La contingencia forzó al gobierno a cambiar su eje fiscal. Si hasta antes de la crisis social la ruta para ir convergiendo al balance estructural tenía una trayectoria que al 2022 llegaría a un déficit de 1% del PIB, ahora ese escenario se modificó de manera importante, ya que las necesidades de financiamiento para el próximo año elevaron el aumento de gasto público de 4,5% a 9,8%, su mayor alza desde 2009.
Esto llevará a que el déficit fiscal efectivo llegue a 4,4% del PIB el próximo año, cifra similar a la registrada en 2009 (4,3% del PIB), mientras que el estructural se ubicará en -3%. El compromiso que anunció Hacienda respecto de este último, es que ahora se reducirá a razón de 0,5% del PIB por año, llegando a -2% del PIB en 2022.
Todo lo anterior llevará a que el tamaño del Estado aumente su presencia en la economía chilena, llegando a 25,1% del PIB en 2020 -según estimaciones de Libertad y Desarrollo-, siendo su mayor nivel en 30 años, desde 1990.
Este salto rompe la tendencia de estabilización que había experimentado durante los cinco últimos años, en que se había mantenido en torno a 23% del PIB. Ahora, en cambio, subiría del orden de 1,6 puntos porcentuales.
Otra consecuencia de este mayor gasto es que la deuda pública llegará a 38% en 2024, avanzando casi 10 puntos en cinco años.
Los economistas señalaron que si bien es positivo que, junto con anunciar su plan reactivador del lunes, el ministro de Hacienda haya fijado un cronograma para retormar la senda de responsabilidad fiscal, falta ver el detalle de esa convergencia.
De hecho, los expertos consultados advirtieron que, producto del deterioro fiscal que se ha producido, existe el peligro de que las clasificadoras de riesgo puedan rebajar una vez más la nota crediticia del país. Carolina Grünwald, economista jefa de Banchile sostuvo que, "con el crecimiento del gasto a 9,8%, el gobierno está dando una señal importante de que el impulso fiscal va a ser fuerte. Con este escenario, es muy probable que las clasificadoras de riesgo nos bajen la nota". Macarena García, economista de LyD, añadió que "hay probabilidades de que los mercados financieros internacionales reaccionen rebajando la clasificación, dado que la ruta es solo un compromiso de esta administración, mientras continúan otros sectores pidiendo aún mayor gasto, incluso permanente".
Por su parte, el economista jefe de Bci Sergio Lehmann subrayó que "aparecen riesgos de una rebaja en la nota crediticia. El déficit fiscal será más alto y el gasto público crecerá de forma importante en 2020". Por ello, para el economista "un foco central en la evaluación que hacen las clasificadoras, dice relación con el compromiso de ir reduciendo el déficit fiscal". Alejandro Fernández, economista de Gemines, acotó que "la clasificación va a depender de que tan creíble sea todo el plan fiscal de mediano plazo. Más allá del gasto proyectado para 2020 , es la credibilidad que tenga el nuevo proceso de convergencia del déficit cíclicamente ajustado, la evolución del déficit efectivo y la deuda como porcentaje del PIB".