La pandemia y sus efectos en la economía han sido difíciles de anticipar, incluso para los bancos centrales. Afortunadamente, la sorpresa ha sido en general positiva, con una reactivación económica que ha obligado a organismos como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE a mejorar en repetidas ocasiones sus perspectivas.
En ese marco la política monetaria ultraexpansiva está bajo observación, más aún cuando la inflación ha mostrado un ímpetu generalizado alrededor del globo. Sin embargo, las conclusiones a la que están llegando las autoridades es diferente en el caso de las economías emergentes y las desarrolladas.
“Hay dos grandes tendencias en este minuto”, sostiene Felipe Alarcón, economista de Euroamerica. Por un lado, sostiene que “es probable que las economías avanzadas sigan a todo vapor con su política monetaria expansiva. Con eso me refiero a la Fed, el Banco Central Europeo y también el Banco de Inglaterra, sobre el cual algunos pensaban que endurecería el tono, pero finalmente fue bastante dovish (acomodaticio)”.
Por otra parte, el experto nacional en política monetaria indica que “el mundo emergente se ha ido desacoplando de los desarrollados, porque la inflación de alimentos y de combustibles le ha pegado más fuerte, porque ha sido un poco más persistente”.
La opción de los emergentes
En la región el primero en dar el paso fue Brasil, que el 16 de junio aplicó la tercera alza consecutiva de 75 puntos base (pb) hasta dejarla en 4,25%. Le sigue los pasos el central de México, que el jueves pasado igualó la tasa brasileña tras aplicar un incremento de 25 pb.
“En este momento, el escenario base del Copom (el comité del banco central) indica que es apropiada una normalización de la tasa de interés para el nivel considerado neutral. Ese ajuste es necesario para mitigar la diseminación de los actuales choques temporales sobre la inflación”, señalaron los funcionarios del ente emisor de Brasil.
En tanto, los mexicanos argumentaron su decisión indicando que “si bien se prevé que los choques que han incidido sobre la inflación son de carácter transitorio, por su diversidad, magnitud y el extendido horizonte en el que han venido afectando a la inflación, pueden implicar un riesgo para el proceso de formación de precios”.
En la misma línea, ya subieron las tasas Rusia y Hungría, mientras que República Checa y Corea del Sur han adelantado que tiene planes de avanzar en la misma dirección, tal como lo hizo el Banco Central de Chile.
“Dadas las proyecciones económicas más sólidas respaldadas por el consumo y la expansión fiscal, el Central ahora contempla elevar su tasa de interés de referencia a 0,75%, según las actas de su reunión de política monetaria más reciente. La ha mantenido en un mínimo técnico del 0,5% durante más de un año pero las condiciones actuales parecen óptimas para comenzar a normalizar las tasas”, sostiene Esteban Polidura, director de Asesoría y Productos para las Américas de Julius Baer.
Este análisis es compartido por Alberto Ramos, economista para América Latina en Goldman Sachs, quien planteó en un reciente reporte que ”es probable una subida de tipos de 25 pb en la reunión del MPC del 14 de julio, y evaluamos alguna probabilidad (15% -20%) de una subida de 50 pb más audaz dado el nivel muy bajo actual de la tasa de política, lo que aumenta continuamente el estímulo fiscal”.
Desarrollados no dan pie atrás
Todo esto se da en un análisis más o menos compartido respecto al comportamiento de la inflación en la era postpandémica. De acuerdo a Polidura “los principales impulsores del aumento son los precios deprimidos del año pasado, el desencadenamiento de la demanda reprimida a medida que la economía se reabre, el apoyo fiscal sin precedentes a los hogares estadounidenses, los cuellos de botella en las cadenas de suministro inducidos por la pandemia, un restringido mercado laboral y una avalancha especulativa en algunos precios de las materias primas”.
En ese escenario, coincide con la generalidad de los análisis que apuntan a que “ninguno de estos factores dure a largo plazo” y que “la mayoría de los impulsores de la inflación deberían ser transitorios en un horizonte de seis a nueve meses”.
La diferencia entre emergentes y desarrollados iría por otro lado. “El componente de apoyo fiscal que tenemos en Chile, en el caso de Estados Unidos se está extinguiendo, por lo tanto ahí la política monetaria sigue jugando un rol mucho más importante”, sostiene Sergio Lehman, economista jefe de BCI.
En efecto, aunque la inflación estadounidense escaló un 5,2% interanual en mayo, un cambio en la tasa de interés aún luce lejana. “La Fed parece estar poniendo más peso en los resultados del mercado laboral que en una inflación más rápida que el banco central considera en gran medida como transitoria”, indica Sam Bullard, economista senior de Wells Fargo, quien mantiene los pronósticos de un alza de tasas para 2023.
Aunque también miran con atención los precios, el Banco de Inglaterra está tomando la misma ruta de la Reserva Federal. “El comité espera que el impacto directo de los aumentos en los precios de las materias primas sobre el IPC sea temporal”, señaló la institución la semana pasada, cuando mantuvo su política monetaria intacta. “Teniendo en cuenta los datos de los mercados financieros, las encuestas de hogares y empresas y los pronosticadores profesionales, el Comité estima que Expectativas de inflación en Gran Bretaña se mantiene bien establecido”, agregaron.
Con todos estos elementos, el mercado hace un juicio que concuerda con el de los analistas y en las perspectivas recogidas por Bloomberg son los emergentes los que muestran un ímpetu de alza de tasas entre este año y el próximo, como en el caso de Chile donde ven que en 2022 se acerque a 2%. En tanto, en ese mismo periodo los desarrollados se vislumbran con una tasa similar a la actual.