Estabilidad política, social y económica; infraestructura de alto estándar; paisajes que quitan el aliento y una oferta turística variada, son características codiciadas por todo país que desee convertirse en destino de convenciones, seminarios y reuniones; atributos que ciertamente nuestro país tiene.
La semana pasada Santiago fue sede de la 11° Feria Internacional del Mercado de Reuniones e Incentivos de América Latina y el Caribe, la más importante de la región en esta materia, y que convocó a 17 países y 215 compradores internacionales, además de las principales autoridades y representantes de la industria del turismo de Argentina, Brasil, Perú y Colombia, entre otros.
La creciente convocatoria responde a la relevancia que el Turismo de Reuniones o MICE, está cobrando gracias a las múltiples ventajas que ofrece frente a otras actividades turísticas.
Como destacó el ex secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Taleb Rifai, en el último informe sobre turismo de negocios, uno de sus principales aportes es el elevado gasto de los viajeros, además de contribuir a combatir la estacionalidad y regenerar los destinos. Según la OMT, el 22% del turismo del mundo es turismo de reuniones, equivaliendo a niveles de comercialización superiores a los US$1.500 billones cada año.
A estas propiedades se suman otras menos evidentes, pero no por eso menos relevantes, como la posibilidad que da al país sede de generar nuevas redes, captar inversiones y exhibir cualidades propias del destino, ofreciendo la oportunidad de impactar positivamente a otros sectores productivos.
Asimismo, el turismo de negocios aporta a la difusión y transferencia del conocimiento, por medio de la asistencia de expertos. A su vez, el perfil de los participantes exige una mayor especialización del capital humano, lo que demanda aumentar la calificación y certificación de quienes trabajan proveyendo servicios, sin contar con la contribución que realiza a la generación de nuevos puestos de trabajo estables.
Otro beneficio es el "efecto multiplicador" del turismo MICE. Se estima que el gasto promedio de un turista de negocios es hasta seis veces el de un recreacional. De hecho, si bien en Latinoamérica el gasto promedio es menor al mundial (US$380 diarios versus US$674), sigue siendo muy superior a la obtenida por otro tipo de turismos.
Por último, otra ventaja es la promoción que genera el turismo de negocios, sumada a su aporte a la construcción de la reputación país. Por medio de cada evento, el destino es situado en el radar de miles de personas, quienes de cautivarse con los atributos del lugar tienden a convertirse en embajadores del país y frecuentemente retornan por motivos de placer, además de dar pie para que otros encuentros allí se realicen.
No hay duda de los beneficios del turismo MICE y como gobierno estamos comprometidos a impulsar esta industria, dado que contamos con ventajas comparativas, que nos permiten ser competitivos regionalmente y aspirar a consolidarnos como un destino de negocios por excelencia.