Una de las metas que el gobierno se autoimpuso fue la austeridad fiscal. Y parte de ella ya se observa, considerando que el tamaño del Estado ha ido logrando una pequeña senda bajista.
De acuerdo con el Informe de Finanzas Públicas del primer trimestre de este año, el gasto fiscal como porcentaje del PIB se ubicará en 23,4%, levemente por debajo del 23,6% del año pasado. Si bien el gasto público proyectado para 2019 de 4% es superior al aumento de 3,4% del año pasado, el factor que primó a la hora de contener el tamaño del Estado es el cálculo de deflactor del PIB que realizó Hacienda.
El deflactor es un índice que calcula la variación de los precios de una economía en un peíodo determinado utilizando para ello el Producto Interno Bruto (PIB). Se utiliza para conocer la parte del crecimiento de una economía que se debe al incremento de precios.
Los expertos señalan, además, que esta reducción se enmarca también en el esfuerzo del gobierno por contener el gasto. Cecilia Cifuentes, académica de la Universidad de Los Andes, sostuvo que "esta reducción se debe también a que el gobierno está pensando en subejecutar el presupuesto para contener el gasto".
Asimismo, el economista de Libertad y Desarrollo, Tomás Flores, aseveró que "la proyección hasta 2023 muestra una trayectoria en donde el gasto público modera su expansión paulatinamente, lo cual permitirá reducir el desequilibrio fiscal. Esto permite que recuperemos la buena clasificación de riesgo que teníamos antes".
Posición Financiera Neta
Entre los datos entregados el miércoles por la Dipres, está el resultado de la Posición Financiera Neta (PFN) para 2018, el denominado por los economistas como "test ácido" de la situación financiera de las arcas fiscales. Ello, pues enfrenta a los activos del Estado contra los pasivos o deuda del período, en un análisis más exigente, dado que excluye a las empresas estatales, entre ellas Codelco, que entre las públicas es la que tiene el mayor patrimonio.
Así, al cierre de 2018, la PFN se ubicó en -15,6% del PIB, reflejo de la mayor deuda bruta fiscal, profundizándose en relación a 2017, que fue de -13,2% del PIB. En términos de PFN, Chile dejó de ser acreedor neto y pasó a ser deudor neto en 2011.
Según Alejandro Fernández de Gemines, "este deterioro es una de las razones por las cuales las clasificadoras nos bajaron la nota, porque si bien es relativamente baja, el tema es la velocidad del deterioro". Añadió que "si se cumplen las proyecciones fiscales, la deuda crecerá poco y este resultado se estabilizará"; sin embargo, "lo que está claro es que hay que reducir el déficit y, ojalá, eliminarlo.