Tranciti. Desde la primeraa la última milla

Gonzalo Fuenzalida, Tranciti

Luego de cerca de una década afinando el modelo de negocio, en plena pandemia nació esta startup para inyectar tecnología a la logística. Ya tiene 400 clientes en Chile, Perú, Colombia y México, y gran parte de su energía para 2024 está puesta en este último país.


Como un “bambú japonés”. De esta forma, Gonzalo Fuenzalida (48) define a la startup Tranciti, de la cual es cofundador y actual Chief Commercial Officer. Pasan hasta siete años antes de que crezca este tipo de especie asiática, pero antes afirma sus raíces. Y la historia de esta logtech (empresas de soluciones tecnológicas para los negocio), tiene una precuela de varios años.

Si bien nació en Santiago, Fuenzalida se fue a vivir a Brasil cuando era niño. A los 17 regresó a Chile para estudiar publicidad y a días de haber terminado sus estudios decidió vivir nuevas experiencias, lo que lo llevó a viajar, por sus propios medios, a Inglaterra, con dinero para mantenerse solo una semana en el país. Pagó el curso más barato para aprender inglés, mientras se ganaba la vida trabajando en bares y clubs como barman en Londres. Incluso se ofreció de “conejillo de indias” para profesores de idiomas en práctica.

Estuvo un año en el Reino Unido y de vuelta en Chile entró a trabajar como channel manager en Faber Castell, donde se desempeñó por tres años. “Ahí hice el servicio militar en el área comercial, con la presión de que más del 50% de la venta se hacía en las pocas semanas de la campaña escolar y durante el año era negociar con los clientes y viajar a ver las plantas de producción en otros países, lo que fue una gran experiencia”, recuerda. Decidió realizar un MBA en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). “Creo que el mayor miedo que he tenido en lo profesional ha sido cuando estaba trabajando como ejecutivo, porque me preguntaba ‘¿y cuándo me voy a independizar?’. Me daba pavor pensar que ese momento a lo mejor no iba a llegar nunca”, reflexiona Fuezalida, quien mientras cursaba el MBA tenía más de 30, estaba casado y ya era padre.

Fue en la UAI donde conoció a Rodrigo Rozas, que en ese entonces era gerente de Philips Chile y con quien, más tarde, se unió para crear Tranciti junto con otros socios, entre ellos Cristián Matetic, quien al ser director de diversas empresas, aportó con el governance. Gonzalo renunció a su trabajo y decidió emprender.

Diversas industrias

La empresa, que nació en 2010, fue mutando a lo largo del tiempo, en especial con la apertura a otros países de América Latina y la incorporación de grandes clientes que necesitaban soluciones de logística del transporte avanzada. En un inicio, se llamó Waypoint y la marca Tranciti era un spin off dentro de los servicios ofertados. Pero crecía a tal magnitud que desde el 2020 terminó siendo el paraguas y la denominación que unificó a todos los servicios.

Tranciti es una plataforma tecnológica de logística que opera desde la primera hasta la última milla bajo un sistema SaaS (Software as a Service). El modelo de negocio es a través de cobros recurrentes por licencias contratadas. Su foco es crear soluciones que puedan atender el mercado del transporte logístico formado por diferentes industrias, desde la minería hasta los servicios de e-commerce. Las tarifas dependen de los servicios contratados que van desde los US$20 mensuales.

Actualmente, poseen más de 400 clientes en Chile, México, Colombia y Perú, compuestos por medianas y grandes empresas, entre ellas Chilexpress, AVIS, Castaño, Construmart y ACHS. Los usuarios son cerca de 30 mil.

Claramente la pandemia influyó en el negocio de Tranciti, logrando un mayor crecimiento, pero “no fue exponencial como sí sucedió con algunos actores, justamente ahora, cuando las empresas vuelven a un ajuste y están racionalizando los recursos es cuando estamos experimentando aún mayores crecimientos”, reconoce Fuenzalida.

Actualmente, Tranciti supera los US$5 millones de facturación anual solo en servicios recurrentes y proyecta un 40% de crecimiento en los próximos años. Y a diferencia de muchas startups, nunca han tenido inversionistas. Todo ha sido bootstrapping (crecimiento con capital propio). “No hay nada malo en financiarse con empresas de venture capital, pero nuestro camino ha sido otro, lo que sin duda es más lento, pero nos ha permitido crecer de manera sana, todos los años cuidando siempre la rentabilidad y continuidad de la empresa. Mirando para atrás sentimos que fue la decisión correcta, ahora más que nunca al ver que el flujo de inversión para las siguientes rondas se ha visto disminuido considerablemente”, explica el cofundador de la empresa.

De hecho, tampoco están pensando en una ronda de inyección de dinero en el futuro: “Un inversionista que entre pensando en un exit en el corto/mediano plazo tendría una visión diferente a la nuestra, por lo que ahora todas nuestras fuerzas están concentradas en crecer en el mercado latinoamericano y no en la búsqueda de inversionistas”, insiste Fuenzalida. Tampoco están pensando crecer hacia otros países: el foco de 2024 es México.

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