Ambos se llaman Alfonso Straub. El padre tiene residencia en Rapel. El hijo, en Puerto Varas. Y son el centro de un nuevo escándalo financiero-policial que afecta a una empresa de factoring. Si el año pasado fueron los casos de Primus y Factop, en este caso es SMB Servicios Financieros, propiedad entre otros del exalcalde de Santiago y exanimador de televisión Raúl Alcaíno, y su socio Álvaro Fischer, con quien también comparten la empresa de gestión de residuos Resiter. Y nuevamente son ejecutivos de primera línea los acusados de defraudar a una empresa financiera para su provecho personal.
El caso se conoció a raíz de una querella presentada por el gerente general de SMB Servicios Financieros S.A. (antes denominada SMB Factoring S.A.), Heiner Steidle, el 18 de noviembre y declarada admisible al día siguiente por el juez Rodrigo Carrasco del 4° Juzgado de Garantía de Santiago. En ella acusa al ingeniero comercial Alfonso Reinaldo Straub von Chrismar y a su hijo Alfonso Eduardo Straub Sanhueza de los delitos de administración desleal y apropiación indebida, cometidos cuando los Straub fueron gerente general y gerente comercial, respectivamente. Fueron unos $12 mil millones que se esfumaron de la empresa y que debieron ser repuestos por los socios para responder a sus acreedores.
Hasta ahora, los accionistas y al mismo tiempo directores de SMB no se habían referido al caso. Sin embargo, Fischer accedió a comentar sucintamente a Pulso, por escrito, lo ocurrido tras descubrir lo que consideran un desfalco de quien fuera no sólo un socio, sino un cercano, a quien conocían por más de 20 años.
“Una vez detectados, los accionistas tomaron la decisión de cambiar la gerencia, efectuar una auditoría profunda, que reveló la cuantía y magnitud de los perjuicios, aportar los recursos necesarios para enfrentar la situación, y recorrer las presidencias o gerencias de todos los bancos involucrados, para revelar el problema. Como la compañía nunca emitió deuda pública, no hay terceros afectados, ni la fe pública comprometida”, dijo Álvaro Fischer, presidente del directorio de SMB, una compañía que hoy está presente en Santiago, La Serena, Viña del Mar, Concepción y Puerto Varas.
“Los recursos aportados fueron capitalizados en la compañía, y utilizados para pagar las deudas vigentes -la deuda con la banca es hoy menos de un tercio de la original- y para conformar un capital con el cual se han retomado las operaciones”, agregó.
La gestación
La idea de abrirse al negocio del factoring había sido planteada por Straub von Chrismar a inicios de la década del 2000 a Leonardo Bitran, Raúl Alcaíno y Álvaro Fischer. Straub tenía un currículum apreciable: después de pasar por la Escuela Militar (hoy es oficial de reserva), había seguido cursos de administración en la Universidad de Maryland y luego estudiado Ingeniería Comercial en la Universidad Católica, en los mismos años que Alcaíno y Fischer estudiaban Ingeniería Civil en la U. de Chile. Siempre estuvo vinculado al negocio financiero, como su primo hermano, el hoy gerente general de BCI, Eugenio von Chrismar. Trabajó en Leasing Andino y en el banco Bice en los años 80 y fue gerente comercial del Chicago Continental Bank a fines de esa década, mientras en paralelo era director de Iansa y de Tanner Continental. Luego fue gerente de grandes empresas en el Banco Santander por tres años y en la década de los 90 fue director comercial y gerente general de la corredora de bolsa Socime. Posteriormente, fue gerente de la división corporativa y negocios del Banco Sudamericano, donde fue director, entre otros, de las filiales de factoring y de leasing. Tras salir del banco en 2000, creó una empresa de finanzas corporativas llamada First Financial. Con esta experiencia, convenció a Alcaíno, Fischer y Bitrán de levantar un negocio para factorizar boletas.
Así fue como el 11 de febrero de 2003 fue creada General Factoring (GF S.A.). El capital de $1.000 millones fue aportado en partes iguales por cinco sociedades: First Financial (Straub), Inversiones AFA (Fischer), Inversiones Frima (Leonardo Bitrán y luego su hijo Gabriel), Inversiones ENE (antes Azul Asesorías, de Alcaíno) e Inversiones Veva (hoy Inversiones CCV, de Víctor Vera).
Dada la trayectoria de Straub, ingresó al capital sin entregar dinero: que su aporte fue con cargo a los dividendos futuros. Por ello le fue encargada la gerencia general de la firma, que cambió de nombre a SMB Factoring S.A. a fines de la década del 2000, con plenos poderes. En paralelo, Straub integró los directorios de VTR, Laboratorio Chile, Vogt y la Corporación de Exalumnos de la Escuela Militar.
SMB creció sin grandes aspavientos hasta que en 2010 se decidió ampliar el giro a leasing, otro negocio por el que había pasado Straub. En 2016, la sociedad aumentó su capital a $1.500 millones y en 2018, a $2.753 millones. “Era un buen negocio, tenían una cartera saludable y Straub era considerado un buen ejecutor por los accionistas”, dice un colaborador.
Aunque los querellantes no tienen claro cuándo comenzaron los movimientos de Straub que acusan de delictivos, el 27 de abril del 2022 se produjo un hecho que podría ser clave: Straub von Chrismar nombró gerente comercial a su hijo Alfonso Straub Sanhueza.
Publicista de la Universidad del Pacífico, la primera experiencia laboral de Straub hijo fue en 2007, mientras estudiaba, cuando creó la agencia de publicidad Inframedia. El negocio funcionó un año. En 2008 fue contratado por su padre como agente de la sucursal Huechuraba del factoring. En 2013, se hizo cargo de la oficina en Puerto Montt. Cuando llevaba seis años allá, fue ascendido a gerente comercial de leasing de SMB, pero permaneció en Puerto Varas. Estuvo en ese cargo hasta el 5 de abril de este año, cuando fue desvinculado por “incumplimiento contractual grave”, tras lo cual presentó una demanda por despido injustificado.
Las acusaciones
En el currículum de Straub Sanhueza aparece algo que puede no llamar la atención, pero que coincide con su ascenso a la gerencia. Entre 2019 y 2021 estudió un MBA Executive en la escuela ESE de la Universidad de los Andes, el que, según dice la querella, fue financiado por SMB sin conocimiento del directorio. Uno de la serie de hechos que la mesa acusa de irregularidades en la gestión de él y de su padre.
Y cuyo hallazgo partió el año pasado, cuando los directores detectaron ciertas inconsistencias en los informes mensuales que Straub von Chrismar presentaba. En especial, lo relativo a la morosidad. “Eran movimientos poco naturales”, cuenta una fuente, pues “subía mucho un mes y bajaba fuertemente al otro”. Lo mismo pasaba con los activos: el dinero pendiente de pago. “Hubo varias conversaciones. Straub siempre atribuyó esas inconsistencias a malos entendidos, a cosas que tenía que corregir. Nunca reconoció un falseamiento mayor. Pedía que le dieran tiempo para ordenar los números”, dice la misma fuente.
Dado que Straub señalaba que al negocio le estaba yendo mal, pidió autorización para tomar créditos bancarios que le permitieran comprar más facturas, pero lo cierto es que esos préstamos iban a pagar sueldos y gastos.
En la sesión del directorio de julio de 2023, las preguntas ante la falta de liquidez que mostraba SB se reiteraron y las dudas aumentaron. Como los números no daban, la sociedad decidió elevar su capital a $3.153 millones.
Hasta que la mesa decidió tomar la asesoría de Abaqus, un multifamily office que realiza asesorías financieras tecnológicas, para que revisara los números a fondo. Y en paralelo, se enviaron los antecedentes contables a los auditores externos contratados en 2022, Mazars, quienes en una revisión de fines de 2023 pudieron confirmar que no había errores numéricos, “sino cuantiosas y relevantes irregularidades” y diferencias enormes entre lo que había presentado Straub y las cifras reales.
En la querella lo resumen: “El gerente general presentaba una cartera de factoring de $12.490 millones, con una morosidad de $132 millones. Sin embargo, hoy sabemos que la cartera real de las operaciones de factoring era de apenas $6.437 millones, con una morosidad de $3.147 millones (…) una morosidad e incobrabilidad de casi el 50%”. En leasing, la cartera real era $7.800 millones, con una morosidad de $3.200 millones, y no de $130 millones, “como informaba el gerente general con cooperación de su hijo”.
Según sus acusadores, Straub había realizado un maquillaje tal de los números de la sociedad “modificando dolosamente los balances y contabilidad de la empresa, para aparentar una salud financiera inexistente”, según la acusación, que nadie pudo lo percibir, ni siquiera las auditoras. Así, la sociedad pasó de un supuesto patrimonio positivo de $3.900 millones a una pérdida patrimonial real de $9.300 millones, a junio de 2023.
En una junta extraordinaria del 19 de diciembre de 2023, los accionistas decidieron otorgar un préstamo de $3.563 millones, a devolverse el 31 de diciembre de 2025, para mitigar los perjuicios. El 11 de enero de 2024 Straub von Chrismar fue reemplazado por Juan Ignacio Zapata como gerente general interino, un ejecutivo de otra empresa de Alcaíno y Fischer, para reordenar la empresa. El 5 de junio fue nombrado Heiner Steidle Alcaíno, sobrino de Raúl. El 4 de julio, la firma cambió de nombre a SMB Servicios Financieros S.A. En esos días, los socios decidieron inyectar otros $7.450 millones en capital, sumando aportes por $11.005 millones. Straub padre aceptó subordinar créditos por $83 millones que su firma First Financial tenía contra SMB.
En la querella se caracterizan otras irregularidades. Por ejemplo, en 2017 SMB suscribió contratos de leasing de flota de vehículos con Transportes Futuro, de la cual era socio el gerente y su esposa, y Transportes Delfos, del cual era director: ambas aún tienen deudas con el factoring. La empresa también tenía contratos de seguros con la corredora Adventure Response, de propiedad de su gerente y de su hija Camila Straub, que no fue presentada al directorio. Y en 2023, SMB contrató seguros con esta firma por una flota de vehículos valorizada en 130 mil UF, pero la póliza era por 230 mil UF. El gerente comercial Straub Sanhueza financió a la corredora de seguros Paralelo Sur, de su hermana Camila, a una tasa de 0,01%. Straub von Chrismar se otorgó anticipos por $158 millones no reembolsados y bonos por $140 millones no aprobados por el directorio. Contrató a la esposa de su hijo, la abogada Francisca Fuster, por servicios legales “prácticamente inexistentes”, dice el documento, e incluso compró una camioneta F-150 al contado con cargo a la empresa en unos $ 31 millones, que después se vendió a sí mismo por $ 1 millón y luego la revendió a precio de mercado.
En su demanda laboral contra SMB, Straub hijo descartó todas las acusaciones: “Los procedimientos de trabajo se realizaban siempre de la misma manera, la empresa era auditada continuamente y jamás fui reprochado por la forma de operar. Al contrario. Así lo demuestran las cartas firmadas por el propio presidente del directorio, Álvaro Fischer Abeliuk, correspondiente a los años 2021, 2022 y 2023″.
Aunque se intentó contactar a los Straub, no pudieron ser ubicados.