“Mis primeros acercamientos al mundo de la moda son desde muy joven, pero para mí, desde siempre, la moda fue más que la ropa. Era una forma de vivir la vida, un estilo y de esa manera relacionaba ese mundo con el arte, el cine y otros. Por eso cuando tenía 20 años y me llamaron para hacer un artículo en la revista Harper’s Bazaar, lo que realmente me interesó era la historia que querían contar, más que las fotos”.
“Con esto en mente, estudié primero periodismo en Chile y luego me fui al Fashion Institute of Technology en Nueva York para especializarme en marketing. Y de a poco me comencé a acercar al mundo de la moda, asistiendo a los desfiles y las marcas”.
“Por mi trabajo, vivo la mitad del tiempo en Miami, y la otra, en París, ciudad donde tengo mis amigos y relaciones laborales, al igual que en Milán. Las semanas de la moda en esos lugares son claves para mí, sin desconocer que Londres y Nueva York son también muy importantes en el mundo de la moda. Pero, de alguna manera me he centrado más en París y Milán”.
“Mi enfoque es siempre buscar una historia, de relacionar distintos mundos y así ser directora creativa de los proyectos. Esto es muy importante, porque hoy estamos bombardeados de productos y entonces la pregunta de fondo es cómo me voy a diferenciar. Cómo llamo la atención de la audiencia, cómo podemos impactar y comunicar”.
“En esta búsqueda, mi principal referencia es la década de los 60 y 70, donde todo estaba pasando en términos de la música, el cine, el arte, en lo que fue un cambio cultural muy importante. Y eso significó también el nacimiento de una moda que todavía es muy emblemática. Es el nacimiento de la cultura IT, esa que hablas de que la gente y las cosas tiene un magnetismo, simplemente por lo que son. Era un tiempo en que en las calles estaba la moda. No había que producirla, nadie posaba, eran solo ellos”.
“Y acá los referentes son muchos. Está Helmut Newton, que le dio poder a las mujeres a través de la fotografía. El cuerpo desnudo, el porn chic. En el cine Jean-Luc Godard y las películas en blanco y negro. Ives Saint Laurent, que inventó la cultura de que la mujer usara trajes, marcó la rebelión, fue el primer director creativo de una casa de moda. En el arte está Warhol y sus musas, y en la música, demasiados. Hay una historia que contar en cada uno de ellos”.
“La manera en cómo incorporo todo esto en mi trabajo es variada. Por ejemplo, hicimos una producción para Vogue donde usamos los archivos de Tom Ford, algo que es un lujo porque muy pocas personas tienen acceso a él. Fue increíble porque, para mí, Ford es uno de los mejores directores creativos de la historia. La cosa es que yo pedí que las fotos las hicieran con la cámara que usaba Warhol, la big shot Polaroid, que es muy difícil de conseguir, pero finalmente encontré una. Y de ahí pasamos al proceso de inventar la historia que le pusimos looking for daddy, que fue algo controversial, pero llamativo. La cosa es que todos estos pequeños detalles van sumando a la historia y te vas alejando de una simple sesión de fotografía”.
“En otros trabajos que he realizado con marcas como Tiffany o Maserati siempre he hecho lo mismo. Trabajar juntos el contexto de lo que quieren hacer. Y lo mismo sucede con mis cuentas personales, como en Instagram, que siempre estoy buscando trasmitir una historia creativa”.
“El mundo de la alta costura está en crisis y los dos mayores grupos del sector, LVMH y Kering, han bajado sus ventas en forma importante. Marcas como Gucci están en el suelo y han perdido una parte no menor de su valor. Las explicaciones son múltiples y mucho se habla de la caída del mercado chino, lo que es un dato cierto. Pero para mí esa es sólo es una parte de la explicación”.
“Siento que el problema de fondo es la falta de continuidad que las marcas le han dado a sus directores creativos, que antes era inamovibles y hoy los cambian al menor problema. Los dejan un año y si la colección no resulta, entonces se van. Por eso, ahora hay muchas marcas sin director creativo, que es el corazón de la marca, es el que tiene el rol más estratégico, ya que es que cuenta la historia de lo que hay detrás de cada colección. Todo esto ha provocado una crisis de creatividad que se nota por todos lados, pero principalmente en los desfiles de moda, que antes cada uno de ellos tenía un guión y una historia y hoy la mayoría son muy planos, simplemente modelos en una pasarela, y eso no entusiasma”.
“Esto sucede por varias cosas. Primero porque hoy el presupuesto es menor, o porque hay que repartirlo en muchas partes y medios como Tik-Tok o Instagram, pero también porque la orientación de los grandes grupos de la moda es más de negocios, lo que está bien, pero no entienden el tema de la creatividad que es fundamental para vender”.
“Este año, de todos los desfiles que fui, solo el de Galiano para Margiela cumplió el estándar de ser un gran show, con un guión y personajes increíbles. Pero, lamentablemente, pareciera que fue la excepción. No es el regreso al mundo de la creatividad”.