"¡Trabajos, trabajos, trabajos!", exclamó ayer Donald Trump en su cuenta de twitter para celebrar los datos de empleo de Estados Unidos, correspondientes a abril. La reacción del mandatario no resulta extraña, considerando que con la creación de 263.000 nuevos puestos de trabajo, que superan con creces la previsión de 190.000, la tasa de desempleo retrocedió a 3,6%, su nivel más bajo desde diciembre de 1969.

Sin embargo, los datos que festeja Trump juegan en contra de sus abiertos llamados a la Reserva Federal para que rebaje la tasa de interés durante este año, tras detener los incrementos que venía aplicando desde 2016.

"Con el fuerte crecimiento del empleo y la tasa de desempleo apenas medible, es difícil ver por qué la Fed incluso consideraría bajar las tasas", señaló a la luz del reporte Joel Naroff, economista jefe de Naroff Economic Advisors en Pensilvania.

Esta opinión es compartida por Michelle Meyer, directora de economía de Estados Unidos en Bank of America, quien consultada por Bloomberg que el mercado laboral "muestra una economía que aún está buscando agregar mano de obra y continuar expandiéndose", marco en el que no es necesario que la Fed evalúe la posibilidad de reducir el tipo rector.

Sin embargo, otro dato del informe elaborado por el Departamento del Trabajo de EEUU podría respaldar el llamado de Donald Trump, aunque no resulta tan favorable para su popularidad. El único indicador que quedó en deuda fue el crecimiento del salario promedio por hora, que aumentó 0,2%, quedando incluso por debajo de una poco ambiciosa estimación de 0,3%.

Estos datos implican una débil presión inflacionaria, lo que sí puede dar espacio para que el Central estadounidense considere en sus próximas reuniones una rebaja de la tasa de interés.

Aunque Naroff plantea que "la inflación salarial no se está convirtiendo en una amenaza importante", asegurando que lo mejor es "olvidar" la posibilidad de un recorte de tasas, el débil crecimiento de los precios sí es algo que está inquietando a los miembros de la Reserva Federal.

"La inflación subyacente ha retrocedido a niveles relativamente bajos en los últimos tres meses, elevando mis preocupaciones sobre la perspectiva de la inflación. Aunque parte de esta caída puede deberse a factores especiales temporales, no queremos ser demasiado despectivos respecto a ese desarrollo", señaló justamente ayer Chaerles Evans, presidente de la Fed de Chicago, quien sostiene que existe el riesgo de que la inflación subyacente se estanque por debajo del objetivo de 2%.

De hecho, el mercado también proyecta una continuidad de precios débiles, apostando por una inflación de 1,7% en dos años y de 1,8% en cinco.