Banco Central presentó el Informe de Estabilidad Financiera del primer semestre. Y si bien tuvo un tono en general de una leve mejoría, dejó también algunas señales de alerta.
Dentro de los principales temas, el Informe señala que el escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. En el plano interno, la resolución de desequilibrios de años previos ha permitido que la situación financiera de empresas y personas vaya mejorando. No obstante, se identifican algunos sectores rezagados en su recuperación, como el sector inmobiliario, que ha elevado el impago, lo que se relaciona con el bajo dinamismo que ha mostrado ese sector afectado por el mayor costo de financiamiento debido a que las tasas de largo plazo -hipotecarías- se han mantenido altas.
En el detalle informe, resaltó que “el dinamismo del sector inmobiliario residencial se ha mantenido bajo por varios trimestres. Las vulnerabilidades identificadas en Informes anteriores siguen presentes en este sector. Así, ha continuado aumentando el stock disponible de viviendas terminadas para la venta, la rentabilidad del arriendo ha caído y se ha observado una mayor vacancia”.
¿Qué lo explica? Varios factores, pero el Central lo resumen en dos: uno, las tasas de interés de largo plazo locales se han mantenido elevadas en perspectiva histórica, reflejando el escenario externo. Mencionan que al cierre estadístico de este Informe la tasa de los BCP10 se ubicaba en torno a 6%, este mayor nivel de la tasa base —en conjunto con un alza en los spreads— se ha traspasado al costo de financiamiento corporativo local de largo plazo.
En ese sentido, destacan que “los spreads para empresas presentaron leves aumentos en los últimos seis meses, lo que mantiene las tasas de mayores plazos en niveles altos en perspectiva histórica, al tiempo que este tipo de emisiones continúa mostrando bajo dinamismo”.
También indican que “las emisiones bancarias locales se han realizado a plazos más cortos y con spreads por sobre lo observado en el Informe anterior. Asimismo, los spreads de financiamiento para algunos Oferentes de Crédito No Bancario (OCNB) también han aumentado”.
Y lo segundo, señalan, es que los indicadores de profundidad del mercado financiero no se han recuperado y se mantienen por debajo de los observados previo a la pandemia. “Un mercado de capitales de menor tamaño incide en las condiciones de financiamiento de mediano y largo plazo y tiene menos capacidad de mitigar los shocks externos que pueda enfrentar la economía. Asimismo, los altos vencimientos de deuda local pública y privada en lo venidero pueden ejercer mayor presión al alza sobre las tasas y los spreads de financiamiento dada la menor demanda por activos financieros locales.
Todo esto, dice el Central, ha repercutido en que las mayores tasas de largo plazo “han afectado el costo de los créditos hipotecarios, en un contexto donde el dinamismo del sector inmobiliario residencial se ha mantenido bajo por varios trimestres. Las vulnerabilidades identificadas en Informes anteriores siguen presentes en este sector”.
Por lo mismo, afirman que “ha continuado aumentando el stock disponible de viviendas terminadas para la venta, la rentabilidad del arriendo ha caído y se ha observado una mayor vacancia. En este entorno, se ha elevado el impago de las empresas del sector y se ha restringido su acceso al crédito. Esto se ha visto mitigado por una menor carga financiera, dadas las menores tasas de interés de corto plazo”.
Los riesgos del sector externo
Según describe el Banco Central, el escenario externo continúa siendo la principal fuente de riesgos para la estabilidad financiera local. En este sentido, el informe resalta que “los mercados financieros globales reflejan una alta sensibilidad a las noticias, en un escenario en que se mantiene la incertidumbre acerca del inicio y velocidad del ciclo de normalización de la política monetaria en Estados Unidos”. Por otra parte, subraya que “las tasas de largo plazo se mantienen elevadas, y los riesgos en torno al endeudamiento soberano son relevantes a nivel global”.
Por lo mismo, el BC advierte que las condiciones financieras para las economías emergentes podrían verse afectadas “significativamente”, en un escenario en que este panorama de tasas de interés externas se mantenga por un tiempo prolongado en torno a los niveles actuales o se incremente.
En un contexto como ese, mencionan que “se podría producir una corrección abrupta en los precios de algunos activos financieros, además de provocar efectos importantes en aquellos agentes más endeudados”. Todo esto, en un entorno en que se mantienen las vulnerabilidades en algunos segmentos de los mercados de crédito. Destaca el sector inmobiliario no residencial, que mantiene la atención de los reguladores en las principales economías.
El IEF indica, además, que los ejercicios de tensión bancarios dan cuenta de que la banca local se mantiene resiliente. Los resultados muestran que el sistema permanece con niveles adecuados de liquidez, provisiones y capital para mantenerse solvente frente a escenarios de tensión severos. No obstante, conforme continúe el proceso de implementación de Basilea III, enfrentará mayores requerimientos de capital, por lo que deberá seguir fortaleciendo sus bases de capital.
Asimismo, mencionan que “la situación macrofinanciera externa releva la importancia de seguir aumentando la resiliencia de los agentes locales y del sistema financiero con el objetivo de enfrentar un contexto internacional incierto y eventuales shocks adversos, sin poner en riesgo la estabilidad financiera”.
Plano local
En lo interno, el BC subraya que el endeudamiento agregado de las empresas no financieras aumentó respecto al IEF anterior, alcanzando 114% del PIB al cierre de 2023. “Este incremento se explicó principalmente por el efecto valoración, derivado de la depreciación del tipo de cambio y la mayor participación de préstamos externos, bonos externos e Inversión Extranjera Directa”.
La actividad crediticia permanece débil, aunque en lo reciente ha moderado su caída en la cartera comercial. Asimismo, la emisión de bonos corporativos, tanto locales como externos mostró bajo dinamismo durante el 2023 alcanzando US$2.160 millones y US$3.600 millones respectivamente, lo cual las ubica bajo el promedio de los últimos diez años.
Se resalta que “las empresas de mayor tamaño, que reportan sus balances a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), exhibieron indicadores financieros similares a lo visto antes de la pandemia. Al cuarto trimestre de 2023, la rentabilidad alcanzó 6,5%, nivel cercano a su promedio histórico”.
Ahora bien, en cuanto a las firmas que se financian con la banca local presentan una leve mejora en sus indicadores financieros, aunque ciertos grupos muestran un rezago en su recuperación.
Sin embargo, tal como se ha mencionado en IEF anteriores, existe un rezago en la recuperación de las firmas de menor tamaño; entre las que recibieron créditos Fogape-Covid; y las de ciertos sectores más procíclicos, como Comercio, Construcción e Inmobiliario, donde las ventas han tenido un crecimiento menos dinámico que en otros sectores. Este retraso en la recuperación de dichos grupos se ha traducido en mayor impago, el que sigue concentrado en las empresas de los sectores antes mencionados.
Ahora bien, en el segmento de hogares, los créditos de consumo han atenuado sus caídas, mientras que las colocaciones para la vivienda crecen a tasas estables, aunque bajas desde una perspectiva histórica. “La morosidad del crédito de consumo y comercial se ha incrementado por sobre patrones observados previamente”. puntualizan.
Para el BC, “la banca ha gestionado de forma adecuada y preventiva estos desarrollos, manteniendo el índice de provisiones estable en niveles elevados y ha aumentado la exigencia de garantías. El sistema bancario mantiene niveles de liquidez y solvencia acordes a una rentabilidad que ha vuelto a niveles de prepandemia, en tanto, los ejercicios de tensión dan cuenta que la banca local se mantiene resiliente”.