En el reciente Informe de Estabilidad Financiera, el Banco Central destacó que si bien la deuda total de los hogares alcanzó el 47% del PIB en el segundo trimestre de este año, esta creció a un ritmo algo menor al observado en el informe anterior. Sin embargo, el BC puso el foco en la deuda no hipotecaria, destacando que creció a una tasa de 7,8% real y fue impulsada por oferentes de créditos no bancarios.
El informe permite determinar que los principales contribuyentes al crecimiento de la deuda no hipotecaria fueron el sector bancario (2,7 puntos del 7,8%), otros oferentes (que incluye a compañías de leasing y seguro, automotoras y gobierno central, con 2,1 puntos) y el segmento casas comerciales, cajas de compensación y cooperativas de ahorro (dos puntos).
A pesar de que el informe reconoce que tanto los indicadores de incumplimiento bancario como de la cartera no hipotecaria correspondiente a oferentes no bancarios se mantuvieron estables en el tiempo, el BC alertó sobre eventuales vulnerabilidades asociadas a un mayor endeudamiento y carga financiera en los hogares (según lo recogido en la Encuesta Financiera de Hogares), y también a la ausencia de un registro consolidado de deudas.
Cabe recordar que los resultados de la Encuesta Financiera de Hogares reflejaron que la proporción de hogares que mantiene algún tipo de deuda mostró una caída de 73% a 66% entre los años 2014 y 2017, aunque reflejó un aumento significativo en los niveles de endeudamiento y la carga financiera.
En otras palabras, los resultados sugieren que la mayor deuda se ha estado concentrando en menos familias.
El énfasis que le da el BC al registro consolidado de deudas, aunque avanza en la dirección correcta, es insuficiente para corregir la desbancarización que han experimentado los sectores de menores ingresos y el aumento del crédito informal que evidencian otros estudios, sobre todo considerando que el Banco Mundial acaba de mejorar la nota de Chile en materia de información crediticia, poniéndonos por sobre el estándar Ocde.
Urge entonces corregir los parámetros que determinan el bajo nivel de la Tasa Máxima Convencional, cuyos efectos parecen explicar mejor la concentración de la deuda. De lo contrario -y con mayor información disponible-, los oferentes volcarán sus esfuerzos en los buenos pagadores, sobreendeudando a estos y desplazando, aún más, a los segmentos más riesgosos.