Doble orgullo que la 107 Convención Anual de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA) tenga lugar por vez primera en Sudamérica, siendo Chile y particularmente Valparaíso, el lugar escogido.

Esta cita que convocará a autoridades y actores vinculados al mundo portuario del 7 al 10 de octubre próximo, llega en un punto de inflexión de mercado para nuestro país y el resto de la región, en donde adelantar tendencias de la industria marítima y portuaria se hace impostergable si queremos acceder a un nuevo ciclo de desarrollo aprovechando los retos del crecimiento económico.

Repasemos la agenda global. Los puertos tienen que enfrentar un comercio internacional exigente y dinámico. Ya no basta con crear infraestructura ahora será clave generar economías de escalas acudiendo a innovación tecnológica, nuevas metodologías de intervención y un enfoque que promueva participaciones de todos los actores presentes en la cadena del negocio.

Esto último no es un cliché. Hoy, el liderazgo en una gestión eficiente requiere inclusión y una lectura anticipada de conflictos y cambios. La excelencia y reputación de un gobierno corporativo en el mercado puede hipotecarse abruptamente con nudos y disfunciones locales no advertidas tempranamente.

También es indispensable entender que la industria del transporte marítimo y portuario es por esencia intersectorial, es decir está llamada a conversar con otros mercados y sectores en la formulación de planes y proyectos. No podemos crear política pública sino atendemos impactos en turismo, comercio exterior o medio ambiente. El estándar para iniciativas de inversión demanda hoy una gobernanza integral y sustentable. En palabras sencillas: preocuparnos de lo que ocurre de nuestros terminales hacia el mar, así como del diálogo de éstos con nuestras ciudades, comunidades y corredores logísticos hacia el interior. Y es que si en algún momento fueron las ciudades las que se conformaron a partir del movimiento de los puertos hoy la dinámica invirtió el ejercicio, siendo los puertos los que sofistican su evolución en armonía con la expansión urbana.

Pero la AAPA tiene también otras virtudes asociadas para un país que quintuplica con mar su territorio continental y despliega más de 4 mil kilómetros de costa, a saber: contribuir a la Marca País como una nación destinada a convivir de cara al océano.

Nuestra política exterior entendió bien esta externalidad positiva y fuimos así pioneros en la relación con el Asia Pacífico y en conectar esa vocación con nuestros socios y vecinos de Latinoamérica a través de la Alianza del Pacifico y el TPP11.

Ahora la AAPA se plantea no solo como un foro de diálogo internacional público y privado, de donde obtengamos las mejores ideas y ampliemos intercambio, sino también como un espacio para madurar con visión estratégica nuestras capacidades marítimas, portuarias y logísticas ajustando nuestra plataforma exportadora a los desafíos globales de una "competencia 2030" que Chile deberá enfrentar para potenciar su liderazgo en un sector vertebral para su desarrollo.

Abogado Corporativo y ex embajador de Chile en Panamá