En un mundo laboral desde casa, ir al café local para la dosis diaria de cafeína se ha convertido en un ritual del pasado. Independientemente de la cantidad de café preparado en casa, no se compensa el golpe a la demanda.
El consumo global de café disminuiría este año por primera vez desde 2011, según pronósticos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Esto a pesar de un gran aumento en la compra del producto en supermercados para abastecer la despensa. Los cierres de cafeterías y restaurantes, que generalmente representan cerca del 25% de la demanda, fueron devastadores, y podría pasar un tiempo antes de que las cosas se normalicen nuevamente.
La cultura del café está desapareciendo en todas las principales regiones del mundo. La compañía de investigación Marex Spectron estima que, en todo el mundo, más de 95% del mercado de café para consumo fuera del hogar cerró en algún momento durante la pandemia.
En Londres están flexibilizando las restricciones, pero la mayoría de los 10 cafés de la cadena Notes, la preferida de los trabajadores de oficina, permanecen cerrados.
“Será una recuperación lenta y escalonada para nosotros, ya que muchas de las oficinas en Londres no volverán a funcionar hasta después del verano”, dijo el cofundador Robert Robinson.