo que a una democracia multipartidista, según los analistas. Si bien existen elecciones libres, el Partido de Acción Popular ha gobernado Singapur desde su independencia de Reino Unido en 1965 y su máximo líder Lee Kuan Yew fue el primer ministro del gobierno durante 31 años. Hasta hace un mes, Lee Hsien Loong, su hijo, ostentó el mismo cargo, desde el año 2004, en medio de fuertes cuestionamientos a la libertad de prensa en la isla. Según el Índice Global 2024 de Libertad de Prensa, esta nación insular ocupa el puesto 124 de los 180 países examinados. En 2003 ocupaba el puesto 144.
“Por supuesto que no es necesario ni deseable ese grado de restricciones. Por lo mismo, creo que la idea debe ser mirar las buenas políticas públicas que se han implementado (en Singapur) y ver qué podemos implementar acorde con nuestra realidad política e institucional”, añade Hermann González, de Clapes UC.
Con todo, Juan Nagel, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, cree que Singapur es un modelo a seguir y precisa que la isla asiática no es “completamente” autoritaria. “El problema es que el partido gobernante goza de una gran ventaja. Esto en parte se debe a abusos de poder, pero también porque lo han hecho muy bien, y la población los apoya”. sintetiza Nagel.
“Singapur es un ejemplo de un país que hace políticas públicas inteligentes, y que combina lo mejor del mercado con lo mejor del Estado guía. Un ejemplo claro es el desarrollo de la industria petroquímica: aprovechando sus ventajas naturales, Singapur implementó una política de estímulo al establecimiento de un centro de refinación petrolera de nivel mundial, a pesar de que el país tiene muy pocos recursos naturales. Singapur tiene mucha experiencia en políticas de transferencia tecnológica que Chile podría aprovechar más. Ni hablar de los grandes logros en educación. Muchas de estas cosas no las logra el mercado solamente, sino con una combinación inteligente de mercado con políticas públicas”, concluye el académico.
Los otros modelos para Chile
Juan Nagel cree también que Nueva Zelandia es otro modelo a seguir, ya que también ha habido una política de desarrollo industrial en la que se ha combinado el mercado con la acción del Estado.
“Nueva Zelandia (NZ) es otro ejemplo de cómo se hacen las cosas bien y ciertamente también constituye un ejemplo a seguir por Chile. Para algunos, el camino seguido por NZ puede ser más adecuado para Chile porque es un país parecido en su ubicación geográfica en el mundo, es una economía abierta y pequeña, exportadora y que ha logrado ser exitosa, elevando los estándares de vida de su población. Además, exhibe un alto nivel de competencia en sus mercados, es una economía eficiente, altamente transparente, con un entorno regulatorio estable y favorable para hacer negocios. Adicionalmente, NZ ha generado un modelo económico que les ha permitido crecer con sostenibilidad y equidad social”, sostiene, a su vez, Patricio Rojas, quien también destaca a países como Australia y Corea del Sur.
Hermann González coincide y considera necesario tomar modelos de países que hayan alcanzado el mismo PIB per cápita de Chile y, luego, que hayan crecido luego a tasas mayores que las de nuestro país.
“En ese ejercicio, otros países que aparecen referentes son Corea del Sur y Taiwán; en Europa, Irlanda y Estonia; además está Australia y, por supuesto, seguir mirando en diversas dimensiones a EE. UU. que ha mostrado una capacidad para innovar y seguir creciendo que destaca en el mundo desarrollado. Reitero que me parece un error enfocarse en un solo país, cualquiera sea este. Pienso que se simplifica en exceso la discusión al hacerlo. Más bien lo que se debe hacer es mirar políticas públicas exitosas y aplicables a la realidad de nuestro país, independiente de donde se hayan implementado originalmente”, concluye González.
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