Las infracciones a la propiedad intelectual (PI) es una materia de constante preocupación a nivel global. Así lo ha declarado la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que ha informado sobre la alta demanda de asistencia técnica que los estados miembros solicitan a dicha instancia.
La falsificación es entendida como la deliberada violación de un derecho de propiedad industrial, acto ejecutado en contra de una marca comercial, mientras que la piratería hace referencia a la deliberada infracción en contra de un derecho de autor.
Para hacerse una idea, según cifras del Servicio Nacional de Aduanas, Disney, Adidas y Hello Kitty, fueron las marcas más "pirateadas" entre 2010 y 2016, mientras que la ropa, los juguetes y los artículos de maletería, constituyeron las mayores "retenciones" por dicho concepto (ver gráfico).
Al cometerse uno de estos delitos, se vulnera el derecho de propiedad intelectual, es decir, la herramienta legal creada para ayudar a incrementar el valor de las creaciones originales y que protege los intereses de sus autores.
"Los delitos más comunes en contra de la propiedad intelectual corresponden, principalmente, a la falsificación de marcas y piratería de obras protegidas por derecho de autor. En ambos casos, se daña no sólo a los legítimos dueños, sino que también a terceros y a la economía del país", comenta Carolina Belmar, directora nacional (s) del Instituto Nacional de Propiedad Industrial - INAPI.
Se ha avanzado significativamente durante los últimos años para fortalecer el sistema de propiedad intelectual en Chile. La creación de INAPI, por ejemplo, es probablemente el más claro ejemplo de la relevancia que el Gobierno de Chile ha conferido a esta importante herramienta, cuyo foco es fundamental para la innovación y el emprendimiento.
Pero este no es el único ejemplo, pues en materia de la denominada "observancia", la creación en 2007 de la Brigada de Propiedad Intelectual de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) ha
resultado muy relevante para brindar protección a los creadores e innovadores, quienes son los principales afectados por fenómenos como la falsificación y piratería.
Por otro lado, existe el Observatorio del Comercio Ilícito, que constituye una iniciativa pionera en la región, cuya peculiaridad está dada porque nace al alero del sector privado, incorporando a instituciones públicas claves en la lucha contra la falsificación y la piratería como un foro de interacción, que busca aprovechar las eficiencias de una mayor coordinación e intercambio de información.
El Observatorio no sólo tiene un valor intrínseco, cual es entregar información sobre la materia, sino que el hecho de ser una instancia de colaboración público-privada es de por sí un gran logro.
Propiedad Industrial
Dentro de la misma línea, en estos momentos está en discusión en el Congreso el nuevo proyecto de Ley de Propiedad Industrial, que contempla una sección dedicada especialmente a fortalecer las normas de "observancia". Hace unos días, entró a la Cámara de Diputados.
"De esta forma, se establece una acción penal pública para la persecución de los delitos de falsificación de marcas, indicaciones geográficas y denominaciones de origen, a fin de facilitar la investigación de este tipo de delitos y, de forma consistente con el estatuto en vigor desde el año 2010 para el derecho de autor", explica Belmar.
Dicho estatuto establece indemnizaciones predeterminadas en el caso de infracciones marcarias, facilitando con ello el resarcimiento del daño a los titulares afectados por la vulneración de sus derechos.
Inteligencia Artificial
Pero como si esto fuera poco, el INAPI acaba de implementar una solución de Inteligencia Artifical (IA) para la detección de marcas.
Desarrollado por esta entidad, en conjunto con la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (FCFM), consiste en una especie de "motor electrónico" que tiene por objetivo detectar en forma rápida y certera si una marca solicitada infringe derechos de propiedad industrial.
Se trata de una herramienta de comparación de imágenes que utiliza inteligencia artificial, y que se ha transformado en un elemento esencial para determinar conflictos de marcas. Permite comparar y reconocer imágenes, utilizando criterios no sólo gráficos, sino que también conceptuales.
Respecto a su funcionamiento, destaca su rapidez. En segundos, el sistema entrega una lista de resultados respecto a la imagen cargada, en formato de ranking. Las idénticas o similares, encabezan la lista; mientras que las que presenten menos similitudes gráficas, aparecen más abajo, según el orden de importancia.
Para hacerse una idea, en 2017 INAPI recibió un volumen de más de 45 mil solicitudes de marcas y generó el registro de 33.800, por lo tanto, "es un avance muy significativo y de alto impacto en materia de tramitación (de marcas). Esta tecnología nos permitirá ahorrar mucho tiempo", concluye Belmar.
La implementación de esta tecnológica en base a "Deep Learning", permite que los examinadores de marcas accedan a una herramienta informática inteligente, que "aprende" de las búsquedas realizadas. Esto permite alimentar la base de datos constantemente y perfeccionar las futuras.