El estatus de Singapur como centro financiero hiperconectado lo convierte en un objetivo atractivo para los hackers. Ataques informados recientemente han intensificado la atención en la ciberseguridad, en medio de sus esfuerzos por convertirse en uno de los líderes en tecnología.

En lo que la prensa local denominó el mayor robo de datos en la historia del país, descubierto el mes pasado, hackers robaron información de 1,5 millones de pacientes, incluido el primer ministro, Lee Hsien Loong, en un ataque a SingHealth, el principal proveedor de servicios de salud pública. Pocos días después, la Asociación de Inversores de Valores (Singapur) también anunció el robo de datos de 70.000 miembros en 2013.

"Singapur tiene activos atractivos, que pueden ser de interés para adversarios cibernéticos, por distintos motivos, incluyendo el crimen financiero y el espionaje con respaldo estatal", dijo Tim Wellsmore, director de los programas de seguridad gubernamental del Asia Pacífico para la firma de ciberseguridad FireEye. "Ciertamente los casos han llamado la atención de los funcionarios adecuados al interior del gobierno de Singapur", dijo vía telefónica.

Singapur es el séptimo país con mayor riqueza del mundo, según un reciente informe de Allianz, y aloja a 127 bancos locales y extranjeros, con depósitos comerciales por más de 613.000 millones de dólares de Singapur (US$449.000 millones). El gobierno puso en marcha rápidamente una investigación policial y formó una comisión para realizar un análisis independiente.

El gobierno también paralizó todos los proyectos vinculados a la Iniciativa País Inteligente, que aún no se ha ejecutado, y podría postergar el objetivo de que los ciudadanos puedan completar el 95 por ciento de todos los trámites oficiales en línea para 2023.

La Autoridad Monetaria de Singapur, el banco central del país, también ofició a todas las instituciones financieras para que refuercen sus procesos de verificación de clientes, y no dependan solo de datos como nombre, edad, género, raza y fecha de nacimiento.

En 2016, Singapur anunció planes para impedir que sus funcionarios accedan a Internet desde sus ordenadores en los puestos de trabajo ante la creciente amenaza de ataques cibernéticos, que afectaron a las máquinas de unos 100.000 empleados públicos. El gobierno también introdujo nuevas leyes para asegurar que la información recabada por los desarrolladores de aplicaciones móviles y otras empresas está a salvo de los hackers.