En las últimas semanas, el ecosistema emprendedor chileno ha sido protagonista a nivel regional gracias tres empresas embajadoras: Cornershop, NotCo y Betterfly. Pero falta. Un estudio realizado por Endeavor, con el apoyo de la Asociación Chilena de Venture Capital, concluyó en la necesidad urgente de crear un “fondo de fondos” de capital de riesgo (venture capital, VC) en Chile, para poder movilizar millones de dólares hacia las startups y scaleups locales.
Para hacerse una idea, según el informe, las scaleups (startups en etapas mayores de crecimiento), corresponden al 1% del total de empresas en Chile, pero crean el 40% de los nuevos empleos y además crecen al menos 20% al año. La única forma para “apalancar” y hacer crecer ese segmento, sería un fondo de fondos (FdF), donde “el Estado actúe como limited partner (socio que aporta, pero tiene ciertas restricciones) y la administración sea ejecutada por un gestor profesional independiente, seleccionando fondos de VC”, indica el estudio. O sea, una entidad que mezcle al mundo público y al privado.
El estudio proyecta que US$600 millones serían movilizados en total en el ecosistema chileno gracias a este fondo, lo que impulsaría a más de 80 startups y scaleups de potencial global, generando 5.000 puestos de empleo y con un impacto social y económico equivalente a US$2.000 millones.
Para entender el modelo, los FdF, que invierten en otros fondos de inversión, podrían generar un impacto económico de gran magnitud, tomando en cuenta que el ticket promedio de rondas de inversión “Serie A” en Chile es la mitad de la de los ecosistemas de emprendimiento de la región. El ticket promedio en Chile es de US$3 millones, según la Asociación Latinoamericana de Capital de Riesgo & Capital Privado. Eso sí, la tarea no es fácil, ya que desde hace más de 10 años se está intentando implementar este sistema en Chile, algo que aún no se ha concretado.
Quizás el primer acercamiento serio al tema se generó a partir de 2017, cuando se creó la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC) que trabajó una minuta para apoyar el desarrollo de la industria, la cual fue entregada al Ministerio de Economía y de Hacienda en diciembre del 2018. Este set de recomendaciones incluía “incentivar la estructura de un fondo de inversión que, a su vez, invierta en fondos de inversión de capital de riesgo”, es decir, la misma estructura que adopta un FdF.
Según el estudio, “cada dólar invertido en el FdF no se queda ahí, se multiplica varias veces y de diversas maneras. Un fondo de fondos de US$200 millones permitiría invertir en cientos de startups y scaleups, con montos varias veces más altos que los actuales. A su vez, la iniciativa permitiría que miles de personas puedan sumarse a los equipos de las empresas del mañana. El impacto socioeconómico de este fondo de fondos estaría avaluado en más de US$2.000 millones”.
Para Joao Melhado, director de estudios y políticas públicas de Endeavor, también existe una oportunidad para nuestro país al consolidarse esta figura: “Chile es un gran punto de partida para las startups y scaleups. Si bien el mercado es mucho menor que el de Brasil y México, es más estable y con muy buena calidad de mano de obra y talento, ya tiene una cultura emprendedora bastante instalada. Además de un sistema regulatorio estable. Chile se transformó en un referente global y ha atraído a gente de todo el mundo con ideas nuevas y posicionamiento moderno”, dice Melhado.
La investigación estima que en un FdF regional de carácter público-privado, el Estado no debería aportar más de 30% del total, a través de equity y como limited partner, ya que se alinea de mejor forma con los intereses de la industria y evitaría privilegios del Estado en el orden de pago, lo que “es una señal importante para instituciones y potenciales inversionistas extranjeros. De esta forma, se atraería mayoritariamente al sector privado, como fondos de pensiones, corporaciones, organismos multilaterales o grandes fondos extranjeros”, indica el documento.
Para esto, es clave que sea administrado por un gestor profesional independiente, seleccionando fondos de venture capital. Además, para conseguir la mayor transparencia posible en el proceso de selección, y crear independencia de los inversionistas, convocatorias abiertas, con criterios y puntajes estructurados pueden ser de mucha ayuda.
Sobre este último punto, la investigación destaca que para poder enfrentar de mejor forma la selección de los fondos, existe la figura de un comité de inversiones integrado por externos, utilizados en casos como Portugal, Corea y Argentina.
El ejemplo de México
El estudio realizó una caracterización de 10 iniciativas relacionadas al FdF y uno de los casos más llamativos y cercanos es el del Fondo de Fondos de México. Desde 2013 hasta el 2018 se duplicó la cantidad de capital percibido por startups mexicanas cada año. En total, la industria creció 10 veces en 5 años, pero en 2019 alcanzó la cifra de US$718 millones invertidos en startups aztecas, 42 veces el tamaño de la industria de 2013. “Solo con el gran éxito en 2019, la industria triplicó lo invertido por el fondo”, señala el estudio de Endeavor.
Al respecto, Joao Melhado, concluye: “Es evidente que se pueden crear scaleups de clase mundial partiendo desde Chile y, de hecho, los casos ya existen”, señala el director de estudios y políticas públicas de Endeavor.P