El mundo cambió y pocas cosas son como antes, lo que siempre es una oportunidad y, al mismo tiempo, un tremendo desafío para cada uno de nosotros. Desde la opinión pública han surgido distintas voces, temas y reflexiones que proyectan el país que podemos construir, por lo que en estas líneas recogeré algunos de ellos que, a mi juicio, son importantes para trabajar con miras a los procesos eleccionarios del próximo año.
El primero es la imperante y profunda transformación que requiere la educación en Chile, con nuevos modelos que desarrollen la creatividad, el pensamiento crítico y la innovación, como también la necesidad de siempre ser disruptivos para ir mejorando día a día. Para ello, es importante que las nuevas generaciones tengan acceso a una enseñanza de calidad, pluralista y conectada con las nuevas tecnologías, como también con las problemáticas de su contexto. De esta manera, podremos igualar la cancha y entregar más oportunidades para todos, entre ellas, la opción de emprender.
Nuestro objetivo es que exista una agenda pro mipymes y de emprendimiento que sea protagonista del debate público, con una representación más potente tanto en gremios como en organizaciones de la sociedad civil. Así, nuestros dolores y también nuestros aciertos podrán ser considerados en las discusiones relevantes como, por ejemplo, la necesaria desconcentración económica. Donde los grandes deberán conversar con los chicos y entender que el encuentro, la diversidad y la colaboración son las claves del nuevo ciclo.
Parte de esa desconcentración económica tiene que ver con la búsqueda de un Estado más eficiente en la utilización de sus recursos, con mayor apoyo y menor burocracia para quienes desean emprender y vivir de su negocio, lo que sin duda fomentaría competencia y la posibilidad de que nos convirtamos en el mejor país para emprender, como sostenemos en Asech. En ese sentido, una gran alternativa es el desarrollo de cooperativas modernas, o también incentivar a ciertos sectores para que inviertan recursos en startups y propuestas innovadoras.
Por último, un aspecto elemental para los puntos anteriores es incorporar la regionalización en todos nuestros propósitos. Hoy, más que nunca, necesitamos valorar la multiplicidad de climas, paisajes, ambientes y costumbres en que nos desenvolvemos a lo largo y ancho del país, considerando nuestras distancias, culturas y heterogeneidad como un plus. No algo que resta, sino que nos demuestra que nunca existe una sola realidad. Sí muchas que nos vuelven un todo, un colectivo que debe moverse con todos juntos al mismo tiempo. Así, cualquiera sea nuestro apellido, estudios, posición social u origen étnico, podremos lograr un Chile con reales oportunidades para todos.
A casi un mes de la histórica jornada en las urnas, donde las chilenas y chilenos optamos por redactar una nueva Constitución, hoy nos encontramos en una etapa primordial de este proceso como es llevar nuestras ideas a la Convención Constitucional del próximo año. Si bien desde “Levanta Chile” tendremos nuestros propios candidatos, en el esfuerzo por proponer nombres independientes y con ganas de alzar la bandera de los emprendedores y las pymes nacionales, la fuerza de nuestros propósitos es lo que fomentará un país más justo, colaborativo, ameno y consciente del talento existente en cada uno de los rincones.
* La autora es presidenta de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech)