Cierta inquietud y preocupación. Ricardo Mewes Schnaidt (60 años) dice que esa fue la primera reacción cuando le comentó a su esposa, Alejandra, que sería el candidato de Consenso para presidir la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Previamente habían acordado que la presidencia Cámara Nacional de Comercio (CNC) sería su último período gremial y luego se dedicaría a otras cosas. Sin embargo, la decisión de Richard von Appen, líder de la Sofofa, de no ocupar el liderazgo de la multigremial empresarial cambió el panorama. Los presidentes de las otras cinco ramas de la Confederación le solicitaron a Mewes asumir. Y bueno... no pudo decir que no. “Estar en un momento así de la historia, que fuera yo quien tenía el perfil y me lo pidieran, era una responsabilidad que no podía eludir”, analiza. “Y Alejandra me dijo: ‘hay que hacerlo’”.
El 15 de diciembre asumirá la presidencia de la CPC. Será la primera vez que el comercio llega a esta instancia... una posición que lo hará alternar entre la locación de Mewes en calle Merced, donde está la CNC, a Monseñor Sótero Sanz, donde se ubica la sede de la CPC. Esa dualidad terminará en mayo: Mewes decidió no repostular a un nuevo período en la Cámara para abocarse prácticamente en un 100% a la Confederación, delegando incluso sus negocios personales.
Vida de mar: aduanas y logística
Es el cuarto y único hombre de los seis hijos que tuvo el matrimonio entre el agente de Aduanas Eduardo Mewes y María Inés Schnaidt. Ricardo Mewes nació el 13 de noviembre de 1962. Vivió en Viña del Mar hasta los dos años, tras lo cual sus padres se trasladaron a Santiago. Luego de trabajar con un agente de aduanas, su padre se independizó y creó en 1968 con su esposa la Agencia Mewes. Su madre veía la contabilidad. Clientes les pidieron que se ampliaran al transporte de carga. Y armaron una empresa dedicada a ello: Export Import Transport Ltda.
Mewes estudió en los Padres Franceses de Manquehue. En segundo medio partió a la Marina: en 1979 entró a la Escuela Naval. Su abuelo, Ricardo Schnaidt, y dos de sus tíos habían sido marinos. En 1981, no obstante, se retiró y terminó cuarto medio en su colegio de origen.
“Me gustaba mucho, pero había un tema familiar. La carrera de la marina iba a imposibilitar la familia que tengo. Mis hermanas estaban casadas con marinos y veía a mis cuñados en largas navegaciones y a mis hermanas un poco solas, a cargo de los niños”, relata.
Un amigo asegura que la estructura de las Fuerzas Armadas le quedó. “Tiene el tema del honor y de respetar la palabra empeñada, muy formal, bien serio”.
Finalizó cuarto medio. Dio la PAA y entró a estudiar Auditoría. No era muy bueno para las matemáticas, pero le ayudaría, ya que trabajaba en las tardes con su papá en el área de contabilidad. Duró dos años, se salió y entró a tiempo completo a la empresa familiar. Deambuló por todas las áreas. En 1987 estuvo a cargo de la oficina en Valparaíso. Esperaba los contenedores en el muelle y permanecía con el camión hasta que se cargaba y salía a reparto.
Volvió a Santiago al área comercial. En 1990 dio el examen como agente de Aduanas. Se preparó con tres profesores particulares en derecho aduanero, en merceología (ciencia que estudia los bienes susceptibles de comercio y su clasificación) y en valoración de mercancía. Fue el mejor examen de esa promoción.
De la Agencia Mewes fueron cuatro quienes que rindieron el examen. Tres de ellos se fueron a formar sus propias compañías. “Me quedé con mi papá trabajando y nos repartíamos la pega. Yo más en el área comercial y de atención al cliente y él más en el área finanzas y administración”, recuerda. Diez años después se sumaría su hermana Marlene, que también es agente de Aduanas. Hoy poseen ocho sucursales, desde Arica a Talcahuano. Realizan más de 35.000 despachos en el año. Tienen clientes de la talla de BAT, Hasbro, KFC, Patagonia, Puma y Sadia, entre otros. Son una de las 10 agencias más grandes del país de un abanico de más de 350. Ricardo Mewes es el gerente general. “De eso vive”, señala un amigo.
En el intertanto se ganaron una licitación para administrar bodegas. Ahí empezó el trabajo en la otra área de la logística que es la atención a la carga, el movimiento de bultos, el armado de pedidos. Y desarrollaron hace unos 20 años la empresa EIT Logística. Partieron en alianza con Bodegas San Francisco, donde llegaron a administrar unos 9.500 m2 de bodegaje. Luego construirían un centro de distribución de 25.000 m2 en Enea -donde están sus oficinas centrales-, y uno de unos 8.000 m2 en Puerto Vespucio. Operan en total cerca de 60.000 m2. Trabajan con el retail en despacho de ecommerce, tienen almacenaje, preparación de pedidos y distribución, entre otros servicios.
Mewes es parte del directorio donde también participa su papá y su hermana mayor, Jacqueline. Además, hay cuatro externos: el exgerente general de IBM y exejecutivo de Telefónica, Mateo Budinich, como presidente; el director de Derco, Gianfranco Zecchetto; el empresario independiente Andrés Munita y la exministra del Sernam de Sebastián Piñera Loreto Seguel. Con esta última fueron compañeros en el Programa de Alta Dirección de Empresas PADE de la Universidad de los Andes, en 2018. “Por la renuncia de un director, se abrió un cupo y la invité”, cuenta. Previamente, Mewes había realizado un diplomada en Empresas Familiares y otro en gestión logística.
Eduardo Mewes fue por varios años presidente de la Cámara Aduanera que reúne a los agentes de aduanas. A los 29 años, Ricardo y su amigo Felipe Serrano conversaron con directores de la entidad gremial para ver cómo aportar. Y por esa inquietud, Mewes Schnaidt terminó electo presidente de la Cámara. Y Serrano, director. Hoy, este último es el presidente.
La Cámara Aduanera era y es socia de la Cámara Nacional de Comercio (CNC). Mewes se incorporó al comité internacional de esta última entidad, de la que luego fue presidente. En ese momento, los líderes de los comités participaban en los directorios. Y así se empezó a vincular con la mesa de la CNC. En 2012 le ganaría a Fernando Lihn y sucedería a Carlos Eugenio Jorquiera como presidente del comercio.
Manuel Melero cuenta que lo conoció en esa instancia. Melero era presidente de la Cámara de Centros Comerciales y empezaron a trabajar juntos. En 2015, cuando Mewes fue a la reelección, le pidió que fuera su vicepresidente. “Lo conocí muy bien, nos hicimos muy amigos y él después me pidió que yo lo reemplazara”, confidencia Melero, quien asumiría la presidencia de la CNC en 2017, después de Mewes.
“Es una persona muy agradable. Yo pocas veces lo he visto enojado, muy equilibrado, es un hombre de fe. Tiene mucho sentido común e inteligencia emocional. Es muy querido y muy querible por su carácter”, subraya Melero. “Es valiente al asumir un gran desafío país”, complementa Juan Sutil.
El nuevo presidente de la CPC fue también director de la ACHS entre 2017 y 2021, vicepresidente del Consejo Directivo de Inacap entre 2012 y 2017. Y actual presidente de la organización ChileValora.
El cruce con Shoenstatt
“En todo esto mi gran compañera y apoyo ha sido Alejandra”, dice Mewes.
A Alejandra Achondo la conoció hace 36 años en el cumpleaños del hermano de ella, invitado por una amiga en común. En 1986 se casaron. Tienen siete hijos -el mayor, Ricardo, médico, y la menor, Manuela, de 18 años, da la PAES estos días- y dos nietos: de 2 años y de 7 meses.
Su señora participaba en un grupo de mujeres de Schoenstatt en Buin, comuna donde viven. Se formó un grupo de vivencia matrimonial, al que invitó a Mewes. “Siempre había sido católico, pero nunca participando en un movimiento”, cuenta. Y se fue vinculando a los schoenstattianos. Tanto así que asumió la tesorería en la zona. Lideró la búsqueda de recursos para levantar un santuario y construyeron uno con una casa de retiro al lado de su casa. Y ahora están desarrollando una capilla.
De misa dominical, varios amigos aseguran que ante cualquier decisión de importancia dice que ‘debe conversarlo con la Mater’. “Pone las cosas en manos de la Providencia y por lo tanto tiene mucha paz, mucha serenidad”, cuenta un cercano.
Hoy, su libro de cabecera es el Pensamiento Social, del fundador del movimiento, el padre José Kentenich. Además, apadrina -costea la educación- a tres niños de una fundación.
Antes de decidir ir por un nuevo período para liderar la CNC, conversó con un sacerdote. Su idea era buscar formas de aportar. El padre le dijo -recuerda Mewes-: ‘tú sabes de gremios, si puedes seguir ahí para hacer que las cosas cambien, sigue ahí’. Y se postuló al que sería su tercer período en el comercio. Y en el que se convirtió en uno de sus capítulos más complejos.
En 2015 ya había enfrentado a un conocido del sector, el extitular de la CNC Pedro Corona, que, si bien en 2012 había sido su vicepresidente, luego decidió levantar una candidatura paralela ante la decisión de Mewes de no invitarlo a formar parte del Comité Ejecutivo. Corona acusó que el gremio estaba quebrado, que Mewes había intentado modificar estatutos y que había tomado decisiones unilaterales que lo molestaban. Al final del día, Mewes fue reelecto sin dificultad.
Bueno, en 2021, la elección se hizo de manera telemática dada la pandemia. Y de nuevo surgió Corona. En este sufragio Mewes compitió contra el consejero y presidente de la OTIC del Comercio, Cristóbal Valdés.
Un exdirigente asegura: “La Cámara Nacional es una cámara difícil, muchos conflictos de intereses, son 70 gremios con 70 liderazgo distintos, muy difícil de gobernar y conciliar y ahí surgen adversarios fuertes, bien enconados, que le han hecho collera, lo han controvertido, le han discutido”, dice.
Mewes ganó por un voto. Y Corona y Fernando Lihn que apoyaban a Valdés, impugnaron el proceso ante la justicia electoral, lo que aún está bajo análisis del Tribunal Electoral de Santiago.
“Fue un momento bien duro”, reconoce Mewes. “Me empecé a encontrar con cosas bien lamentables; dichos en la línea de que nunca me iba a preocupar de las regiones, lo que no era así”. Anduvo miles de kilómetros en sus períodos anteriores, dice. “Estaba toda esta lógica de que las regiones no nos creían, de que las íbamos a dejar botadas”. “Fue un ambiente bien crispado, y bien poco grato”. Al llegar, contrataron a la consultora Escala Humana para recomponer el gremio.
Contactado Pedro Corona asegura: “Las cosas que pasaron, pasaron y ahora tenemos que mirar todos para adelante. Ahora tenemos otros problemas, y no sacamos na’ con enredarnos en cosas del pasado. Y creo que Ricardo va a ser un buen presidente de la CPC”. Y agrega: “Si los gremios lo eligieron, me imagino que es porque es el mejor candidato”.
La semana pasada Mewes estuvo en Chillán, Osorno y Temuco y valoraron -asegura- su gestión.
La directora de empresas y actual presidenta de la Cámara de Centros Comerciales, Katia Trusich, lo conoció en 2014, cuando era subsecretaria de Economía. Y refrenda lo anterior. “En el plano profesional es supercompetente, exitoso, muy comprometido con causas espirituales, y muy conciliador”. “En la CNC ha logrado poner de acuerdo a diferentes actores que estaban en controversia históricamente. Él ha logrado apaciguar los ánimos en una cámara que estaba muy tensionada por diferentes intereses de los gremios que la conforman”.
Quienes conocen a Mewes aseguran que no es una persona confrontacional. Y si bien valoran su claridad y tranquilidad, varios le recomendaron responder a las críticas que se suscitaron en su momento. “Creo que esa experiencia lo ha hecho madurar y hoy en día tiene más disposición a dar peleas”, subrayan cercanos. Varios integrantes de gremios señalan que el actual titular de la CPC, Juan Sutil, le ha dicho: “Aquí la CPC es con dolor”. En el terreno gremial estiman que su tema es la seguridad. En 2013 fue asaltado en su casa, y han atacado varios de sus camiones. En otro tipo de contenidos, deberá apoyarse en su equipo, el que estará secundado por la exministra Susana Jiménez.
Mewes defiende su personalidad: “La relación que uno va generando cuando da muestras de confianza y de diálogo, eso no se da golpeando la mesa, y cuando haya que hacerlo, lo haremos también, pero los beneficios del diálogo están a la vista”. El miércoles conversó con Silvia Silva, expresidenta de la CUT, y -cuenta- le transmitió su felicidad de que asumiera en la CPC, dado el rol que le asigna a los trabajadores.
Mewes tiene 159 empleados en la Agencia de Aduanas y unos 400 en la empresa logística. No tiene sindicatos. Asegura que no ha existido la necesidad. Tienen línea directa.
El dirigente tiene tres centros de operaciones. La CNC es una. La segunda es la empresa logística, en Enea, donde va a los directorios y participa en dos comités: de Personas y de Auditoría. Y en Fanor Velasco en Santiago tiene su oficina de la agencia de Aduanas.
Si bien no es de un gran grupo de amigos -su partner es un actual piloto de LAN, al que se le sumaba un segundo que murió hace unos años en un accidente aéreo- reconoce tener buenos amigos en el mundo gremial como Manuel Melero; el presidente de la Cámara Chileno India, Jorge Guerrero; el expresidente de la Cámara de Valdivia, Patricio Baselli, y el director de la CNC, Kenneth Werner.
No tiene amistades políticas, aunque desde el gobierno de Boric tiene una relación fluida con la ministra del Trabajo, Jeannette Jara. Y el titular de Economía, Nicolás Grau. Con ambos se ha reunido en múltiples oportunidades. Y Mewes ha pasado a ser un aliado que no esperaban, aseguran cercanos al dirigente.
La sucesión
“Mi lado B es que hago muebles, desde los 13 años más o menos”, contó su hijo Martín Mewes en una revista interna de grupo Alto del 2017. La tradición es de todos los Mewes.
El abuelo de Ricardo era Humberto Mewes Bruna, excontralor general de la República. La II Contraloría Regional Metropolitana lleva su nombre. Le gustaba hacer cola fría. Dejó textos de cómo hacer el pegamento, los que hoy están en manos de Ricardo. De ahí cree que viene su pasión por la carpintería.
En su casa en Buin tiene un taller. Ha ido invirtiendo en varias máquinas, una de las cuales casi le corta una mano. Ha hecho muebles de su casa, fabricó una cuna a su nieto, y el escritorio que necesitaba cuando estalló la pandemia. Ha rescatado árboles del lago Pelluhue -donde veranea- y los ha hecho tablones.
También donó al Santuario el ambón -donde se lee el Evangelio- y el mueble para guardar el sagrario... ambos hechos por sus manos.
En el fúbtol, es seguidor de la U por su padre, y del Everton, por su madre; toca piano, tras un año de clases particulares. Todos sus hijos tocan algún instrumento: desde guitarra, piano, batería y dos cantan.
Hoy, de los siete, sólo dos viven con él, los más chicos... y los únicos que aún no pertenecen a la sociedad de Inversiones e Inmobiliaria FMA Limitada. Mewes mantiene ese vehículo a través del cual participa en la empresa logística. Se creó en 2016 con un capital de $ 8 millones. “No tengo más empresas productivas”, aclara. Y si bien cuando cumplen 18 años va sumando a sus hijos, aún falta la formalidad de agregar a dos: Clemente y Manuela. En la sociedad, Mewes tiene un 40%, su señora, un 10%. Y cada uno de sus cinco descendientes, un 10%, según el registro oficial.
Hace un año y medio, sus hijos comenzaron a llegar al negocio familiar. El ingeniero comercial Sebastián Mewes Achondo comenzó a trabajar en la agencia en abril de 2021 como gestor de negocios. Y en marzo de este año se sumó el también comercial Martín Mewes como gerente de Operaciones. Ambos están en preparación para hacer el examen de agente de aduanas apenas se active una fecha.
“Ellos quieren y yo, feliz, porque esto no se hereda. Si no hay agente de Aduanas, la agencia no existe”, señala Ricardo. El agente, de hecho, tiene que tener participación mayoritaria en la sociedad.
Es que el nuevo timonel de la CPC tiene claro que su rol en la compañía será menor una vez que asuma al mando de la Confederación. Y su idea es ir delegando. “Tenemos que ir conversando con ellos respecto de cuál es el mejor mecanismo en que los pueda apoyar. Reunirnos una vez al mes o cada quince días. Y que vayan asumiendo riesgos y definiciones. Es un buen momento para que crezcan profesionalmente. Tienen todas las competencias para hacerlo”. Desde el 15 de marzo, y sobre todo desde mayo, cuando deje la CNC, su foco estará en la CPC.