Las ventas minoristas de Estados Unidos se estancaron el mes pasado debido a la disminución de las compras de automóviles y los precios de la gasolina, aunque las ganancias en otras categorías sugieren que el gasto de los consumidores sigue siendo resistente.
El valor de las compras minoristas en general se mantuvo estable el mes pasado después de un avance revisado del 0,8% en junio, según datos del Departamento de Comercio publicados el miércoles. Excluyendo la gasolina y los automóviles, las ventas minoristas aumentaron un 0,7%, por sobre lo esperado. Las cifras no están ajustadas a la inflación.
La mediana de los economistas encuestados por Bloomberg era de un incremento del 0,1% en las ventas minoristas.
Para muchos estadounidenses, la importante caída en los precios de la gasolina ha mejorado la confianza y probablemente liberó efectivo para gastar en otros lugares. Aun así, la inflación generalizada y persistentemente alta erosiona los sueldos de los trabajadores y obliga a muchos a depender de tarjetas de crédito y ahorros para mantenerse al día. Eso presenta un viento en contra duradero para la resiliencia de los consumidores en los próximos meses.
Las ventas en gasolineras cayeron un 1,8% en julio, lo que refleja un retroceso constante en los precios de la gasolina desde los máximos históricos observados a mediados de junio. Las compras en concesionarios de vehículos motorizados y repuestos cayeron un 1,6%.
Fuertes alzas
Mientras tanto, las ventas se recuperaron en otros segmentos. Nueve de las 13 categorías minoristas mostraron aumentos el mes pasado, según el informe, incluidas las tiendas de materiales de construcción, los minoristas que no operan en tiendas y los productos electrónicos. Antes de julio, las ventas minoristas generales habían aumentado todos los meses de este año.
Un caída en el gasto de los consumidores, el principal motor del crecimiento de EE.UU., es un elemento necesario en la lucha contra la inflación de la Reserva Federal. Los responsables de política monetaria buscan enfriar la economía lo suficiente como para controlar los aumentos de precios, pero no tanto como para causar una recesión o impulsar un aumento en el desempleo. El informe del miércoles es uno de los muchos puntos de datos que el banco central considerará cuando decida la magnitud de otra alza de tasa el próximo mes.
Las ventas en tiendas de comestibles aumentaron un 0,2%, lo que probablemente refleja el alza de los precios de alimentos más que una mayor actividad de compra. Los datos publicados la semana pasada mostraron que el costo de los comestibles aumentó un 13,1% en el último año, la mayor cantidad desde 1979. Las ventas de restaurantes y bares, el único componente de servicios en el informe, crecieron un 0,1%, el registro más débil desde enero.
Las llamadas ventas del grupo de control -que se utilizan para calcular el producto interno bruto y excluyen los servicios de alimentación, los concesionarios de automóviles, las tiendas de materiales de construcción y las gasolineras— aumentaron un 0,8%, por sobre lo previsto e igualando el mayor registro desde enero.