Mientras el Congreso intenta dar una solución urgente a las pensiones más bajas del país, un informe de la Ocde da cuanta de varias de las debilidades del sistema nacional, que ha sido fuertemente cuestionado en las masivas manifestaciones que han tenido lugar en el país.

Uno de los aspectos que sobresale en el reporte "Pensions at a Glance 2019", difundido hoy, es la fuente principal de los ingresos de la tercera edad, que en el caso chileno, con un 48%, corresponde al fruto de su propio trabajo. En tanto, el 27,2% proviene de "traslados ocupacionales privados", el 18,3% de "transferencias públicas", los dos ítems en los que se incluyen las pensiones, mientras que el 5,9% viene de ingresos de "capitales".

Una fotografía distinta al promedio del grupo, que muestra que sólo el 24,6% de la fuente de ingresos proviene de lo que consiguen los adultos mayores a través de sus empleos.

Contrario a lo que ocurre en Chile, en la Ocde el mayor porcentaje de los recursos con los que vive la tercera edad se obtiene de los aportes públicos, que llegan a 55%, mientras que las transferencias privadas y de capital se acotan a 10,4% y 10%, respectivamente.

De esta manera, cuando se trata del aporte del trabajo, el porcentaje nacional figura como el tercero más alto de la Ocde, siendo superado solamente por Corea del Sur y México. Además, este último junto a Turquía son los únicos países donde la porción de las transferencias públicas son incluso menor a las que se pueden observar a nivel nacional.

Complejas previsiones. Por otra parte, con un 37,3%, Chile es la nación que cuenta con la séptima peor tasa de remplazo entre las 36 naciones que componen la Ocde, aunque supera a países como Japón o Reino Unido.

La tasa de reemplazo podría disminuir en todos los países. "Las tasas de reemplazo serán más bajas para los trabajadores de carrera completa nacidos en 1996 en comparación con los nacidos en 1940 en aproximadamente el 60% de los países de la Ocde", se lee en el informe de 224 páginas. Es decir, la tasa de reemplazo de la generación nacida en 1996 será menor que la de las personas que nacieron en 1940.

En el caso chileno, el diferencial entre los que nacieron en 1940 y 1996, alcanzará un negativo de 25,2 puntos porcentuales, el tercero peor de los miembros del grupo. Esta cifra, además, muestra una clara desmejora si se le compara con el diferencial entre los nacidos entre 1940 y en 1956, el cual llega a -18,5%.

La situación, nuevamente dista de lo que se observa a nivel Ocde. Teniendo 1940 como base, el diferencial promedio pasará desde -0,8 puntos porcentuales frente a los que nacieron en 1956, hasta -5,8 respecto a los nacidos en 1996.

El organismo multilateral, también destaca que en Chile, con datos de 2017, "el 86% de los empleados contribuyeron regularmente al sistema de pensiones, en comparación con solo el 6% de los trabajadores independientes".

En ese marco, deja consignado que a partir de este años los independientes tendrán la obligación de contribuir a sus fondos de pensiones.