“Con la inversión de impacto se pueden solucionar los problemas del mundo al igual que la filantropía, pero además obteniendo retornos financieros”. La explicación la da Catalina del Río, hija del empresario José Luis del Río, gerenta de control financiero de Inder (el family office de este grupo familiar) y mentora de Endeavor.
Del Río es una de las integrantes de las familias empresarias que forman parte de la comunidad chilena de The ImPact, una entidad fundada el 2016 en Estados Unidos por Justin Rockefeller (el heredero del clan Rockefeller), como una forma de que las grandes fortunas del mundo inviertan en proyectos que generen un impacto positivo en el mundo y sean sustentables económicamente también, como por ejemplo en temas sociales, de educación y salud, y temas medioambientales, de energías limpias, economía circular, entre otros.
Horacio Pavez Aro, hijo del empresario y cofundador del Grupo Security, Horacio Pavez García, quien además de tener participación en dicho holding también es parte de Sigdo Koppers y Grupo Tec, entre otros, asistió a un encuentro de The ImPact en Nueva York y quedó con la idea de traerlo a Chile para que más familias movilizaran capital a este tipo de inversiones, se motivaran, educaran y compartieran buenas prácticas en una industria en desarrollo en Chile. Pavez ya estaba invirtiendo en ese tiempo en temas relacionados a educación y emprendimiento. En abril de 2018, Justin Rockefeller y Horacio Pavez lanzaron oficialmente The ImPact en un encuentro en Las Majadas de Pirque, al que concurrieron varias familias empresarias, se realizó un workshop para comenzar a profundizar en el tema y entusiasmarlos en participar.
Durante estos más de dos años, The ImPact ha ido evangelizando en diversas capas de grupos familiares sobre el concepto. Esto, sumado al aumento del interés por la sustentabilidad en las empresas y a nuevas generaciones más comprometidas con los temas sociales y ambientales, ha logrado movilizar cada vez más, y hoy ya hay un grupo de familias importantes, aumentando el interés de las grandes fortunas chilenas.
Pulso Domingo conversó por videoconferencia con cinco representantes de familias empresariales que participan en The ImPact, quienes contaron sus motivaciones, focos, estrategias y visión acerca de esta forma de invertir. A Catalina del Río y Horacio Pavez se sumaron en esta entrevista Matías Claro, hijo de Jorge Claro, CEO del Grupo Prisma, asesor de Sofofa y cofundador de Fundación Niños Primeros; Sebastián Ibáñez, hijo de Felipe Ibáñez, miembro del family office Stars Investment y parte del directorio de Indesa y Clínica Meds; y José Tomás Daire, hijo de José Patricio Daire, parte del family office CF Inversiones y emprendedor.
La motivación
Según la última medición de la Asociación Chilena de Fondos de Inversión, Acafi, existen a nivel local ocho fondos con unos US$ 128 millones en el segmento de inversión de impacto. ¿Qué motiva a estos empresarios a ser parte de esta comunidad? “Para mí surge como a fines de los 80 y principios de los 90, dentro de lo que se conocía como social business, que era la búsqueda de modelos de gestión para solucionar problemáticas sociales, pero con una cierta rentabilidad”, dice Pavez, y agrega: “En esa época me tocó armar organizaciones y startups de esos temas, como, por ejemplo, la Fundación Emprender. Entonces tiene que ver con un desarrollo familiar y una mirada donde uno puede aportar más”.
Por su parte, Del Río reconoce que a su family office lo motivan todas las áreas, “porque vemos en el impacto social que podemos juntar los objetivos filantrópicos con los de inversión”, comenta. En la misma línea, Ibáñez indica que su motivación también es transversal. “Creemos que la dimensión de impacto es un atributo que se debe incorporar a todo tipo de inversiones, al igual que los atributos de riesgo y retorno”.
“Nos quisimos involucrar en esto porque estábamos seguros de que, más que las inversiones hayan cambiado, el mundo y las nuevas generaciones (donde está incluida la mía) ya vienen con un nuevo switch con respecto a lo que quieren del planeta y de cómo las empresas deben liderar. Las empresas no solo deben sobresalir por su capacidad intelectual, sino también por su capacidad humana”, plantea Daire.
Por último, Matías Claro explica que también es un tema que atraviesa los valores de su grupo y por eso han entrado en empresas como EcoLógica, entre otras, además de ser parte en un venture capital enfocado en emprendimientos de impacto y en una fundación. “Hemos invertido en vacunas contra el cáncer, empresas que se dedican a mejorar el sistema financiero y de ahorro para las personas, o en mejorar la calidad de vida de las personas, como Burn to Give”, sostiene.
En resumen, sus motivaciones están claras e intentan aplicarlas, pero su rol pasa también por contagiar a otros, especialmente a las nuevas generaciones. “Ese es el gran desafío, cómo meter esto en el mainstream, con una tremenda labor evangelizadora, especialmente donde existen rentabilidades más líquidas. Y es la generación millennial la que lo va a impulsar, porque también es un cambio generacional”, dice Pavez. A lo que Del Río complementa: “De todas formas creo que la ola va hacia allá. De hecho, ya invertir en una startup es ‘impacto’, porque muchas veces esos emprendimientos son algo que no existía y que cambia las cosas en la sociedad”, indica desde su rol en Endeavor.
Con respecto a cómo los símbolos emprendedores chilenos ayudan a la motivación, como es el caso de NotCo o Cornershop en el último tiempo, Ibáñez cree que son clave para “pensar fuera de la caja”. “Le hacen muy bien al ecosistema. Me alegro por emprendimientos chilenos que sacan la voz, mostrando el talento que tenemos aquí, algo que nos reafirma nuestra decisión de apoyar las inversiones de impacto”, manifiesta.
Responsabilidad de los directorios y AFP
En Chile, las AFP y su modelo han estado en el ojo del huracán en los últimos meses, pero claramente su alcance de inversión influye en todos los chilenos. ¿Deberían involucrarse más en el concepto que promueve The ImPact?
“Sin duda”, dice de forma directa José Tomás y continúa: “Los alternativos en los fondos de pensiones están recién partiendo y hoy existen una serie de indicadores que están demostrando que las inversiones de impacto rentan más. Entonces, las AFP tienen una buena inversión en esa área. Pero tiene que hacerlo con calma. Entender cómo es el ecosistema”.
Al respecto, Horacio Pavez cree que es clave la colaboración público-privada, y dice que “hay que trabajar en el ámbito de la gestión y de las políticas públicas para que las AFP tengan dentro de su normativa cuánto movilizarse en inversiones de impacto. Quizá al principio esa porción sea pequeña para ir creciendo en el tiempo”, dice el cofundador de The ImPact.
“Sería cosa de agregar solo un indicador más que es el referente al impacto en sus inversiones. Entonces, tampoco es tan complicado”, señala Catalina del Río. A lo que Pavez le contesta: “Claro, entonces habría que incorporar KPIs al mismo nivel que las variables de retorno o de riesgo”.
Matías Claro va un poco más allá, indicando que “las AFP y otras administradoras de fondos no han hecho todo el cambio que les gustaría a los más fanáticos de la inversión de impacto, pero sí hemos visto que han ido suscribiendo a principios de inversiones sustentables. Y eso… está moviendo la frontera. Creo que hay que mirar el vaso medio lleno”.
Sebastián Ibáñez lo plantea de la siguiente forma: “¿Cuál es el mandato de las AFP?: tener buenas pensiones para sus afiliados. ¿Y cómo se logra?: invirtiendo en empresas con un futuro próspero y sostenible a largo plazo y en un país estable”.
Otro sector que debería ser clave en las inversiones de impacto son los directorios de las grandes compañías, donde ya se utilizan términos como la sustentabilidad o los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). Daire estima que, “en términos generales, es un tema que aún está en pañales en los directorios. Al menos en Chile”.