Se ha hecho bastante común que los chilenos al ir a restaurantes o tiendas sean atendidos por extranjeros, de marcado acento latinoamericano. Esto se debe a que no son pocos los inmigrantes que se encuentran trabajando en el área de servicios, una de las principales áreas en las que venezolanos, peruanos y colombianos han encontrado trabajo una vez que han llegado a nuestro país.
De hecho, según el Informe Anual 2018 de la Comisión Nacional de Productividad al nivel general, servicios es el sector productivo donde trabaja la mayoría de los inmigrantes con un 59,98%.
De ese total, un 74,43,98% provienen de Venezuela, seguido por Colombia con un 69,97%, Bolivia con un 53%, Perú (50,05%) y Haití (45,91%).
Esta área también es importante para los chilenos. De acuerdo al reporte, 56,34% de los nativos trabajan en el área asociada a Servicios.
Utilizando cruces de diversas encuestas (Casen, la Encuesta Suplementaria de ingresos entre otras y Censo 2017) el Informe 2018 de Productividad señala que esta realidad laboral contrasta con lo que se señaló anteriormente: su mayor calificación educativa. Por ejemplo, tomando sólo a los venezolanos, sobre 63% tienen educación superior completa y casi un 7% un postgrado, mientras que los provenientes de Colombia, un 24% tiene educación superior y casi 4% posgrado.
Sin embargo, la situación no es homogénea: en el caso de los migrantes de Bolivia y Haití, menos del 20% tiene educación superior, mientras que respecto de educación secundaria completa que para Bolivia es del 40% de los que llegan a Chile, en el caso de Haití baja a 27%.
La razón, apunta el estudio, serían las barreras que hay en los diferentes sectores productivos para poder ingresar, como los topes máximos en que cada empresa puede contratar extranjeros, la lentitud en el reconocimiento de los títulos profesionales obtenidos en sus respectivos países y la certificación de competencias laborales, todo, en contraste a la rápida inserción laboral que obtienen en el sector servicios, que les permite lograr rápidamente recursos para enviar a sus respectivos países o permitir que puedan traer al resto de sus familias al país.
En línea con lo anterior, el informe destaca que aquellos individuos que declaran ser micro-emprendedores y a la vez son inmigrantes presentan un mayor nivel educacional en comparación a los nativos. 23% de los migrantes microempresarios completaron la educación superior completa, mientras que cerca de 16% de los micro-emprendedores nativos tienen ese nivel de educación. Esto, de acuerdo al documento es un capital relevante a futuro para la generación de nuevo conocimiento y de nuevas empresas.