Más del 25% de las licencias médicas electrónicas que se cursaron en 2022 correspondió a trastornos mentales, según estadísticas de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso). Además, dos de cada tres trabajadores que presentaron una enfermedad profesional de origen laboral el año pasado tuvieron un diagnóstico de salud mental, un 67% del total.

Este es uno de los mejores argumentos que tuvieron la abogada Francisca de la Piedra, la periodista Javiera Moreno y la ingeniera comercial María José Herrera, para armar la startup Umano, que ya lleva más de un año de vida, logrando siete clientes y una facturación proyectada para 2023 de más de US$ 250.000. Pero la cifra que ellas más destacan es la posibilidad de llegar a 16.000 trabajadores a través de un programa de asistencia y tecnología para mejorar su calidad de vida y de paso, los resultados del negocio de sus compañías. Quizá por eso se auto denominan como una “peopletech”.

Francisca de la Piedra cuenta cómo nació la idea: “Como abogada, tengo una vocación muy fuerte por lo social y estuve muchos años buscando algo en esa línea, aunque siempre estuve en el mundo corporativo”. El primer paso para encontrarlo fue estudiar una especialización en Derecho de Familia, donde conoció de cerca un caso de violencia intrafamiliar. “Para mí fue algo clave, porque pude notar de forma tangible la diferencia entre alguien que tiene acceso a un abogado particular y quién no. Había que crear algo para suplir ese problema”, recuerda De la Piedra.

Le contó su idea a Javiera Moreno, su vecina, que justo estaba de posnatal. “Cuando mi hija nació, con síndrome de Down, cambié mi modelo de vida, porque las terapias eran incompatibles con el horario laboral de la oficina. Pensé que había millones de mujeres con este tipo de desafíos y que sería buenísimo que alguien las pudiese ayudar sin tener que dejar su trabajo”, explica Moreno.

Ambas pensaron mucho tiempo cuál debía ser el modelo para lograr un real impacto. ¿Una fundación? ¿Una empresa? “Nos empezamos a meter en el mundo de las startups y nos dimos cuenta que un modelo escalable era mejor que depender de la filantropía. Ser rentables e impactar de manera positiva en las personas, así como en las empresas, que son nuestros clientes”, dice Moreno. Y De la Piedra agrega: “El foco estaba en el ambiente laboral. Si las empresas se ven afectadas por ausentismo, la depresión de sus colaboradores o la accidentabilidad, es claro que mejorar esas áreas también incide en su resultado”.

Así y luego de meses probando, en octubre de 2022 crearon la empresa, integrando a la tercera socia, María José Herrera. “Esto no iba a funcionar con dos humanistas. Necesitábamos que alguien viera el tema financiero”, dice riendo De la Piedra, quien renunció a su empresa para dedicarse a Umano. Moreno hizo lo mismo apenas terminó su posnatal. Por su parte, Herrera, con experiencia en firmas como LarrainVial, Banco Santander y Banca Ética (su último trabajo antes de Umano), también buscaba algo con más propósito. La ingeniera consolidó el primer levantamiento de capital de Umano por US$100.000, proveniente en gran parte del modelo FFF (Family, Friends and Fools).

Todos ganan

Partieron con un sistema en línea de asesoría legal para trabajadores de la empresa Kibernum (su primer cliente), para luego expandir a otras áreas como apoyo social y psicológico, entre otras disciplinas. Al final, como plantean las fundadoras, es un “programa social para las personas, a través de su empresa”. El cliente, a su vez, puede ver estadísticas y reportes de diferentes aspectos de sus trabajadores, mediante los datos que se generan de las consultas.

“Por ejemplo, si un colaborador está viviendo un proceso de depresión o un trastorno de ansiedad y nos damos cuenta que el principal factor de estrés es el sobreendeudamiento, el psicólogo lo deriva a un asesor financiero. Si existe un alto índice de accidentabilidad en una compañía, puede que sea por factores de insomnio o consumo de sustancias de alguno de sus trabajadores”, explica De la Piedra.

El modelo de negocio se basa en un fee mensual que va entre las 17 y 50 UF (este último para empresas con más de 9 mil colaboradores), dependiendo de la cantidad de colaboradores de una empresa. Esto incluye el acceso a la plataforma con análisis de datos, encuestas psicolaborales, levantamiento de información, reportes, charlas a trabajadores, elementos comunicacionales y otra serie de variables. Luego el variable depende de la cantidad de consultas efectivamente realizadas por los colaboradores, poniendo a su disposición un equipo de especialistas de diversas áreas, que se adapta a la empresa. Estas consultas incluyen a los familiares de los trabajadores.

“Muchas empresas tienen sistemas de beneficios y apoyo a sus colaboradores, pero no los conocen fuera de la empresa. Si tienen hijos, si tienen que cuidar a un adulto mayor o cuánto se demoran en traslados”, enfatiza Moreno, y agrega: “Además, están cansadas de pagar por programas que nadie usa. Nosotros cobramos por uso. Así, si entregamos un buen servicio, gana la empresa, los trabajadores y nosotros”.

Un 20% de los ingresos de Umano provienen del fee mensual y el resto, de las consultas. Para hacerse una idea, el 26% de éstas son realizadas sólo por los familiares de los trabajadores. Tienen clientes como BCI, Kibernum, La Invernada, Cultiva, Attika, Clear Channel y Clínica Alemana.

Aparte de la inversión inicial, de ganarse un SSAF (subsidio semilla de asignación flexible) de Corfo y participar de cuánto programa de aceleración existiese en Chile, las tres fundadoras de Umano, están a punto de cerrar una segunda inversión de US$ 200.000, que entre sus inversionistas tendrá a Josefina Guilisasti, Carolina Matetic y Verónica Binder. Además de contar como consejeros con Jorge McKay y Nicolás Morales.

Ya piensan en una ronda más grande para el próximo año y, para 2025, salir fuerte de las fronteras, aunque ya tienen una pequeña actividad en Colombia, gracias a un cliente que tiene operaciones en ese país. “Esperamos alcanzar el punto de equilibro el próximo año”, afirma Moreno.