"La recesión económica, combinada con el impacto de las protestas públicas internas el año pasado, ha empeorado la trayectoria de crecimiento del PIB de Chile”, parte señalando S&P Global Ratings en el reporte donde decidió modificar la perspectiva de la calificación nacional, desde “estable” a “negativa”, precisando que en al menos uno de cada tres escenario que visualizan a 24 meses, el país sufriría un recorte de su nota.
Aunque la agencia estadounidense valora que “el tipo de cambio flotante de Chile, la flexibilidad fiscal y monetaria y las fortalezas institucionales deberían amortiguar el impacto económico y social negativo de la pandemia y la recesión mundial”, considera que eso no sería suficiente para sostener en el mediano plazo las actuales calificaciones de la deuda soberana “A+ /A-1” en moneda extranjera y de “AA-/A-1+” en moneda local.
Este es el primer cambio en la perspectiva del país que realiza S&P desde julio de 2017, cuando bajó por primera vez la clasificación soberana hasta la actual, con outlook estable. Seis meses antes de tomar esa decisión, había bajado la perspectiva de estable a negativa.
“La perspectiva negativa refleja el riesgo de un período prolongado de bajo crecimiento económico, luego de la recesión en 2020, que podría erosionar el perfil fiscal del gobierno y conducir a una rebaja”, detalla el reporte liderado por Manuel Orozco, el analista que da seguimiento a la clasificación soberana de Chile.
En un análisis con un tono balanceado, en el que anticipa una contracción del PIB de 3,9% en 2020 y una expansión de 4,6% en 2021, S&P también ahonda en las consecuencias del proceso político que vive el país, fruto del estallido social.
“Esperamos que los pilares básicos de las políticas actuales de Chile, como los controles y equilibrios políticos, un marco transparente y cauteloso para la política fiscal y monetaria, y un Banco Central autónomo, persistan después del cambio en la constitución”, indican en el reporte. Sin embargo, agregan que “la incertidumbre creada por este proceso podría afectar las perspectivas de crecimiento económico a mediano y largo plazo de Chile, así como la capacidad del gobierno para contener la erosión fiscal potencial”.
En relación a los desafíos en curso por la pandemia, Orozco señala a PULSO que “la respuesta de Chile ha sido muy importante y es consecuencia de una riqueza bien administrada, que permitió mantener los niveles de ahorro soberano, de fondos de pensiones, de fondos de desempleo y en un montón de lugares, lo que les permite esta magnitud de política contracíclica”.
No obstante, es esa capacidad la que queda en entredicho para el futuro. “Si lo que acontece en el mundo termina provocando un crecimiento bajo, en un contexto de demandas sociales en materia de educación, pensiones, salud, etc, que generan mayores niveles de gasto, Chile es incapaz de recuperar el espacio fiscal que está utilizando hoy para una política contracíclica”, subrayó el experto.
Desde el Ministerio de Hacienda sostuvieron que esta situación “reafirma la importancia de recuperar el crecimiento económico, al tiempo que reitera su compromiso con la responsabilidad fiscal, la reducción gradual del déficit fiscal estructural, y la mantención de una situación sustentable para las finanzas públicas”.
Lo anterior, considerando que se trata de la segunda agencia que toma esta determinación. Sin tener sobre la mesa un ponorama muy claro respecto al impacto del coronavirus en Chile y el resto de Occidente, el 12 de marzo Fitch hizo las misma modificación en sus perspectivas para el país, de manera que Moody’s es la única que mantiene su proyección en “estable”.