Después de un año y medio de consecutivas alzas en la tasa de interés, el Banco Central resolvió dejar la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 11,25% confirmando que el ciclo de incrementos, que comenzó en julio de 2021, se da por finalizado, en línea con las expectativas del mercado.
De acuerdo a lo informado por el Central, la política monetaria ha hecho un ajuste significativo y está propiciando la resolución de los desequilibrios presentes en la economía. No obstante, añade en su comunicado que “la inflación sigue siendo muy elevada y la convergencia a la meta de 3% aún está sujeta a riesgos”.
Por esta razón, subraya que “el consejo mantendrá la TPM en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que dicho proceso se ha consolidado”.
Los economistas interpretan que el mensaje que quiso enviar el Banco Central es de “cautela”, puesto que, si bien la inflación ha comenzado a dar señales de desaceleración, todavía no está la “carrera ganada” y, por ello, coinciden en que el BC tiene que mantener la tasa de interés en los actuales niveles, hasta qué existan cifras más claras de que la inflación comenzó a ceder.
Esto porque luego de alcanzar el peak anual de 14,1% en agosto, siendo este el nivel más alto en 30 años, en septiembre se redujo levemente a 13,7% y en octubre siguió esa senda ubicándose en 12,8%.
Sergio Godoy, economista jefe de STF Capital, sostiene que “hay que esperar más datos de inflación bajo lo esperado para estar seguros que el proceso de caída de inflación se consolida y así el BC empiece a bajar la tasa de interés”.
En esa misma línea entrega los argumentos la economista de Euroamerica, Martina Ogaz, quien comenta que “si bien las últimas mediciones de IPC han comenzado a dar señales de que las presiones inflacionarias han comenzado a ceder, el desanclaje de las expectativas a dos años se mantienen sobre 3%, sumado a una actividad local que se desacelera mucho más lento a lo proyectado, llevó al consejo y en general al mercado, a esperar mayores señales de un proceso que entregue mayores evidencias de convergencia hacia el 3% de inflación”.
Francisca Pérez, economista de Bci, refuerza esa visión que entregan sus antecesores. Para la economista, el BC “necesita volver a inflaciones mensuales más cercanas a sus variaciones históricas. Es decir, necesita ver una tendencia consolidada y no un par de datos, que la economía se está ajustando niveles de crecimiento sostenible”.
En Santander, afirman que “si bien el sesgo del comunicado fue neutral, al señalar que la TPM seguirá en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que el proceso de convergencia de la inflación hacia el 3% se ha consolidado, dio algunos indicios que apuntan a la posibilidad de un relajamiento monetario en las próximas reuniones”.
Para los economistas el sesgo que entregó el Banco Central es neutral siguiendo la tendencia ya marcada en la reunión de octubre. “El sesgo de la decisión pasada fue explícitamente neutral y este mantiene ese tono reconociendo las mejores noticias en términos de los determinantes locales e internacionales de la inflación”, dice Scotiabank, quien agrega que “por ahora, el BC no entrega señales de un cambio en la dirección de la política monetaria, pero muestra que intenta anclar totalmente las expectativas inflacionarias a dos años plazo (actualmente en 3,5%) como indicador crucial para determinar un cambio de curso”. Pérez acota que “es bien neutro y de mucha cautela”.
Ogaz asevera que el sesgo es neutral, puesto que el mensaje que envía el consejo es que “espera que el actual nivel de la TPM continúe”.
Los énfasis del Central
En la descripción que hacen del escenario interno, el ente rector sostiene que la economía nacional ha continuado su proceso de ajuste tras el excesivo aumento del gasto en 2021. En este aspecto mencionan que “en el tercer trimestre, la serie desestacionalizada del PIB no minero retrocedió 0,8% respecto del trimestre anterior”. Para el caso de octubre, sostienen que “el Imacec no minero siguió esta tendencia, disminuyendo 0,4% mensual en su serie desestacionalizada”.
Por el lado de la demanda, destacaron que “la formación bruta de capital fijo sorprendió al alza en el tercer trimestre, impulsada por factores específicos, como las inversiones en energías renovables y la mayoría de sus fundamentos continúan apuntando hacia una inversión más débil en el futuro”.
En cuanto al consumo, sostienen que “siguió ajustándose a la baja, en línea con la normalización de la liquidez, la baja creación de empleo, la caída de los salarios reales y el pesimismo de los consumidores”.
En cuanto a la inflación, en octubre, resaltan que la inflación total y subyacente se ubicaron en 12,8% y 10,8% anual, respectivamente. “Ambas cifras fueron menores a las del mes previo. En el dato de octubre destacó la desaceleración de los bienes subyacentes, ítems que mostraron una variación negativa durante ese mes. Las expectativas de inflación a dos años plazo continúan por sobre 3%”.
En lo externo, el ente rector, sostuvo que, a pesar del retroceso reciente en algunas economías, las presiones inflacionarias a nivel mundial continúan elevadas. “Los bancos centrales de las economías desarrolladas han seguido subiendo sus tasas de referencia y las expectativas de mercado anticipan que su ajuste monetario será prolongado”. En este escenario, apuntan a que “las perspectivas de crecimiento mundial para 2023 han seguido ajustándose a la baja”.
Asimismo, subrayan en el análisis que los mercados financieros mundiales han reflejado un mayor apetito por riesgo, aunque mantienen altos niveles de volatilidad. Con ello, “se han revertido parte de las tendencias de los últimos meses. Así, en lo más reciente, enfatizan que “las tasas de interés de largo plazo han exhibido bajas, los mercados bursátiles han aumentado y el dólar se ha depreciado a nivel global. Los precios de las materias primas han mostrado movimientos mixtos”. El precio del cobre se ha acercado a US$3,8 la libra (+7% desde la última Reunión) y el precio del barril de petróleo se aproxima a US$80 (-9% desde la última Reunión, para el promedio WTI-Brent).
Abril, el mes clave
Si bien la cautela es la palabra que más repiten los analistas, también creen que el inicio del proceso de reducciones en la tasa de interés comenzará en abril, y que esa trayectoria será gradual.
Ricardo Consiglio, economista jefe de Zurich, puntualiza que “considerando las menores presiones inflacionarias externas y la desaceleración de la economía que se mantendrá por los próximos meses, estimamos que el Banco Central podría comenzar con un ciclo de baja de tasas de interés a partir de su reunión de abril del próximo año”.
Misma visión entrega Pérez, quien apunta que “si la economía comienza a ajustarse algo más fuerte de lo que ha venido haciendo, la inflacion cederá, por lo que en abril, podriamos ver la primera baja de tasas de interés”.
Y Ogaz acota que su escenario base contempla recortes de tasa en abril de 2023, “fecha en la cual ya tendremos mayor claridad sobre un descenso de la inflación en doce meses, la que bajaría de dos digitos”.