Este sábado se cumple un año desde que se creó el Consejo Fiscal Autónomo (CFA), un periodo breve, pero de arduo trabajo. Ha emitido dos informes a petición del Ministerio de Hacienda, se reunieron con la Comisión asesora del gasto público que creen fue una medida adoptada tras su sugerencia de explorar alternativas de reasignación presupuestaria.
También recomendaron que el último Informe de Finanzas incluyera proyecciones de mediano plazo, que una vez publicadas analizaron la semana pasada. “Las cifras actualizadas están mostrando que la situación fiscal se ha deteriorado bastante, lo que se evidencia en un indicador líder como es la deuda bruta que se estima llegará a 40% del PIB (Producto Interno Bruto), cuando antes de las crisis estaba en 29% del PIB. En 2016, la deuda estaba en 20% y para 2024 estaremos duplicando ese nivel, en 8 años”, indicó el vicepresidente del CFA, Jorge Rodríguez.
¿Cómo evalúan el panorama para cumplir con la meta de ir bajando el déficit estructural a 0,5% del PIB por año y llegar a 2% de déficit en 2022?
-Es llamativo del Informe el hecho de que para cumplir las metas de balance estructural, el gasto público debiera caer 8%, un nivel al que no estamos habituados. Se podría entender que muchos de los programas de apoyo son de carácter transitorio y, por ello, podría esperarse un retroceso del gasto, pero esa magnitud es bien desafiante.
¿No corresponde a todo lo que subirá este año como transitorio?
-Este año el gasto crecerá 10,4%, y para cumplir la meta estructural el próximo año deberá caer 8%. Es decir, el gasto comprometido para 2021 es mayor que el compatible para cumplir la meta, lo que es muy desafiante (tendría que ajustarse en un el equivalente a 0,5% del PIB). Entonces cabe preguntarse si se podrá ajustar ese gasto comprometido, dado que el gobierno no ha señalado que vaya a ajustar sus metas.
¿Se puede modificar el gasto comprometido?
-Este ítem tiene distintos elementos. El gasto en pensiones no se puede cambiar, pero sí hay otros que se podrían ajustar, ya que hay programas mal evaluados se puede aprovechar de ajustar, y para ello está la Comisión de eficiencia. Hay que sumar que el gobierno esperaba un aumento de 4,5% en los ingresos para 2020 y ahora señala que caerán 11,8%, es brutal el cambio de realidad.
El informe también dice que no habrá holguras en 2021 ni en 2022.
-En este caso, para 2021 y 2022 se da la situación de que los gastos comprometidos son mayores que los gastos compatibles con la meta, por lo tanto, no hay espacio alguno para inventar nuevas cosas si se quiere cumplir con la meta.
¿Ustedes, como CFA, creen que se pueda cumplir?
-Nosotros hemos dicho que visualizamos que esta crisis tiene dos etapas. Una, es la que estamos viviendo ahora, de emergencia en la cual debe aumentar el gasto en salud y en suplementar los ingresos de las familias y dar liquidez a empresas; eso se está haciendo. Luego, viene una segunda etapa que podríamos llamar de reactivación, que esperamos pueda comenzar con inversión pública que es la herramienta con la que cuenta el gobierno. Se debería hacer una reasignación el próximo año que privilegie la inversión pública en vez de gasto corriente.
¿Y con qué herramientas?
-O reasigna o busca más ingresos, lo que no está muy fácil, porque no está encima de la mesa discutir una Reforma Tributaria, pues podría ser contraproducente para la economía. La proyección de mediano plazo muestra que no hay espacio para cumplir la meta y cumplir con los gastos ya comprometidos, algún ajuste habrá que hacer.
¿Es posible ajustar la meta?
-Esa es decisión de la autoridad. Lo importante es tener metas que sean exigentes, pero realistas. Ya hubo que cambiar la meta por la crisis social, y habría que reflexionar hasta qué punto se pueden cumplir, porque se hicieron antes del coronavirus. El gobierno debe evaluar si está en condiciones de cumplirla.
¿Cuál es la recomendación que podría dar el CFA, porque hay una situación mundial deteriorada?
-Bueno, se podría decir que en 2020 ningún país de Europa ni de América Latina va a cumplir sus metas. Ante esa realidad, si Chile tampoco la cumpliera, lo importante sería el tener un compromiso de converger hacia futuro, un país empieza a cumplir y converger luego que han pasado las crisis. La otra reflexión es que nadie puede asegurar que no tengamos crisis más adelante, entonces una vez que esta crisis pase, el CFA ha recomendado empezar a construir los ahorros fiscales para prepararnos para una próxima crisis que vendrá, no sabemos de qué tratará, pero de que habrá, habrá.
¿Cuánto afectaría la imagen de Chile frente a las clasificadoras el que reconsidere su meta?
-Hay que tener dos cosas en consideración. Uno, que Chile sigue siendo un país emergente y siempre será un país latinoamericano, por tanto las clasificadoras de riesgo y los inversionistas le exigen mucho más a un país como Chile que a uno desarrollado o en Europa. Siempre hay que seguir siendo cuidadosos en esa materia, porque no tenemos respaldo institucional para llevar la deuda al nivel de países europeos que tienen años de historia y están en otro vecindario. Por tanto, tenemos que seguir cuidando ese aspecto de spread de la deuda y calificación de riesgo.
¿Debe colocarse una meta más exigente que reducir el déficit a medio punto por año como hoy?
-Esa meta es exigente, pero hay que empezar a cumplirla. Un no cumplimiento de la meta, debería ir de la mano de un compromiso firme de retornar al equilibrio en un plazo no tan largo, a un paso sustantivo, que se note el esfuerzo, porque desde que nos desviamos en 2008 nos ha costado mucho volver a la convergencia, porque siempre nos han pasado cosas: crisis financiera, terremoto, crisis social, ahora el Covid. De lo contrario, se empieza a erosionar la credibilidad de la regla y eso puede tener efecto en el riesgo país. Otra reflexión del CFA es que podría evaluarse y quizás hacer más creíble nuestras metas si hacemos un mix entre balance con una relación deuda/PIB, pues a medida que se acerca a 40% pasa a ser un factor relevante que atender.
Se supone que estas medidas de mayor gasto son transitorias, ¿qué pasará si viene un panorama de desempleo alto y sea difícil retirar las ayudas? ¿Cómo están viendo esa ecuación?
-Hay que pasar a una segunda fase de incentivar más la actividad económica, una política contracíclica más tradicional y apenas la condición sanitaria lo permita, el Estado debería cambiar de estrategia y poner mucho impulso en inversión pública, sería mucho mejor reemplazar la entrega de bonos directos por generación de empleo.
¿Podría ser en el segundo semestre?
-No sabemos si será este segundo semestre o el primero del próximo año, lo que sí es importante es que el gobierno tenga esa máquina de la inversión pública bien aceitada para echarla a andar apenas pueda. Debiese estar preparado desde antes: tener carpeta de proyectos de inversión, avanzado los estudios que son materias de oficina, tener aprobadas las bases de las licitaciones, y estar listos para activar la inversión física. Eso debiese estar preparándose con antelación.
El ministro ha dicho que no puede quemar todos los cartuchos, ¿habrá más déficit que el 8%?
-El ministro tiene razón, y hay que tener espacio guardado para una segunda etapa si la crisis se profundiza. En estas proyecciones de Dipres se supone que ha incluido esas materias, porque el ministro pidió un Fondo de US$2.000 millones y aún no los ha gastado, pues los proyectos presentados suman menos que eso.
Usted estuvo en la Dipres, ¿hay espacio para recortar gasto?
-Esta es una buena oportunidad de buscar espacios de eficiencia, de descubrir programas que pueden cerrar, que hay gastos administrativos que eran innecesarios. Se podría ahorrar mucho en viajes al exterior y viáticos, con todo lo que ha funcionado el teletrabajo y las reuniones por vía remota, se podría pensar que esto podría ser una fuente de ahorro permanente. Muchas veces hay problemas políticos para cerrar un programa, pero en esta coyuntura quizás hay una oportunidad para reasignar recursos de un programa que no está funcionando a salud o para bonos. Creo que la misma necesidad de la situación actual va a iluminar muchas áreas.