La ruta ascendente por la que transita el cobre desde mediados de 2020, año en el que acumuló un alza de 67,65% desde el punto más bajo que tocó en marzo, se está prolongando kilométricamente en este 2021. En las siete semanas transcurridas en el año, el metal rojo aceleró su marcha con un incremento adicional de 17,12%, gracias a lo cual este lunes superó el umbral de los US$4 la libra por primera vez desde septiembre de 2011 -a US$4,11 con un aumento casi de 3%-, mientras crecen las expectativas de que bata nuevos récords que incluso superen los US$5 la libra como planteó este domingo en entrevista con Pulso el economista chileno radicado en Nueva York, José Luis Daza.

“El precio del cobre está siguiendo un rally importante, tiene aumentos importantes y eso obviamente es una buena noticia para nuestro país. Nosotros somos unos de los principales productores de cobre del mundo y que el precio suba, obviamente es muy bueno para las arcas fiscales y también porque puede movilizar más inversión en el sector minero y eso puede significar más empleo. Eso es justamente lo que buscamos”, señaló a la luz del hito alcanzado Rodrigo Cerda, ministro de Hacienda.

Los US$4,11 se alinean con el precio objetivo a tres meses de Goldman Sachs, banco que ofrece la estimación más alcista en un año, apuntando a US$4,76 la libra. “La perspectiva fundamental para el cobre sigue siendo extremadamente optimista, sin evidencia de que los niveles de precios actuales aún estén estimulando los efectos para revertir las tendencias de ajuste fundamental, tanto al contado como a futuro”, indica el equipo liderado por Nicholas Snowdon, estratega de metales de la entidad.

El optimismo se repite entre los expertos. Sudakshina Unnikrishnan, analista de metales básicos de Standard Chartered, sostuvo que “el cobre sigue siendo nuestra exposición preferida en todo el complejo de metales básicos, y las ganancias de precios están respaldadas por una combinación de factores macro más amplios y fundamentales”.

Desde su punto de vista son “varios factores con un buen augurio para mayores aumentos de precios: política monetaria relajada, paquetes de estímulo, la tendencia bajista más amplia del dólar estadounidense y las expectativas de mejorar los indicadores económicos mundiales debido a los lanzamientos de vacunas”. A ello suma “el énfasis en los paquetes de estímulo e incentivos centrados en la energía renovable, los vehículos eléctricos y un cambio más amplio hacia la descarbonización que respalda la demanda, especialmente de cobre y níquel”.

Este análisis coincide con el de Juan Carlos Guajardo y Eric Medel de Plusmining, quienes recuerdan que “en términos reales, el precio del cobre ha estado por sobre los US$5 por libra en momentos muy puntuales de su historia. A precios de 2021, el último récord en la cotización del metal ocurrió en febrero de 2011, cerrando por sobre los US$5,3 (US$4,6 por libra en moneda de ese entonces)”.

Dicho esto, ambos especialistas plantean que para retornar a ese nivel “deben existir factores muy agudos en los siguientes elementos: desbalance en el mercado, condiciones económicas propicias, alto apetito de inversionistas, bajos niveles de inventarios, riesgos de disrupción en la producción. Dado el escenario actual, tan influido por situaciones excepcionales, no puede descartarse”. En este sentido Daza manifestó en la entrevista que “no me sorprendería si en los próximos doce meses el precio del cobre supera los US$5 y eventualmente US$6”, enfatizando que “las probabilidades de que veamos esos niveles son la más altas de tiempos recientes. Si fuera consumidor de cobre me protegería para ese escenario”.

Factores que respaldan el optimismo

Reactivación y vacuna

“La razón clave por la que el mercado del cobre está evolucionando en una dirección tan ajustada es, en nuestra opinión, debido a las muy fuertes condiciones de demanda, tanto en China como ahora en mercados occidentales clave”, sostienen en Goldman Sachs.

En efecto, además de los chinos, que vienen empujando el carro desde mediados del año pasado, otras potencias comienzan a estirar las piernas tras los confinamientos intermitentes a los que obliga la prevención colectiva de la pandemia.

Destaca en ese escenario el segundo socio comercial de Chile: EE.UU. De acuerdo al más reciente informe de expectativas del FMI, en el presente ejercicio ese país anotará una expansión de 5,1%, muy superior a la que se proyectaba para el reporte de octubre del año pasado: 3,1%.

Se trata de una corrección al alza de las expectativas que también se observa en el pronóstico para el mundo, que subió desde 5,2% hasta 5,5%. De acuerdo al organismo liderado por Kristalina Georgieva, todo esto refleja “las expectativas de un fortalecimiento de la actividad impulsado por las vacunas más adelante en el año”, ambiente en el que el cobre, considerado un barómetro del crecimiento global, se siente muy a gusto.

Estímulos fiscales y monetarios

En esa recuperación, y consecutivamente en el aumento del precio del metal, juegan un rol fundamental los estímulos fiscales y monetarios. “La fuerte alza experimentada en las últimas semanas y agudizada en los últimos días, se explica, en el corto plazo, por un mayor apetito de inversionistas respaldados por los grandes estímulos financieros aportados por los gobiernos debido a la pandemia y que han generado una alta liquidez”, indican desde Plusmining.

En este caso, EE.UU. también jugaría un rol fundamental para alentar el cobre, de acuerdo a JP Morgan, donde recalcan que si en 2020 contribuyó en buena medida el “estímulo impulsado por la infraestructura” desplegado por Beijing, en 2021 uno de “similares características” en en país norteamericano generará un empuje con bastante liquidez.

“A pesar de las vacunas en el horizonte, en el corto plazo el recuento de casos sigue siendo alto y es probable que los bancos centrales mantengan una liquidez abundante hasta que el Covid-19 finalmente esté bajo control. El plan de estímulo pendiente de EE. UU. también impulsará la confianza cuando finalmente se anuncie”, precisa el equipo de JP Morgan encabezado por Po Wei, analista de metales básicos.

Descarbonización

Pero no todo gira en torno a la recuperación y a los estímulos ligados a la pandemia. “La descarbonización, junto con un aumento en la popularidad de las energías renovables y los vehículos eléctricos, podría iniciar otro período de aumentos sostenidos de la demanda” de cobre, señalan en el más reciente informe en la materia de Bank of America. “Teniendo en cuenta la mayor demanda de electrificación, el crecimiento del consumo potencial podría alcanzar alrededor del 3% entre 2022 y 2025, en comparación con el de 2% en los últimos treinta años”, detallan.

Este análisis es plenamente compartido por Unnikrishnan. “Un enfoque en la renovación de la infraestructura y una recuperación ecológica, con un mayor énfasis en los vehículos eléctricos, las energías renovables y la energía limpia, indican una mayor demanda de cobre”, indica.

En tanto, en Chile Guajardo y Medel afirman que los positivos niveles del precio del cobre se pueden sostener en el tiempo gracias a elementos como “la transición a las energías limpias, la interconexión de fuentes de consumo y la expansión de las tecnologías de información (data centers), lo cual será seguido con mayor fuerza en la segunda mitad de esta década por la entrada de los vehículos eléctricos y la infraestructura de soporte”.

Respuesta de la oferta

Otra arista a considerar entre los elementos que impulsan al cobre es lo que ocurre con el suministro. “El muy bajo punto de partida para los inventarios a principios de este año ha sido más exacerbado por una caída de existencias contra estacional hasta ahora en el primer trimestre, en una escala que solo se vio una vez antes en la historia reciente (en 2004)”, señalan en Goldman Sachs, en función de las 76.550 toneladas métricas de inventarios de cobre que se cuentan en la Bolsa de Metales de Londres y que contrastan con los 163.425 que se contabilizaban un año atrás.

A lo anterior, el mismo banco agrega el hecho de que “la ausencia de importantes nuevas aprobaciones de proyectos de cobre hasta ahora en 2021 refuerza la necesidad de precios más altos para incentivar dicha toma de decisiones”.

Mas detalles en la materia ofrecen desde Plumining, indicando que “los últimos años se han caracterizado por una industria minera con bajos niveles de inversión, a consecuencia del término del ‘súper ciclo, pues las prioridades de la industria han sido la eficiencia y el control de costos y no así el crecimiento. En esta línea, el crecimiento de la oferta ha ocurrido más bien a partir de expansiones en minas existentes, por sobre nuevas minas, además sometidas a crecientes desafíos en su implementación, incluyendo aspectos comunitarios y ambientales”.