Es una carrera contra el tiempo: en las últimas semanas se ha desinflado el interés de los inversores en la salida a bolsa de compañía inmobiliaria de coworking WeWork por las dudas sobre el modelo de negocio, debido a las altas inversiones, pérdidas crecientes y la valoración de la empresa.

Pero también hay noticias positivas. Ayer, The Wall Street Journal informó que SoftBank Group Corp. planea comprar al menos US$ 750 millones en las acciones de la inminente oferta inicial de WeWork, una medida que según algunos observadores podría permitir a la compañía apuntalar la operación de apertura.

El conglomerado tecnológico japonés, que ya es el mayor inversor en la matriz de WeWork, terminaría con el 25% o más de las acciones vendidas en una oferta que se espera recaude al menos US$ 3 mil millones y valore la puesta en marcha entre US$ 15 mil millones y US$ 20 mil millones, según personas familiarizadas con el asunto.

Eso es significativamente menor que la valoración de US$ 47 mil millones que SoftBank compró a principios de este año, lo que refleja el escepticismo sobre el gobierno de WeWork y la capacidad de revertir las fuertes pérdidas.

La situación aún es fluida, y no hay garantía de que haya suficiente demanda general para permitir a la compañía llevar a cabo la oferta asediada, o de que logrará una valoración dentro del rango que se prevé actualmente.

Pero lo de SoftBank no fue lo único que se supo ayer. Unas horas antes, We Co., como se conoce oficialmente, señaló que había acordado hacer cambios radicales en la gobernanza y que había elegido a Nasdaq para la transacción. Además, detalló los cambios de gobierno en una presentación regulatoria en que aseguró que la compañía designaría un director independiente líder para fin de año. El cofundador y director ejecutivo, Adam Neumann, también redujo sus derechos de voto a 10 votos por acción desde 20. Neumann aún conserva el control de votación mayoritario, pero la compañía dijo que la junta tiene la capacidad de eliminarlo como CEO. De hecho, la firma eliminó una disposición en la que su esposa, Rebekah Neumann, también cofundadora de We, desempeñaría un papel clave en la elección del sucesor de Neumann si muere o queda discapacitado permanentemente en los próximos 10 años.

La firma dijo que Neumann, quien anteriormente prometió que no vendería acciones durante un año después de la OPI, no vendería más del 10% de su participación en el segundo y tercer año después de la oferta.

Los posibles inversores también han cuestionado ventas de Neumann por cientos de millones de dólares en acciones de We.P