Si usted es una persona joven que ve la pensión como algo lejano y cree que los retiros de las AFP no lo afectan, piénselo de nuevo: a partir de ahora se le va a hacer mucho más caro aspirar a una casa propia. La razón está en los efectos que estas malas políticas públicas han tenido sobre las tasas de interés de largo plazo y el acortamiento del horizonte al que se puede hoy financiar un crédito para la vivienda.
Un cálculo muy simple permite ver el impacto de los retiros sobre el costo hipotecario. Si hasta hace apenas un par de meses para adquirir un departamento, dando un pie del 10% de su valor, era posible endeudarse a 20 años y a una tasa del 2% anual sobre UF, ahora la tasa subió al 5,35% y el plazo máximo bajó a 15 años. Con ello, el dividendo mensual le subirá casi 60%. Si usted es alguien que vive de un presupuesto y se pregunta qué puede comprar ahora con el mismo pie y dividendo, la triste sorpresa es que solo le alcanzará para un departamento con una superficie un tercio menor. Para el mismo ejemplo, si antes aspiraba a 70 m2, ahora le alcanza para 46 m2. El alza de tasas, sin considerar siquiera el impacto que la inflación ya está teniendo sobre aquellos que cuentan con un hipotecario y ven subir la UF, también afecta a quienes suscribieron sus créditos con tasa variable en lugar de fija, lo que los llevará a pagar un dividendo mucho más alto de lo que sospechaban cuando adquirieron una propiedad.
¿Por qué ocurre todo esto? Primero hay que entender que a mayor demanda por adquirir papeles de largo plazo en UF, más bajas serán las tasas, y mientras menor demanda haya por ellos, más altas serán estas. Y hoy la demanda está a la baja, pues los tres retiros han transformado a los principales compradores de deudas largas (AFP y compañías de seguros de vida) en vendedores simultáneos de estos instrumentos, sin que exista un mercado profundo de compradores que los reemplacen.
Debido a la naturaleza de muy largo plazo que tienen los ahorros que van a las cuentas individuales de las AFP y también a los balances de las compañías de seguros que ofrecen rentas vitalicias, ambas entidades son las habituales compradoras de instrumentos a largo plazo en UF. Así, las compañías de seguros, que compiten ofreciendo mejores tasas, tienden a invertir en bonos también de muy largo plazo para así calzar sus pasivos (las pensiones) con sus activos (su cartera diversificada de inversiones). Como las pensiones se contratan en UF, las aseguradoras prefieren, al invertir, también instrumentos largos en UF. Por el lado de las AFP, como los instrumentos largos pagan tasas más altas y en promedio faltan más de 20 años para que sus afiliados se jubilen, ellas también prefieren las inversiones de largo plazo para que los fondos obtengan mayor rentabilidad. Como esta se construye a partir de un portafolio diversificado de bonos y acciones emitidos tanto en Chile como en el exterior, las carteras se componen de instrumentos más variados en monedas y riesgos, como también en mercados de origen internacional.
En la coyuntura actual, a medida que se suman más retiros, les resulta cada vez más difícil encontrar dentro de las carteras papeles internacionales para vender y financiar así los pagos a los afiliados, lo que les hace más necesario recurrir a la venta de papeles en UF largos para obtener liquidez. Muchos vendedores de estos instrumentos frente a pocos compradores hacen subir la tasa larga en UF, principal materia prima de los créditos hipotecarios. Así, en solo un par de meses, las tasas de los dividendos de los créditos nuevos se triplicaron.
Pero eso no es todo. La caída de los precios de estos instrumentos, principales componentes del fondo E de las AFP, ha hecho que estos fondos hayan rentado -18% en los 12 meses previos al 18 de octubre pasado (perdiéndose un monto similar a dos retiros completos). El fondo A, en cambio, invertido el 88% en el extranjero, ha rentado +16,15% en igual período, transformándose en un refugio del efecto destructivo que los retiros han tenido sobre las cuotas del fondo E. Cual consejo de “Felices y Forrados”, los retiros equivalen a una corrida contra los papeles largos en UF, produciendo una migración masiva del fondo E al A. Los saldos del fondo E al 30 de septiembre, en 12 meses, habían caído en 50,5%. Los del A crecieron en 34,6%.
Uno podría pensar que la caída de los valores del fondo E no es tanto problema si se espera, ya que la contrapartida es que han subido las tasas de retorno de sus títulos y las pérdidas se van a recuperar con el cobro de los cupones. Desgraciadamente, de concretarse, un cuarto retiro va a obligar a realizar las pérdidas, ya que, para proveer de la liquidez necesaria, las AFP van a tener que vender al menos parte de esos títulos. La pregunta es ¿a quién? Así, el Poder Legislativo habrá construido una deuda histórica con los futuros pensionados de Chile.