La recuperación del mercado laboral será lenta y gradual. Ese ha sido uno de los principales mensajes que han entregado tanto autoridades de gobierno como economistas. Y si bien entre agosto y octubre se han creado 594.466 empleos, lo que da cuenta de una mejora desde los peores meses de la crisis, en el detalle de la composición de estos empleos se asoman indicadores que muestran la debilidad del empleo que se está creando.
Uno de ellos es que del total de plazas laborales generadas, el 68% corresponde a empleo informal. Un segundo indicador refleja que 127.730 de los nuevos empleos tienen algún grado de subutilización, lo que se traduce en un 22% del total de nuevas plazas.
El subempleo corresponde a aquellos casos en que los ocupados se encuentran trabajando, pero por debajo de su capacidad, y por ende, no están en pleno empleo. Es decir, se está en presencia de un desempleo de carácter parcial.
Juan Bravo, economista de la Universidad Católica, explica que el subempleo se puede abordar de tres formas.
La primera es que el trabajador esté ejerciendo a jornada parcial, pero en forma involuntaria, ya que le gustaría y estaría disponible para trabajar más horas. Esto se denomina subempleo por insuficiencia de horas.
“En la medición del INE esto corresponde a aquellos ocupados que trabajan 30 horas habituales o menos a la semana y que les gustaría y estarían disponibles para trabajar más horas en forma inmediata o dentro de los próximos 15 días”, añade.
La segunda forma ocurre cuando el trabajo que desempeña la persona implica una utilización insuficiente de sus competencias laborales y, por ende, genera un valor agregado menor al que podría lograr si realizara un trabajo acorde con su calificación o nivel de estudio. “A esta forma se le denomina subempleo por calificaciones”.
De acuerdo a Bravo, este tipo de indicador se mide considerando una serie de variables, como los niveles de educación y si el trabajo que realizan está acorde con los años de estudio. Y la tercera es el subempleo crítico, el cual incluye la subutilización por insuficiencia de horas y por calificaciones.
Según Bravo, el subempleo por calificación es el que más ha aumentado durante los últimos tres meses. “Si comparamos respecto de mayo-julio 2020, que fue el punto más bajo en materia laboral durante la crisis, vemos que el subempleo por calificaciones ha aumentado considerablemente, y que ya está cerca de alcanzar los niveles observados el año anterior. Esto revela otra arista que da cuenta de la debilidad de la situación económica y su impacto en el mercado laboral”, menciona. Según las cifras, este subió en 16,2%, lo que se traduce en que 125.918 personas más trabajan en empleos menos calificados para su nivel de preparación entre mayo y octubre.
“Estamos mejor que el peor momento de la pandemia, de eso no hay dudas, pero las cifras nos llaman a la cautela, pues la recuperación es precaria e inestable”, puntualiza el economista de la UC.
Presión laboral
Otra de las variables que para Bravo se deben seguir de cerca son las personas que se encuentran fuera de la fuerza laboral debido al efecto de la pandemia, pero que están dispuestas a insertarse a medida que la situación sanitaria se vaya controlando, lo que podría presionar el mercado laboral.
Si bien las personas que están en esta condición han ido bajando desde su punto más álgido que fue mayo-julio, llegando a 1.450.711 hasta las 731.377 que se registró en el periodo agosto-octubre, la cifra sigue siendo alta. “Este segmento es altamente relevante, puesto que se están reincorporando paulatinamente a la fuerza laboral, lo que significa una importante presión laboral en los próximos meses”, menciona.