Nueve meses tardó el especialista en comunicación satelital de misión crítica, Ignacio Rodríguez, en recibir su kit de Starlink. En febrero realizó la reserva del pack de internet satelital, en octubre recibió el aviso de disponibilidad y el 9 de noviembre llegó a su casa. “En mi caso lo compré para probarlo, porque trabajo en el ámbito de la comunicación satelital para aplicaciones de misión crítica”, cuenta. Ya lleva casi un mes con el producto y el balance es positivo: “Esto es impresionante. La relación entre precio y ancho de banda es incomparablemente mejor”, destaca.

A mediados de octubre, la Subtel autorizó la distribución comercial de Starlink, una división de SpaceX, controlada por el empresario sudafricano Elon Musk, dueño de Tesla, empresa valuada en más de US$ 1 billón. Chile sería el primer país de la región en contar con el internet satelital que promete anchos de banda superiores a los 100 Mbps... incluso hasta los 300 Mbps.

Inicialmente se debía pagar una reserva de $ 92.600, para luego -una vez que el kit de autoinstalación estuviera disponible- cancelar el delta de $ 466.700 por el equipo, y $ 95.800 por los gastos de envío y gestión. Mensualmente, el servicio cuesta $ 92.600. Y el kit no se puede trasladar desde el domicilio inscrito en los registros.

Hoy si bien no hay datos oficiales y la Subtel podría tener reportes recién a partir de marzo, Starlink ya ha vendido más de 1.580 kits en Chile, revelan personas que conocen la evolución del nuevo negocio de Musk en el país. Con ello, se habría cumplido ya la cuota destinada a Chile en su primer año, límite que estaba en torno a esa cifra. De hecho, ahora las reservas apuntan a fines de 2022 o incluso inicios de 2023.

Alta demanda: pedidos a un año plazo

En agosto, Elon Musk informó a través de Twitter las primeras luces del desempeño de Starlink. Aseguró que a menos de un año desde su debut, ya contaba con 100.000 clientes y estaba operativo en 14 países; Chile era de uno de ellos. En ese momento, estaba en modo experimental. Se estaban llevando a cabo pruebas piloto en las localidades de Sotomó, en la Región de Los Lagos, y en Caleta Sierra, en Coquimbo.

La promesa era entregar un servicio de banda ancha de alta velocidad y baja latencia en todo el mundo, incluso en lugares donde el internet ha sido demasiado costoso, poco confiable o simplemente no está disponible. Ello, mediante la conexión a una constelación que llegará a tener unos 12.000 satélites. A la fecha, SpaceX ha lanzado del orden de 2.000, lo que hace que la red sea aún limitada para ir sustentando una demanda creciente. “Nuestras solicitudes de licencia están pendientes en muchos más países”, reconocía Musk en agosto. De hecho, sólo se puede comprar un kit por usuario.

SpaceX creó inicialmente -en 2019- una filial local llamada Tibro SPA. A mediados de 2020, tal sociedad cambió de nombre a Starlink Chile. Y en mayo pasado, el director de SpaceX, Brett Tarnutzer; la Starlink Market Access, Katrina Haase, y la former VP Satellite Government Affairs de SpaceX, Patricia Cooper, sostuvieron una reunión de una hora con el ministro de Economía, Lucas Palacios, para justamente presentarle el proyecto de internet digital.

A mediados de octubre, comenzaron a llegar los primeros embarques al país. Conocedores explican que han sido básicamente para usuarios que tienen residencias en zonas de difícil acceso o segundas viviendas; con -eso sí- cielos despejados, condición básica para que la conexión sea optima. Hoy, el servicio corre desde Caldera hasta Puerto Montt, mediante la instalación de cinco estaciones terrestres satelitales. “En este mercado no existía ningún servicio satelital capaz de entregar este nivel de servicio por un precio tan barato”, explica Rodríguez.

Quienes lo han usado destacan su buen desempeño, pese a ciertas interrupciones que ha tenido el servicio durante las últimas semanas; pequeñas caídas de corta duración.

La venta es directa desde la página de Starlink. La compañía firmó un convenio con DHL Express para la distribución en el país. La firma de courier trabaja, además, con la Agencia de Aduanas Espinosa para todo el proceso de ingreso. Gran parte de los kits han llegado vía aérea, a través de Latam.

En un principio, la logística para el arribo de los aparatos no estaba preparada, dicen quienes han seguido el proceso de internaciones. De hecho, sobre la marcha se armó la estructura a cargo, lo que generó un cierto nivel de atasco inicial en la entrega de los pedidos. En una primera etapa se produjo una avalancha de kits, cuya cantidad luego se estabilizó en torno a 100 por embarque. “Entre octubre y noviembre han llegado unos 1.500″, dice un integrante de la cadena de Starlink en Chile. Tras ello, los aterrizajes se han estancado.

Ahora, las reservas para obtener un kit apuntan a un año de espera o incluso más. Eso, mientras Starlink ha manifestado su intención de extender su operación en el país, abarcando la mayor cantidad de usuarios posibles, lo que, sin embargo, choca con la operativa para sostener ese crecimiento. Es que hoy lograr la meta de satélites para alimentar el servicio se ha vuelto compleja. Hace unas semanas, Musk reconocía que la crisis en la producción de motores para impulsar los cohetes que se usan para lanzar los satélites de Starlink ponía en duda incluso la continuidad de la firma. A ello, se suma -se lee en la web de la firma- la escasez de silicona, que ha retrasado la producción de kits. “Esto afectó nuestra capacidad de completar algunos pedidos”, destacaban.

El éxito del servicio en Chile ha sido tal que existen grupos en torno al internet satelital. Uno de ellos, Starlink Chile en Facebook, ya suma 1.169 integrantes, cantidad que se ha duplicado en los últimos 15 días, y que amenaza con seguir creciendo.

Contactados, no fue posible obtener la evaluación de SpaceX sobre su incursión en Chile. En DHL y Agencia de Aduanas Espinosa declinaron hacer comentarios.