Las startups chilenas tienen cada vez más ojos encima. Y no se trata solo de curiosos: grandes grupos empresariales y grandes empresas están ávidas de invertir en ellas. Y la actividad, poco a poco, se va profesionalizando. La actividad de venture capital ha ido ganando fuerza en los últimos años en el país y convenciendo, de a poco, a los grandes empresarios locales. De hecho, los family offices de las principales familias empresarias del país han creado áreas especializadas para evaluar emprendimientos en etapas iniciales, pero no solo para financiarlas, sino que, derechamente, hacerse socios, aportar su know how y ayudarlas a crecer.
“Sin duda hay un interés creciente por invertir en empresas tecnológicas, lo que se confirma por varios indicadores”, destaca el abogado de Carey y presidente de la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC), Francisco Guzmán. A modo de prueba, señala que a nivel regional, según el último reporte de LAVCA (Latin America Venture Capital and Private Equity Association), 2020 fue un año récord en cantidad de transacciones relacionadas con venture capital, con 488 operaciones. Pero eso parece ser nada al lado de lo que ocurre en el mundo desarrollado y que, a futuro, también se replicará en el país.
De hecho, grandes fondos globales han definido entre sus objetivos la búsqueda de oportunidades de inversión en América Latina, que asoma como una región interesante tanto en término de mercados como también por la calidad de las innovaciones que han ido surgiendo.
“A nivel mundial, el crecimiento ha sido exponencial. Una muestra de esto es que en 2019, SoftBank, firma japonesa de venture capital que gestiona el fondo más grande del mundo con US$ 100 mil millones -conocido como Vision Fund-, anunció el lanzamiento del SoftBank Innovation Fund con US$ 5 mil millones destinados a la inversión en startups tecnológicas en Latinoamérica”, refuerza Guzmán.
Muchas de las transacciones asociadas a venture capital, por no decir todas o casi todas, son reservadas y no es posible conocer montos de las operaciones y, salvo excepciones, quiénes están comprando y con qué porcentaje están entrando. Prueba de ello es que si bien trascendió que la toma de control de Cornershop por parte de Uber rondó los US$ 450 millones, la cifra no fue oficializada por las partes.
Pese a ello, la información con que cuenta la Asociación Chilena de Venture Capital muestra que solo durante 2020, los miembros de la ACVC -que reúne a fondos, family offices, corporate ventures y aceleradoras/incubadoras-, realizaron más de 80 inversiones en startups, confirmando la tendencia al alza de la incursión en emprendimientos tecnológicos.
Las familias empresarias
El listado de family offices y grandes empresas que han abierto áreas especiales para venture capital es bastante nutrido, y abarca a los principales grupos empresariales. Destaca, por ejemplo, Grupo Ideas VC, ligado a la familia Ibáñez-Atkinson; el family office El Coigüe Inversiones, de la familia Casanueva (controladora de la operadora de telecomunicaciones GTD) y LGB Inversiones, del grupo Yaconi Santa Cruz, controladora, por ejemplo, de Lipigas.
El listado también lo integran Newport, family office de una de las ramas de la familia Said; Igneus, de Christoph Schiess, presidente de Empresas Tánica, grupo Inder, de José Luis y Sebastián del Río Goudie; Bethia, de Carlos Heller; Olivo, de Patricia Matte y familia; y Dersa, de la familia del Río.
Completan el listado Inversiones Andes, de Nicolás Eblen; Costanera, de la familia Swett; Porto Seguro, de Eliodoro Matte, y el grupo Yarur, integrado por Diego e Ignacio Yarur.
A esto se suma el trabajo que viene haciendo Sofofa, que ha creado diversos hubs tecnológicos como Sofofa Hub, HubTec, KnowHub y APTA Hub, junto con universidades, que busca servir de puente entre las iniciativas tecnológicas desarrolladas en el área académica y los centros de investigación, con el sector privado.
Así, para empresarios que durante años estuvieron lejos de estos temas, poner un ojo en el ecosistema emprendedor se está transformando en una obligación. La velocidad con que está evolucionando este sector y el ejemplo de emprendimientos locales que han cruzado la frontera, como la ya mencionada Cornershop o Notco, lo hacen inevitable.
A esto se suma que la estrategia de crecimiento y captación de recursos de estas empresas tecnológicas versus las antiguas, ha cambiado. En vez de endeudarse o buscar socios -aunque algo de eso hay-, inician rondas de inversión, con determinadas condiciones. Esto les permite entrar en la propiedad de compañías a bajo precio, inversión que podría multiplicarse con el tiempo. Es lo que hizo, por ejemplo, el grupo mexicano ALLVP en Cornershop, en una inversión que se multiplicó con la entrada de Uber. Pero claro, hay un riesgo si el proyecto no vuela. Además, se trata de proyectos que buscan ser rentables en algunos años más y que, mientras tanto, obtienen capital de trabajo de estas rondas.
Modalidades de inversión
“¿Si han aumentado las operaciones de venture capital? De todas maneras. ¿Crece el papel de los grandes grupos económicos nacionales? También. Lo que ha sido distinto es la forma en que se han dado los negocios. Algunos grupos hoy tienen su propia área de venture capital y no solo en Chile. Copec, por ejemplo, lo hizo en Estados Unidos. Y desde allí se están creando vehículos para invertir en emprendimientos tecnológicos”, explica Pedro Lyon, socio de Guerrero Olivos y quien se ha especializado en asesorar operaciones de venture capital.
Otra estrategia es invertir en fondos que a la vez invierten en venture capital, y que miran emprendimientos en toda la región. Uno de ellos creció al alero de Fundación Chile. Se llama ChileGlobal Ventures, que ha lanzado dos fondos: CLIN y CLIN II; este último, con un tamaño de US$ 30 millones, y que planea invertir entre US$ 1 millón y US$ 1,5 millones por cada startup tecnológica. Entre los aportantes a estos fondos hay varias empresas grandes y familias empresarias.
A la fecha, ChileGLobal Ventures ha realizado aportes a 183 emprendimientos, con 19 “exits”. La inversión total supera los US$ 105 millones.
“Hay distintos family offices que invierten como aportantes en estos fondos. Entonces, quienes no están invirtiendo directamente lo hacen en estos vehículos profesionales”, agrega Pedro Lyon.
“La tecnología está transformando todo, lo que genera por una parte que las empresas tradicionales tengan que adaptarse a esta nueva realidad para mantener su posicionamiento o, de lo contrario, arriesgan a desaparecer frente a los nuevos actores que están cambiando las reglas del juego a través de la tecnología”, complementa Francisco Guzmán.
Pero también está ocurriendo que varias compañías tecnológicas están aumentando su valor exponencialmente, lo que genera oportunidades para obtener rentabilidades más altas en comparación con otros sectores.
El caso Telefónica
Otra modalidad que gana terreno es la que se conoce como Corporate Venture Capital (CVC). Es la inversión de grandes empresas en emprendimientos que están relacionados con su negocio principal. Un caso bastante recurrente es el de Wayra, de Telefónica, que invierte en emprendimientos que pueden ser complementarios con su negocio.
“En Telefónica creemos firmemente que la innovación es el camino, por lo que fuimos pioneros en Chile, el año 2008, cuando lanzamos las primeras iniciativas de la región (Movistar Innova). Así, hemos sido la compañía más activa en inversión de Corporate Venture Capital (CVC) en América Latina, con más de 350 inversiones en los últimos 10 años a través de Wayra, que es nuestra área de innovación abierta, CVC y apoyo al emprendimiento”, indica Sebastián González, Head of Partnerships Wayra de Movistar.
La red Wayra está presente en Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, España, Reino Unido, Perú, México y Chile. Todas estas sedes están conectadas entre sí y buscan startups maduras que generen oportunidades de negocio conjunta, para escalarla a los potenciales 350 millones de clientes que posee Telefónica a nivel global, con alianzas tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las embajadas de Reino Unido en Argentina, Chile y Uruguay y ProChile, entre otros. “En los últimos años hemos dado un paso adicional, ayudando a otras grandes empresas a invertir y vincularse con startups, apalancándonos en la experiencia de Telefónica. A la fecha, hemos trabajado con más de 20 partners corporativos, conectándolos con más de 150 startups de toda la región, posicionando a Wayra de Movistar como referente en el apoyo al Corporate Venturing y la innovación abierta en América Latina”, complementan desde la firma.
A nivel global, Telefónica ha invertido más de 175 millones de euros en startups y casi 2.000 millones de euros han sido invertidos por terceros en las empresas de su cartera global. Así, cuenta con más de 500 startups en su portafolio global, donde más de 170 trabajan con Telefónica. Solo en 2020 invirtieron en otras ocho: Kriptos, Vozy, Omnix, Vu Security, Papumba, UnDosTres, Sirena y Rebus Tech.
A lo largo de la historia de Wayra destacan los casos de Simpliroute, una plataforma que ayuda a optimizar y planificar las rutas de despacho, servicio técnico y visitas a clientes; Cloner, que ofrece respaldo automático de toda la información del computador personal; Colektia, una empresa chilena que ha desarrollado una nueva metodología llamada Cobranza Inteligente 4.0; y GoQuantum, especializada en tecnología y soluciones poscuánticas, que busca reducir las brechas de seguridad que aparecerán los próximos 5 a 10 años.
Invertir en tiempos del Covid
“La inversión en venture capital por definición es contracíclica, resultando especialmente atractiva en periodos de contracción económica. Esto quedó demostrado el año 2020, en que a pesar de los problemas que trajo el Covid-19, la inversión en startups tecnológicas llegó a su récord a nivel mundial”, destaca el presidente de la Asociación Chilena de Venture Capital, Francisco Guzmán.
A favor de esta idea postula que hay empresas tecnológicas chilenas en todas las fases de desarrollo, desde etapas muy tempranas hasta compañías que se han internacionalizado con valorizaciones sobre los cientos de millones de dólares. “El desarrollo en Chile de un ecosistema favorable al emprendimiento tecnológico no es un fenómeno aislado, sino que es el fruto de varios años de trabajo por parte del sector público y del privado”, explica el presidente de la Asociación de Venture Capital.
Finalmente, cree que así como la legislación ha apoyado el surgimiento de startups en el país, se hace necesario que la legislación se adapte. Uno de esos cambios que el sector viene pidiendo hace tiempo es la regulación de Fintech, hoy inexistente, o permitir que las AFP inviertan en fondos privados de venture capital.